Un correo electrónico enviado por el equipo de Elon Musk generó una fuerte reacción dentro del gobierno de Estados Unidos. En el mensaje, dirigido a empleados federales, el magnate y asesor del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) exigió que detallaran cinco logros de la semana anterior, bajo la amenaza de perder sus empleos. La petición desató una crisis en agencias clave como el FBI, el Departamento de Estado y el Pentágono, que ordenaron a su personal no responder.
Rechazo en el FBI y el Pentágono ante el inusual pedido de MuskLa orden de Musk, enviada desde el DOGE, establecía un plazo de 48 horas para que los empleados presentaran un informe detallado de su desempeño. La medida, respaldada por el presidente Donald Trump, fue interpretada por algunos sectores como un intento de acelerar su política de reducción del aparato estatal y provocó resistencia entre funcionarios y congresistas, que cuestionaron su legalidad y amenazaron con acciones judiciales para frenarla.
Es el caso de Kash Patel, director del FBI, indicó que la agencia manejaría cualquier evaluación interna de manera independiente y ordenó a su personal ignorar la solicitud.
“Cuando se requiera —y si se requiere— más información, coordinaremos las respuestas. Por ahora, por favor, suspenda cualquier respuesta”, escribió Patel en un correo electrónico a los agentes del FBI.
En la misma línea, Jules Hurst, subsecretario adjunto de Defensa, reafirmó que el Pentágono seguirá sus propios protocolos y pausó cualquier respuesta al pedido de Musk.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) también bloqueó la orden y afirmó que “no es necesario” que los empleados respondan a requerimientos fuera de la cadena de mando. Esta resistencia dentro del aparato estatal mostró la creciente tensión entre la administración de Trump y algunas estructuras burocráticas que buscan mantener su autonomía.
El pedido de Musk generó divisiones en el gobierno y el CongresoLa controversia alcanzó al Congreso, donde legisladores de ambos partidos cuestionaron la medida. Desde el ala republicana, el senador John Curtis, de Utah, pidió “un poco de compasión” al aplicar ajustes en el sector público. En tanto, el demócrata Chris Van Hollen, de Maryland, calificó la acción como “ilegal” y exigió su inmediata revocación, según consignó ABC News.
El manejo de DOGE por parte de Musk desató una lucha de poder en Washington sobre quién toma las decisiones en materia de personal: los jefes de agencias y departamentos confirmados por el Senado o el líder de DOGE, quien no pasó por ese proceso de escrutinio, pero parece contar con un enorme respaldo del presidente Trump.
“El multimillonario, que no fue elegido ni rinde cuentas a nadie, luego pasó a amenazar a estos funcionarios públicos en redes sociales, mientras distintas agencias y divisiones del gobierno federal emitieron directrices contradictorias sobre esta medida de dudosa legalidad”, criticó con indignación Jimmy Panetta, congresista demócrata en su cuenta de X (antes Twitter).
El propio Trump intervino en el debate con un posteo en Truth Social, donde se burló de los trabajadores federales que rechazaron la orden. En la publicación, un meme ironizaba sobre la falta de productividad en el sector público, lo que avivó aún más la tensión.