La estrategia argentina para competir con Estados Unidos, Qatar y Australia en uno de los mercados más competitivos

MILÁN.– La delegación argentina que pasó por Gastech, la feria de gas más relevante del mundo, no pasó desapercibida. En la mayoría de los stands de las principales empresas de energía se hablaba del potencial de Vaca Muerta y de los proyectos que la Argentina tiene en carpeta. El entusiasmo es grande respecto del rol que puede cumplir el país para diversificar riesgos geopolíticos, aunque también hay cautela sobre la velocidad de ejecución.

La Argentina ya dio su primer paso en el competitivo mercado del gas natural licuado (GNL), en el que solo tres países concentran el 60% de las exportaciones: Estados Unidos (21,5%), Qatar (19,4%) y Australia (19,3%).

Este mercado se dinamizó tras la invasión de Rusia a Ucrania, que puso en jaque el suministro de gas en Europa y obligó a los países a buscar nuevos proveedores. Al mismo tiempo, la demanda global sigue en ascenso por el mayor consumo de Asia, que además de crecer en actividad económica necesita reemplazar el carbón, que en varios casos supera el 60% de la matriz energética. Para dimensionar: India consume cinco veces menos gas que China, pese a tener la misma población, lo que anticipa un fuerte aumento de su demanda en el corto plazo.

A esto se suma el creciente consumo energético que requieren los data centers para aplicaciones de inteligencia artificial. En 2030, se estima que solo en Estados Unidos demandarán lo mismo que 40 millones de hogares, más que toda la Argentina.

El desafío global de abastecer este mayor consumo se combina con la necesidad local de colocar en el mercado internacional las enormes reservas de gas de Vaca Muerta.

El ingreso formal del país al negocio del GNL está previsto para 2027, cuando llegue el primero de los dos buques de licuefacción que se alquilaron. Se trata de terminales offshore que enfrían el gas a menos de 170 grados para reducir su volumen y transformarlo en líquido, lo que permite exportarlo en barcos.

El primer barco, el Hilli Episeyo, arribará en 2027 con capacidad de producir 2,45 millones de toneladas anuales (MTPA) de GNL. El segundo, el MKII, llegará en 2028, con capacidad de 3,5 MTPA. En tres años, la Argentina podrá exportar casi 6 MTPA; es decir, 27 millones de metros cúbicos diarios (m³/d) de gas, lo que equivale al 18% de la producción actual (150 millones).

Estos barcos serán operados por Southern Energy (SESA), una empresa de la cual son accionistas Pan American Energy (30%), YPF (25%), Pampa Energía (20%), Harbour Energy (15%) y la noruega Golar LNG (10%) –dueña de las terminales–.

Para ser competitiva, la Argentina debería alcanzar un precio FOB (en el punto de embarque) de US$7 por millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector). De ese valor, US$3 corresponden a la licuefacción y US$1,15 al alquiler del buque. Vaca Muerta debe producir gas a menos de US$3 por millón de BTU, algo posible gracias al gas asociado al petróleo, que reduce los costos.

La ventaja del alquiler de buques es que acelera el ingreso al mercado sin necesidad de contratos de venta anticipados (offtakers), lo que permite participar con mayor flexibilidad en el mercado spot.

Un proyecto más ambicioso

Además de estos dos buques, YPF lidera Argentina LNG, un plan de gran escala que prevé la construcción de unidades flotantes de licuefacción (FLNG) con capacidad de 6 MTPA cada una.

Inicialmente, la idea era montar una planta en tierra, pero la estrategia se adaptó a la dinámica actual del mercado, que exige rapidez y flexibilidad de la oferta. Por un lado, YPF avanza con Shell en la posibilidad de sumar un barco (antes se creía que podían ser dos), mientras que con la italiana Eni se evalúa la construcción de dos más. Para fines de octubre podría haber novedades al respecto, se entusiasman en la petrolera con control estatal.

Si los tres proyectos en análisis prosperan, la Argentina sumaría 18 MTPA adicionales, equivalentes a 81 millones de m³/d. Cada barco tiene un costo de construcción de alrededor de US$3000 millones. Las empresas negocian y buscan precios con los dos principales constructores de esta tecnología: la coreana Samsung y la china Wison.

En total, el desarrollo demandaría una inversión de al menos US$25.000 millones, que incluye dos nuevos gasoductos: uno de 36 pulgadas para abastecer los dos buques de Golar, que comenzará a construirse en abril, y otro de 48 pulgadas para la segunda etapa de Argentina LNG. Es un tamaño único que prácticamente no existe en la región.

Desde YPF aseguran que el financiamiento no será un obstáculo, ya que Shell y Eni están acostumbradas a realizar inversiones millonarias a tasas mucho más bajas que las que enfrenta el riesgo argentino. Además, la petrolera podría sumar clientes como ExxonMobil, junto con empresas alemanas y japonesas.

Sin embargo, los vaivenes políticos de la Argentina generan cautela, a pesar de que en YPF aseguran que el RIGI ofrece un marco de seguridad jurídica.

Los más escépticos también señalan limitaciones logísticas para acompañar el crecimiento de la producción de petróleo y gas. El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, proyectó que se necesitan perforar unos 800 pozos, pero las rutas están deterioradas, la arena para la fractura hidráulica debe trasladarse en camiones desde Entre Ríos hasta Vaca Muerta y falta mano de obra calificada en los yacimientos.

Aun así, en YPF prevalece el optimismo. La demanda por el gas argentino es genuina y los proyectos petroleros ya están en marcha. Incluso si solo prosperan los que cuentan con decisión final de inversión (FID), el ingreso de divisas en los próximos cinco años será el mayor en décadas.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/la-estrategia-argentina-para-competir-con-estados-unidos-qatar-y-australia-en-uno-de-los-mercados-nid12092025/

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