Mery Fassi Lavalle. Dejó todo y se fue a vivir a Brasil para dedicarse a lo que realmente la apasionaba

El mar es todo para mí, es donde me conecto, me siento y percibo cómo estoy en mi interior. Es mi gran maestro. Entro a respirarlo, a aprender del flujo de las olas, sentirlas y bañarme de su energía”. La que habla es María Victoria Fassi Lavalle (36), la menor y única mujer que tuvieron Liz Mazzini y Omar Fassi Lavalle (ex secretario de Turismo de Carlos Menem), que casi una década atrás decidió darle un giro rotundo a su vida. Después de estudiar en el colegio San Andrés, recibirse de licenciada en Turismo y Hotelería en El Salvador, y formarse en Hatha Yoga Integral, Kundalini Yoga y Vinyasa Yoga, se instaló en Itamambuca, un paraíso surfero a tres horas de San Pablo, donde armó una empresa que reúne sus pasiones, el yoga, el surf, la música y la naturaleza. Desde allí habla con ¡HOLA! Argentina.

–¿Costó tomar la decisión de irte?

–Cuando vivía en Buenos Aires tenía mi empresa de organización y decoración de eventos. Trabajaba con mi socia, Talisa Amendolara, y con mamá. Nos iba muy bien, organizábamos eventos espectaculares de polo, de la AFA, o decorábamos los VIP de los recitales de artistas como Luis Miguel o Alejandro Sanz. Me encantaba, nos divertíamos, y después me iba dos meses a surfear a Costa Rica o a esquiar para inspirarme y relajar. Pero cada vez que iba al mar sentía que había algo más, me hacía muy feliz estar en la playa, practicando yoga, en contacto con la naturaleza, conectando con lo simple, surfeando y conociendo gente de todo el mundo. A mis 27 años, ese llamado fue más fuerte y me fui a seguir mis sueños. Con mi hermano Máximo (37), armamos SYM (@surfyogamusic), nuestra empresa de experiencias de surf, yoga y música con base en autoconocimiento y contacto con la naturaleza. Organizamos todo para que disfruten de la mejor experiencia, incluidos transporte, alquiler de casas y hospedaje con mucho confort, yoga, paseos en barco, clases de surf y alimentación. Es como venir a un spa de yoga y surf en el cual sólo hay que relajarse y nutrirse de lo que hace bien.

–También tenés otro emprendimiento con tu hermano Michel.

–Sí, El Fondín de Manantiales, un bodegón mediterráneo a dos cuadras de Bikini, en Punta del Este. Mis hermanos son una bendición, desde chicos nuestros padres nos inculcaron que seamos unidos.

–¿Cómo reaccionaron tus padres cuando te fuiste?

–Fue un impacto grande porque somos muy unidos, pero después al ver el lifestyle que creé y lo que transmito me apoyaron. E incluso vienen a los cursos. Es muy inspirador ver cómo se entregan a seguir evolucionando como personas, enraizando buenos hábitos para su vida. Los veo y siento cada día mejor.

–¿Por qué Itamambuca?

–Itamambuca me eligió a mí hace ocho años. Había viajado a Indonesia y a varios picos de surf de Europa y volví a Bahía, al norte de Brasil, donde vivía, y sentí que tenía que expandir mi trabajo a más personas y estar más accesible. Hice un roadtrip y llegué a surfear en Itamambuca y el mar se abrió por completo, las olas son un sueño, estamos rodeados de montañas con cuarzos, hay cascadas, y mucha vida marina. Es un lugar donde decidimos vivir en paz, conectados con la naturaleza y sus ciclos.

–¿Extrañás Buenos Aires?

–Sólo los vínculos, soy familiera y tengo un grupo de amigos de toda la vida que son mis pilares también. Pero estamos bastante cerca, así que viajo o vienen ellos. Me gusta llevar un estilo de vida más privado y más libre a la vez.

–¿Cómo son tus días?

–Me despierto con los pájaros, tomo jugo verde, preparo mate, medito y voy a la playa. Elongo, hago mis pranayamas (respiraciones conscientes), entro al mar a surfear y puedo quedarme tres horas. Después voy a la SYM House, el hospedaje donde recibimos huéspedes, y arranco con el trabajo. A la tarde doy clases de yoga particulares o para grupos privados y por las noches solemos prender el fuego y tocamos música, especialmente mantras.

–¿Qué es lo que más te gusta del mar?

–Busco estar siempre en el mar, surfeando, bailando en las olas con diferentes tipos de tablas, nadando o remando en stand up paddle. Soy capitana de barco, así que salgo mucho en mi lancha y ofrezco paseos privados en barco y lancha por las islas de Paraty. Con el surf siento algo muy profundo. Al ver cómo está mi estilo percibo cómo está mi interior, aprendo diariamente del mar y me lleva a evolucionar en todos los aspectos de mi vida. De hecho, en Fernando de Noronha facilité experiencias como “sea coach”: los desafíos que pasamos en el mar nos ayudan a desbloquear temas en nuestra vida.

–¿Cómo es tu dieta para hacer tanto deporte?

–Muy sana. Tengo acceso a frutas y verduras deliciosas, como a diario papaya, mango, banana con granola, tapioca, agua de coco y complemento con jugos verdes y proteína para tener energía y poder practicar tanto deporte. Ahora como pescado, preferentemente de pesca artesanal.

–También tenés gran conciencia ambiental.

–Soy muy responsable con el reciclaje y la limpieza de los océanos. Vamos en lancha a diferentes islas, recolectamos plástico y todo lo que esté contaminando y lo llevamos a centros de colecta selectiva para que tenga un mejor destino y uso. La naturaleza nos da todo, entonces siento responsabilidad de cuidarla.

–¿Estás de novia?

–Hoy estoy soltera, pero amo estar en pareja y compartir la vida.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-hola/mery-fassi-lavalle-dejo-todo-y-se-fue-a-vivir-a-brasil-para-dedicarse-a-lo-que-realmente-la-nid06062025/

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