Dejó su país, vive un lado b de Argentina, pero cree que hay una gran oportunidad: “Me devuelven la fe en la humanidad”

Santiago desembarcó en la Argentina atravesado por un manto de tristeza e incertidumbre, aunque con una certeza: le iba a ir bien. Su familia y amigos lo habían despedido con una sonrisa agridulce. Desde el comienzo, habían apoyado su decisión con sinceridad y tal vez cierto alivio: la cercanía con el país vecino traía la promesa de volverse a ver pronto.

Ahora, Corrientes aguardaba para un voluntariado de conservación de la fauna y la flora. En el nuevo horizonte de Santiago, sin embargo, mucho más aguardaba. Y en su camino hacia un volver a empezar en la Argentina, otra certeza emergió firme: cuando uno se atreve a abrir una puerta, otras más aparecen en el mapa de la vida.

Cuando los profesores inspiran a pensar, sentir y actuar

En algún momento, en el umbral de su adolescencia, Santiago Ferrari supo que definitivamente no le gustaba la ciudad. Nacido y criado en el campo uruguayo, a los 12 años, su familia lo despidió para que continuara sus estudios en Mercedes, Soriano, lo que se transformó en una época clave que marcó el curso de su camino.

Se alojaba en una residencia estudiantil durante la semana, un espacio que forjó los cimientos de lo que se transformó en su propósito. En el liceo eligió la orientación biológica y tuvo la fortuna de recibir un gran tesoro a una edad en donde a veces los pensamientos se dispersan: profesores que lo inspiraron a pensar, sentir y actuar.

“A partir de entonces, no seguí una carrera formal: elegí aprender desde la experiencia, buscando una vida con propósito”, cuenta Santiago. “Pero esos años también me hicieron darme cuenta de algo clave: mi lugar no estaba entre paredes, sino en la naturaleza. Esa mezcla de campo y ciudad marcó mi forma de ver el mundo”.

Tras aquella experiencia rica, pero alejada de su esencia, Santiago volvió definitivamente al campo. Sin embargo, aun a pesar de la alegría del regreso al horizonte limpio, él ya no era el mismo y una nueva revelación atravesó su vida: “No quería vivir una rutina sin sentido, que mis esfuerzos fueran en vano y para otros que no valoran. Quería entregar mis esfuerzos a algo que realmente importe y perdure en el tiempo”, afirma.

Buscar un propósito en Argentina y las dos caras de vivir en la naturaleza: “Hay mucho trabajo por hacer para mejorar la vida de las personas del campo”

Dispuesto a hallar su sentido, Santiago investigó hasta dar con aquello que estaba buscando: un voluntariado de conservación en Corrientes, Argentina. Las actividades se desarrollaban en Portal Yerbalito, de la mano de la Fundación Rewilding Argentina.

A pesar de la tristeza inevitable, la sensación de irse por algo más grande lo llenaba de `ganas de futuro´. Así, llegó colmado de `garra charrúa´, dispuesto a darlo todo. Arribó a en una primera instancia en Ituzaingó, Corrientes, donde pronto crecieron sus ganas de conocerlo todo.

“Se hizo más grande mi curiosidad”, asegura. “Me sorprendió la presencia tan viva de la cultura gaucha y guaraní, que me llamó la atención. Luego, en el Portal Yerbalito, vi dos caras del campo: la belleza de la naturaleza y la dureza de la vida rural para muchos trabajadores que viven en condiciones precarias. Deja en evidencia que hay mucho trabajo por hacer para mejorar la vida de las personas del campo. Un ejemplo es el trabajo que se lleva a cabo con las comunidades locales que viven en los alrededores de las áreas protegidas, acompañándolas en el crecimiento económico a través del ecoturismo y observación de fauna”.

“El éxito de los proyectos de conservación beneficia enormemente el desarrollo del turismo de naturaleza. Una gran oportunidad para que las personas muestren y conserven desde su cultura hasta su patrimonio vivo, la naturaleza pura”, continúa.

Lo que significa calidad de vida y el valor del argentino en Corrientes y Chaco: “Muy respetuosa, muy trabajadora y con valores firmes”

A pesar de los escenarios precarios, Santiago halló propósito en la naturaleza, algo que para él significa tener calidad de vida: “Aire puro, animales, comida digna y un trabajo con propósito”, dice.

Y más allá de sus desafíos diarios relacionados a la conservación, a su cotidianidad se sumó una calidad humana que desde el comienzo lo conquistó; personas dentro de la Fundación Rewilding Argentina que le demostraron lo que significa darlo todo por aquello que uno cree. Vivir con una causa.

“La gente que conozco en Argentina es muy respetuosa, muy trabajadora y con valores firmes”, describe Santiago, quien al finalizar su voluntariado halló una nueva puerta en Chaco, en el Parque Nacional El Impenetrable, donde vive y trabaja hoy.

“La vida en el monte es dura, pero verdadera y maravillosa. Aprendés a valorar lo esencial. . Te despertás con el viento en las hojas, el canto de las aves, los chapoteos de peces, yacarés o tapires en la laguna. Con el rugido de los yaguaretés resonando en el monte. Sentís la lluvia, la podés oler. Cuando hace frío, buscás calor en el fuego y en la compañía de quienes comparten esta vida. Cuando hace calor, valorás el agua como un tesoro”, relata el joven uruguayo.

El amor por Uruguay y los aprendizajes argentinos: “Cada día conozco personas que me devuelven la fe en la humanidad”

Allá a lo lejos, cuando apenas era un adolescente, Santiago tuvo una revelación: él era de la naturaleza, no del cemento. Con aquella certeza comenzó a tejer un propósito de vida, cuyo norte lo llevó a la Argentina, un país en donde halló complejidad, pero grandes aprendizajes en lucha por la conservación de la naturaleza.

Volver a Uruguay siempre sacude su presente. En cada reencuentro todo parece haber quedado paralizado en el tiempo y, a su vez, algunos cambios se revelan: “Lo que más me impacta es ver que en temas de naturaleza y cuidado del ambiente todavía no se trabaja mucho”, reflexiona.

“Y eso me recuerda para qué me fui: para aprender, para crecer, y así volver algún día a hacer conservación en mi país”, continúa. “Estar lejos me enseñó a valorar el tiempo real, las relaciones sinceras y el sentido del trabajo. Quiero dejar huella. Quiero volver a mi país para dejar una huella positiva, para que otros puedan seguir cuidando la naturaleza que nos mantiene con vida”.

“Argentina me dio una oportunidad única. Y cada día la honro con mi esfuerzo, con mi compromiso, con garra charrúa. Este país me enseñó que los sueños se cumplen si uno los persigue con decisión. Que vale la pena salirse del molde”.

“Y Argentina es hermosa. No solo por sus paisajes o su biodiversidad, sino también por su historia, su cultura y su lucha. Cada día conozco personas que me devuelven la fe en la humanidad”, concluye.

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Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/dejo-su-pais-vive-un-lado-b-de-argentina-pero-cree-que-hay-una-gran-oportunidad-me-devuelven-la-fe-nid07072025/

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