La historia de su vida cuenta con todos los elementos para escribir una serie exitosa. Nacida en un pequeño pueblo ruso, desde muy niña soñaba solo con cantar y tuvo que demostrar una voluntad férrea hasta lograrlo. Sin miedo a los retos, se atrevió a viajar a Londres sin hablar una palabra de inglés y allí se le presentó la gran oportunidad para interpretar el rol de Carmen, que había quedado vacante a último momento. Eso le abrió todas las puertas, pero también la obligó a pensar con mucha madurez como debía orientar su carrera, que se puede definir como extraordinaria para alguien de 29 años. Invitada como otra de las grandes voces que protagonizan el Ciclo Aura en el Teatro Colón, la mezzosoprano rusa viene para presentar un concierto junto con el pianista Jonathan Papp, en lo que será su debut en la Argentina y América Latina.
En el momento en que le anunciaron que había sido admitida -como la participante más joven- para el Jette Parker Young Artist Programme de la Royal Opera House de Londres, su vida se transformó para siempre. No tenía idea de que, mientras cursaba esta residencia para jóvenes artistas y con apenas 21 años, recibiría la propuesta para cantar en la producción de Carmen que se había quedado sin protagonista. “Acepté el reto sabiendo que estaba capacitada para hacerlo. Mi mayor temor era no defraudar a quienes estaban confiando en mí. Después del éxito de las primeras funciones, subieron la apuesta y me ofrecieron la que se transmite por streaming. Sabía que, si lo hacía bien, vendrían nuevas oportunidades, y así fue. Me dio una enorme visibilidad e hizo que me empezaran a conocer como “la Carmen de estos tiempos”. Muchos pensaron que con este triunfo me convertiría en alguien arrogante; fue todo lo contrario. Apenas desperté, al día siguiente me di cuenta de que ahora tenía más responsabilidad y que iba a tener que trabajar aún más duro.”
Luego de esa primera vez en Londres, Akhmetshina ha personificado a la famosa gitana imaginada por Bizet, en Berlín, Múnich, Lisboa, Nueva York, Viena, Nápoles y más recientemente para la famosa puesta de Zeffirelli en el Festival de Ópera de la Arena de Verona. “Haberla cantado este año en Verona tuvo un gran significado: se celebran los 150 años de su estreno y el 30° aniversario de la gran producción de Zefirelli. La experiencia de cantar en la Arena es única; ver a 13.000 personas sentadas al aire libre te da una energía impresionante. A pesar de no contar con la estructura de los teatros líricos que ayudan a que tu voz resuene, es un reto que amo hacer; me encomiendo a los dioses y me paro en el lugar correcto a fin de dejar que mi voz vuele. Carmen continúa siendo un enigma para mí y aún intento entenderla. Cada vez que creo que lo logró, ella huye. He llegado a pensar que ese misterio también se transmite al público y es lo que la hace tan fascinante.”
Un pueblo pequeñoPara conocer de dónde viene Akhmetshina hay que buscar muy bien en los mapas de Rusia hasta encontrar un pueblo llamado Kirgiz-Miyaki, situado en la República de Bashkortostán. “Es un pueblo rural muy pequeño. Canto desde que tengo tres años y desde niña me conocían como Aigul la cantante. Participé en muchas competencias, sobre todo interpretando folklore, y eso me ayudó a desarrollar mi voz con la técnica apropiada para la música clásica. Yo soñaba con ser cantante pop, pero en realidad mi voz no encajaba en ese tipo de canto. Siempre demostré tener una gran amplitud de registro. A pesar de que en mi familia todos cantaban y que mi abuelo tocaba el acordeón, pensar en una carrera musical quedándome en mi pueblo era imposible. La única manera era destacando para ir hacia lo grande y, como soy muy testaruda, decidí que lo iba a lograr. Soy de las que, si la puerta no se abre, rompen la pared.”
El camino que tuvo que recorrer para lograr estudiar canto no fue sencillo y requirió de una gran voluntad, propia de aquellos que no se rinden. “Tuve que superar muchos obstáculos. Eso significó dejar mi pueblo e irme hasta Ufá, la capital de Bashkortostán, para inscribirme en la Escuela Superior de Música. Necesité convencerlos para que me admitieran, puesto que solo contaba con 14 años. Allí conocí a mi maestra, alguien fundamental y quien hasta la fecha sigue siendo mi guía. Estando en Ufá fue que vi ópera por primera vez y allí el rompecabezas terminó de armarse, esa mezcla entre actuación y canto era definitivamente lo mío. Durante cuatro años, y dirigida por mi maestra, me dediqué a estudiar con intensidad. Al principio no tenía definido mi registro, pero todo terminó encajando cuando intenté con el repertorio de mezzo. A esos años le siguió una época difícil, puesto que me rechazaron en varias competencias. Lo único que me permitía seguir era mi fuerza interior. No pude ganar una beca para el Conservatorio de Moscú, y sin esa ayuda era imposible seguir. Por lo que me vi obligada a regresar a casa para estudiar en la universidad, pero tuve un accidente de tránsito que lo cambió todo. Perdí la fecha de la inscripción y por el trauma también perdí la voz. Solo con la dedicación de mi maestra fui capaz de recuperarla. No estando todavía al 100 por ciento volví a competir en Moscú y finalmente gané. Entre los que estaban viendo ese concurso se encontraba el director del programa de jóvenes de la Royal Opera House y me invitó a participar en la audición para la selección de los artistas de ese año. Logré reunir el dinero y viajé a Londres, estaba aterrada, nunca había salido de Rusia, no hablaba inglés y no conocía como se movía el mundo de la lírica. Pero me presenté, me aceptaron y me convertí en la participante más joven en ser seleccionada,” cuenta Akhmetshina.
En 2023 fue elegida la Mejor Cantante Femenina en los International Opera Awards y su primera producción discográfica, Aigul, grabada para Decca Classics, se llevó el galardón como Mejor Álbum Solista de los Oper!Awards 2025. Ha cantado los protagónicos para El Barbero de Sevilla, Nabucco, Rigoletto, Werther, Eugenio Onegin, Maria Stuarda y Norma, entre otros, y dice que tiene aún muchos otros roles por explorar. “Quiero seguir ampliando mi repertorio, así como profundizar en algo que me interesa mucho y es la idea del arte como un movimiento para unir a las personas. Especialmente en estos tiempos turbulentos. Siento que la ópera es el ejemplo perfecto de lo que esto significa. Aquí cada uno es absolutamente necesario para que funcione el gran mecanismo escénico. Personas totalmente diversas se unen con el solo objetivo de crear algo hermoso. Por esto, quiero crear una organización para ayudar a jóvenes talentos. En este mundo, las puertas de entrada son muy estrechas y se necesita mucho apoyo y guía,” explica.
Un recital que cuenta su historiaLa selección de obras para este concierto que forma parte del Ciclo Aura y que marca su presentación ante el público argentino tiene algo de autobiográfico. “Me resulta mucho más difícil cantar en un recital que dentro de una producción de ópera. En la ópera hay muchos elementos que ayudan a la construcción del personaje. En cambio, en un concierto me siento desnuda, somos solo mi voz y yo. Además, es necesario transformarse para pasar de un estilo a otro, a fin de que eso que estás cantando se sienta verídico. Termina siendo una especie de confesión. Antes de salir a escena escucho mucha música, tengo un playlist alegre, con flow y eso me ayuda a salir relajada", revela la cantante.
Por supuesto, las arias de Carmen serán protagonistas, así como otras de Rossini, Cilea, Tchaicovsky, Saint-Saëns y Massenet, que forman parte de sus roles más representativos. La segunda parte tendrá un tono diferente, más personal y con canciones tanto en ruso como en español. “Para construir un programa hay que pensar primero ante quién se va a presentar. Por eso también quise cantarles en mi idioma y mostrar música que hable de mis orígenes. A la vez, me gusta rendirle homenaje al idioma donde voy y por eso también cantaré en español. Siempre soñé con venir a la Argentina, es la primera vez que viajo a América del Sur y no lo puedo creer”.
Cuando se le pregunta cómo hace para frenar un poco y tomarse tiempo libre, Akhmetshina se sincera: “No sé lo que significa la palabra vacación, pero cada tanto intento despejarme para recargar energía. Me gusta quedarme en casa viendo series sin pararme de la cama. También me gusta salir a conciertos y salir a bailar. ¡Adoro bailar, siento que me ayuda a descargar esa energía que tengo acumulada! Pero por ahora estoy realizada, mi vida está dedicada casi al 100 por ciento a hacer lo que más amo en el mundo: cantar".
Para agendarAigul Akhmetshina en el Ciclo Aura. Función: domingo 14 de septiembre, a las 17. En el Teatro Colón (Libertad 621).