Con su frontalidad de siempre y sin eufemismos, el actor Stellan Skarsgård rememoró su complicada relación con el cineasta Ingmar Bergman, al que catalogó de “mala persona” y acusó de nazi.
En declaraciones que realizó durante una clase magistral que brindó en el marco del Festival de Cine de Karlovy Vary, y que fueron publicadas por Variety, el actor sueco explicó: “Mi complicada relación con Bergman se debe a que no era muy buena persona. Era un buen director, pero aun así se puede tachar a alguien de imbécil. Caravaggio probablemente también era un imbécil, pero pintó grandes cuadros”.
Pero sus acusaciones no se agotaron allí: “Bergman era manipulador. Fue nazi durante la guerra y la única persona que conozco que lloró cuando murió Hitler. Siempre lo excusábamos, pero tengo la sensación de que tenía una visión muy extraña de los demás. Pensaba que algunas personas no valían la pena. Se notaba cuando manipulaba a los demás. No era amable”.
Skarsgård se encuentra en Hungría para presentar Sentimental Value, la nueva película de Joachim Trier, a quien, a diferencia de Bergman, elogió. “Lo he visto realmente apreciar a los actores con los que ha trabajado. Se ha vuelto más hábil con cada película y tiene una alegría muy generosa”, indicó sobre el realizador de La peor persona del mundo.
El film cuenta la historia de dos hermanas se reencuentran con su padre, Gustav, quien en su tiempo fue un conocido director. Según contó el actor, el haber interpretado a este personaje fue lo que lo llevó a reflexionar sobre los cineastas con los que le tocó trabajar a lo largo de su carrera. “Este director no es muy buen padre. Empecé a pensar en otros directores que conocía y pensé: ‘No te metas en eso, no tienes por qué hacerlo. Mírate a ti mismo. Soy artista, y a veces soy un buen padre, y a veces no tanto. Todos tenemos defectos. Puedes ser un buen padre, pero no perfecto, y tus hijos te acusarán de algo de todas formas´“.
Durante una clase magistral, el actor hizo un repaso de su carrera, desde sus comienzos en el cine sueco, hasta su desembarco en producciones internacionales como La insoportable levedad del ser (1988), la adaptación cinematográfica de la exitosa novela de Milan Kundera, y Contra viento y marea (1996), de Lars von Trier.
“Había visto las primeras películas de Lars y eran extremadamente frías. No me conmovieron. Él mismo lo notó, por eso creo el guion de Contra viento y marea. Se aprovechó de sus propias herramientas. Lo leí y pensé: ”¡Joder! Por fin una historia de amor con la que me identifico’. Trata sobre la esencia del amor. La pureza del amor", señaló.
“Lars era muy tímido. Me dijo: ‘No me gusta el contacto físico’, y, por supuesto, lo abracé. Luego lo solté y volvió a la normalidad. Ese fue el comienzo de una hermosa amistad. Le dije a Helena Bonham Carter: ‘Si sos inteligente, harás la película’. ¡Y la rechazó! . No quería estar desnuda con un director danés desconocido y un actor sueco desconocido. La vi más tarde, en Cannes, y simplemente la miré. Dijo: ‘¡Lo sé!’“.
Más tarde, volvió a trabajar con Von Trier en Bailarina en la oscuridad, la película musical en la que Björk interpreta a una trabajadora fabril con una enfermedad ocular degenerativa que es acusada de un crimen. “Estaba ocupado y solo pude interpretar un papel pequeño, pero Lars tuvo algunos problemas. No se llevaba bien con Björk y ella no se llevaba bien con él. Eran dos fanáticos del control, acostumbrados a conseguir lo que querían. Cuando finalmente llegué al set, el productor se echó a llorar. Sabía que algo andaba mal”, recordó.
Y aclaró: “No creo que se odiaran; al menos él no la odiaba. Pero definitivamente no se llevaban bien”. Luego, volvió a trabajar a las órdenes del realizador en Dogville y Melancolía, en la que compartió elenco con su hijo Alexander.
“Ya había trabajado con él cuando tenía 7 años, y con mi otro hijo, Gustav. La gente quiere que hagamos algo juntos; bueno, ¡propóngame algo bueno! No se les ocurre nada bueno, salvo una idea de marketing”, indicó.
Volviendo a su relación con Von Trier y uno del los puntos más criticados del director, aseguró: “No es misógino. Me encantan los personajes femeninos que creó. Adoro a ese hombre, amo su trabajo, y eso no significa que esté de acuerdo con todo lo que hace. Vos tampoco estás de acuerdo con todo lo que hace tu esposa. Antes de filmar Ninfomanía, me llamó y me dijo: ‘Mi próxima película será porno’. Le dije: ‘Vale, Lars’. Y me aclaró: “Y quiero que hagas el papel principal, pero no enseñaremos tu pene hasta el último momento. Y estará muy blando”, relató.