Pablo Guidotti: “El ritmo de la baja de inflación tiene algo de motivación política pero lo esencial es que las fuentes de inflación desaparecieron”

El Gobierno tiene que demostrar que puede refinanciar los vencimientos sin usar los fondos que le dio el FMI”, afirma. “El éxito final de la Argentina va a llegar cuando pueda volver al mercado de capitales”, agrega. “Deberíamos separar por un lado lo que es el Banco Central y la política monetaria, donde está bien no intervenir, y por el otro, lo que tiene que hacer el Tesoro, lo que tiene que hacer el Gobierno”, explica. “Cuando la Argentina logre demostrar que está en capacidad de manejar sus pasivos e incluso, de tener más liquidez de la que es estrictamente necesaria, vamos a ver un colapso del riesgo país”, pronostica. “Desde el comienzo de la administración Milei, la Argentina ha estado comprando reservas”, aclara. “Hoy el dólar se determina en el mercado y no está siendo influenciado por la política monetaria”, precisa. “El nivel del tipo de cambio actual es el reflejo de que la economía está mejor y de que se está recuperando”, asegura. “La discusión sobre el atraso cambiario esconde la necesidad de los productores y empresarios locales de ser protegidos”, cuestiona. “Muchos empresarios prefieren pedirle al Estado que genere un tipo de cambio devaluado”, sigue.

“Hoy hay más gente que puede viajar. Es algo bueno: significa que los argentinos están mejor”

“Hoy hay más gente que puede viajar. Es algo bueno: significa que los argentinos están mejor”, reflexiona. “No definiría las declaraciones de Caputo sobre los empresas y los precios como una política heterodoxa”, matiza y desarrolla: “Estas discusiones son parte de tratar de encauzar a la Argentina en el sendero de desinflación lo más rápido posible. Pero no son intervenciones materiales o a través de instrumentos”. “En Chile, tardaron diez años en bajar la inflación de tres dígitos a dos y otros diez años, en bajarla de dos a un dígito. Pero en la convertibilidad argentina, la inflación bajó rapidísimo, en un año y medio. Lo que está ocurriendo ahora es también una baja rápida de la inflación”, compara. “La demanda agregada se está recomponiendo, y dentro de la demanda está también el consumo”, sostiene y agrega; “La Argentina, además, necesita, y las está generando, inversiones muy grandes para sectores como minería y energía: ésa es la demanda que mejor le hace a la economía porque genera inversión, PBI futuro y capacidad para poder enfrentar los pasivos”. “Siempre hay riesgos. El plan económico puede enfrentar riesgos del escenario externo. Pero también hay riesgo que viene de la política”, advierte. “Los sindicatos tienen una visión totalmente vieja y no se dan cuenta de los desafíos de la economía hacia el futuro”, alerta. “El gran logro de la administración Milei fue ir inmediatamente hacia el equilibrio fiscal”, subraya. “La Argentina es un ejemplo mundial: si mantiene su política fiscal, sus niveles de endeudamiento bajos le van a dar flexibilidad”, concluye.

El economista Pablo Guidotti, uno de los macroeconomistas más destacados de la Argentina, estuvo en La Repregunta. Guidotti es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Fue viceministro de Economía durante la gestión de Roque Fernández en los 90. Es profesor plenario de la Universidad Di Tella y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Es socio de Tenac Asset Management, hedge basado en Estados Unidos con foco en mercados emergentes, donde es jefe de research y estrategia.

Dólar “atrasado”, ¿el gran mal entendido? Devaluación, ¿un atajo de las industrias ineficientes? Reservas: ¿qué es lo que sí tiene que hacer el Gobierno? El éxito del plan, ¿por dónde pasa? Superávit fiscal veloz, ¿la gran fortaleza? Inflación, ¿ayudas heterodoxas o no tanto? Caputo vs los formadores de precio y paritarias con techo. Inflación a la baja y rápido: ¿objetivo sustentable o meta política? Deuda pública, ¿un riesgo futuro o, al contrario, un riesgo disipado? La Argentina de Milei y lecciones del pasado: entre la convertibilidad y los Chicago Boys chilenos. Guidotti hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Flotación entre bandas. ¿Dólar “atrasado” o no? Devaluación, ¿un disfraz para industrias ineficientes?

-Tengo muchas dudas y preguntas para plantearle, dilemas y cuestionamientos que se le hacen al plan económico. Me interesa tener sus precisiones en ese sentido. Una de las primeras cuestiones es el gran tema de la inflación. Es un indicador en el que se sintetizan muchos de los desafíos de la Argentina. La inflación también tiene que ver con el tipo de cambio. La decisión del Gobierno de salir del cepo, aunque no al 100 por ciento pero sí casi totalmente, con este dólar libre entre bandas, sigue generando mucho debate. Esta semana se discutió en un foro de economistas y empresarios. Se sigue hablando de que el problema de la competitividad argentina es el dólar “atrasado”. El presidente Milei dice que si hay un tipo de cambio libre entre bandas ya no se puede usar esa terminología. ¿Cuál es su visión?

-El cambio que se ha hecho junto con el programa con el Fondo, la flexibilización de la política cambiaria, es la decisión correcta. Podemos discutir un poco más sobre los detalles de cómo funciona la banda o como yo querría que funcione, pero sin dudas la discusión sobre atraso cambiario es muy vieja en la Argentina y muchas veces no refleja los puntos importantes. Hoy, como dijo el presidente Milei, el tipo de cambio está flotando en esta banda y por lo tanto, se determina en el mercado. No está siendo influenciado por la política monetaria. El nivel de tipo de cambio actual es el reflejo de que la economía está mejor y de que se está recuperando. Es muy interesante, y en mis cursos se lo digo a mis alumnos, comprobar la diferencia de visión que hay entre las economías avanzadas y las economías en desarrollo: en las economías avanzadas, cuando la moneda se aprecia, se lo ve como un signo de fortaleza. ¿Por qué? Porque si se aprecia la moneda, quiere decir que compramos más barato los bienes producidos por otros países. En cierta medida, eso hace a los países más ricos. En cambio, en las economías en desarrollo, muchas veces la debilidad de la moneda es vista como algo que nos ayuda a exportar. Y cuando la moneda está apreciada, el planteo es que se perdió competitividad. En realidad, siempre se puede imaginar que para un productor ineficiente existe un nivel de tipo de cambio que le permite vender, aunque puede ser que si es suficientemente ineficiente ni siquiera pueda hacerlo en esas condiciones. O sea, la discusión sobre el atraso cambiario muchas veces esconde la necesidad de los productores y los empresarios locales de ser protegidos porque no hacen lo suficiente para ser competitivos en los mercados internacionales. En este punto, es bueno recordar la famosa frase de John F. Kennedy cuando le dice a la población: en vez de pensar qué es lo que puede hacer el país para mí, piensen qué es lo que puede hacer cada uno por el país. Hay un desafío para el sector productivo, y especialmente para los sectores que han vivido durante muchos años de la protección. Planteo esto porque independientemente de los temas de corto plazo, como los temas cambiarios, entre otros, la Argentina está enfrentando un cambio estructural muy grande con todo el desarrollo de los sectores de la energía y la minería, que en los próximos años van a tener el mismo peso en la economía que el agro. Es un cambio estructural importante que recuerda el famoso tema de la enfermedad holandesa. ¿Qué era la enfermedad holandesa? Cuando en los Países Bajos, Holanda descubrió petróleo en el Mar del Norte, fue una noticia muy positiva porque el país efectivamente iba a ser más rico, pero el desarrollo de todos estos sectores le puso presión a sectores tradicionales porque compiten en el mercado de trabajo. Eso implica que los salarios van a ser más altos. La Argentina tiene que ir preparándose para este cambio que va a venir en los próximos cinco años.

“En Chile, tardaron diez años en bajar la inflación de tres dígitos a dos y otros diez años, en bajarla de dos a un dígito. Pero en la convertibilidad argentina, la inflación bajó rapidísimo, en un año y medio. Lo que está ocurriendo ahora es también una baja rápida de la inflación”

-Hay que llegar a ese plazo de cinco años y en el camino hacia ese objetivo, en el medio, en el presente, hay dudas. De acuerdo con su planteo, ¿se podría decir que una devaluación es un subsidio en favor de los sectores que son menos productivos?

-El tipo de cambio se va a mover de acuerdo con las condiciones de mercado y también, según los shocks que enfrenta la economía. Normalmente, si hay shocks negativos que vienen del sector externo, por ejemplo, eso debilita la moneda. Y si hay shocks positivos, como un fuerte crecimiento de la economía, uno esperaría que la moneda local se aprecie. Así es cómo funciona un régimen de tipo de cambio flexible. Comparado con un régimen de tipo de cambio fijo, el tipo de cambio flexible tiene la gran ventaja de generar un mecanismo para que los shocks sean mejor absorbidos por la economía. Ahora, a lo que me refería es a otra circunstancia: hay muchos empresarios que, frente a la necesidad de concentrarse en sus costos, en cuánto invierten, en mejorar su competitividad en un sentido real, prefieren pedirle al Estado que genere un tipo de cambio devaluado para poder competir un poco mejor. Es un problema que ha tenido la Argentina porque ha sido una economía muy cerrada. Los tipos de cambio se mueven muchísimo, incluso entre las grandes monedas. Por ejemplo, cuando se formó el euro, en ese momento el dólar era una moneda muy fuerte y estaba a 70 centavos por euro. A los pocos años, pasó a estar 1,60, o sea, enormes cambios de tipo de cambio nominal. Pero los sistemas productivos que compiten y están abiertos saben manejar estos cambios en los tipos de cambio nominal: un día venderán más a un mercado, otro día venderán más a otro mercado. Cuando una economía es cerrada, estás atrapado con el único que te compra tus bienes que no tienen la calidad que uno querría.

Reservas. ¿Hay que esperar al piso de la banda? ¿Qué es lo que sí tienen que hacer Milei y Caputo?

-Está claro que cuando los críticos del programa hablan de “dólar atrasado” están pensando que el Gobierno podría hacer algo para corregir ese valor. Su perspectiva es otra: usted aclara que ésta es una flotación libre entre bandas y es el mercado el que está fijando el precio. Ahora bien, la discusión sobre el indicador de inflación también genera algunas suspicacias: hay quienes sostienen que la decisión de no comprar reservas hasta que llegue el dólar al piso de la banda, mil pesos, es un modo artificial de sostener más bajo el índice de inflación porque así una suba del dólar no impacta sobre la inflación. ¿Cuál es tu respuesta a esta objeción?

-Hay toda una discusión sobre el nivel de las reservas de la Argentina, que ha mejorado con el programa con el Fondo Monetario. Pero la Argentina todavía tiene una limitación: no puede acceder al mercado de capitales. El Estado no puede, porque las empresas sí pueden acceder. Hay algo muy raro y muy interesante en el caso argentino: el riesgo que enfrenta el Estado es mucho mayor que el riesgo que enfrentan las empresas. Se debe a una falta de credibilidad adquirida durante muchos años.

-Una falta de credibilidad muy bien ganada.

-En ese contexto, mayores reservas internacionales mejoran la probabilidad o la capacidad del Estado de volver al mercado. Ahí es donde se genera esta discusión pública que me gustaría dejar un poquito más clara.Deberíamos separar por un lado lo que es el Banco Central y la política monetaria, donde está bien no intervenir, y por el otro, lo que tiene que hacer el Tesoro, lo que tiene que hacer el Gobierno. El Gobierno tiene obligaciones en dólares y entonces, tiene que contar con una estrategia bien clara de cómo va a enfrentar las refinanciaciones. Lo ideal sería que las enfrente sin recurrir a los fondos que le dio el FMI. Cuando la Argentina logre demostrar que está en capacidad de manejar sus pasivos e incluso, de tener más liquidez de la que es estrictamente necesaria, vamos a ver un colapso del riesgo país. En ese momento, la Argentina vaa derribar la última gran barrera que le queda. La principal barrera vencida fue generar al equilibrio fiscal, al superávit fiscal. Luego, se eliminaron muchas de las restricciones cambiarias. El éxito final de la Argentina, y del programa con el Fondo, va a llegar cuando la Argentina pueda volver al mercado de capitales.

“Siempre hay riesgos. El plan económico puede enfrentar riesgos del escenario externo. Pero también hay riesgo que viene de la política”

-Quiero entender bien: usted plantea que si el Tesoro Nacional tiene que afrontar intereses, ¿no debería recurrir a las reservas si no usar recursos genuinos por exportaciones, por ejemplo, o endeudamiento genuino propio?

-Sí, perfectamente. Mi planteo es éste: una cosa es el rol del Banco Central en cuanto a su política monetaria y otra cosa es el manejo de activos y pasivos que tiene que tener el Tesoro. En la Argentina, una parte importante de los pasivos está en dólares. En su momento, yo planteé una regla que después apoyó Alan Greenspan (NdelE: expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos). ¿Qué decía esa regla? Decía que un país tiene que tener reservas que cubran todos los vencimientos del próximo año, y eso era una medida de la flexibilidad que podía tener el Gobierno frente a situaciones de volatilidad en los mercados de capitales.

-Es decir, contar con un colchón listo por si hay un problema.

-Cualquier familia hace eso. En ese sentido, el Gobierno tiene que desarrollar una estrategia de manejo de pasivos.

-Usted plantea que ese colchón es una reserva para una crisis. ¿Y en el medio, el Tesoro Nacional, el Ministerio de Economía debería estar desarrollando una estrategia de acumulación más allá de ese colchón para afrontar sus deudas, sus pasivos?

-Sí, tiene que demostrar que puede refinanciar lo que va venciendo sin usar lo que le dio el Fondo Monetario. Cuando eso ocurra, el mercado va a estar totalmente tranquilo. Por más que los fondos del programa con el FMI fueron significativos y hubo un desembolso inicial importante, también es cierto que gran parte del último programa con el Fondo tiene como objetivo refinanciar los vencimientos que existían con el mismo FMI: en los próximos cuatro años, la Argentina tiene que pagar 14 mil millones de los 20 mil millones que le presta el FMI. Hay algo que estuvo muy bien concebido en el programa con el FMI, y es esto: el FMI es acreedor senior y tuvo claro que dar plata sin alargar plazos, le iba parecer peligroso al sector privado porque la Argentina le debe primero al FMI antes que a los privados. Entonces, el Fondo explícitamente generó una ventana de cuatro años para que el mercado esté tranquilo. Así el programa con el FMI generó condiciones como para que la Argentina vuelva al mercado internacional de capitales y los privados presten. Volver al mercado de capitales lo que va a definir de forma esencial el éxito del programa.

“El gran logro de la administración Milei es que tuvo claro que había que ir al equilibrio fiscal inmediatamente. Y cuando uno tiene equilibrio o superávit fiscal, eso asegura que la relación deuda PBI vaya bajando”

Reservas: de su caída a la suba con el acuerdo con el FMI. ¿Hubo “fuga” de reservas? Carry trade y turismo

-Antes de la decisión de levantar el cepo, las reservas se iban escabullendo: el Gobierno tenía que intervenir todo el tiempo en el mercado cambiario. La pérdida de reservas era un problema. Ahora se fortalecieron con el aporte del FMI y también con aportes del BID, por ejemplo. La pregunta es ésta: ¿se puede hacer trazar una distinción entre una acumulación de reservas genuinas, que vienen de las exportaciones y del superávit de la cuenta corriente, versus una acumulación de reservas “subsidiada” por un acreedor senior como el FMI?

-Cuando uno no tiene acceso al mercado de capitales, es más importante el rol de la cuenta corriente, del balance de pagos. Pero en realidad, desde el comienzo de la administración Milei, la Argentina ha estado comprando reservas, ha estado comprando dólares. Lo que pasa es que los ha utilizado para pagar sus pasivos.

-¿Esas reservas no se fueron por “fuga” del carry trade, una crítica que se suele escuchar desde la oposición más dura? Sostienen que hay una”fuga” de reservas para cubrir el turismo de los argentinos en el exterior o “fuga” por el carry trade.

-Por el carry trade, al contrario: te traería ingresos de capitales en dólares para aprovechar las tasas de interés de activos en moneda local.

-Pero en algún momento se van o se pueden ir.

-Se podrían ir y eso tiene que ver también con la estructura de madurez que elegís en tus pasivos, en tu estrategia de financiamiento. Que los argentinos ahora estén viajando más también refleja que durante todos los años de crisis del kirchnerismo, del último Gobierno, los salarios en dólares eran bajísimos, entonces viajar era carísimo, podía hacerlo poca gente. Hoy hay más gente que puede viajar. Deberíamos verlo como algobueno: significa que los argentinos están mejor y pueden viajar más. Hay toda esta preocupación de si el argentino gasta dólares afuera, pero son sus dólares.

-No impactan en las reservas.

-Parece rarísimo que ahora queramos controlar si los argentinos gastan o no gastan afuera, si se compran un teléfono o no. En ese sentido, existe un cambio cultural en términos de cómo miramos el funcionamiento de la sociedad.

Plan Milei-Caputo y FMI. ¿Deuda bajo control o problema futuro? Superávit fiscal: ¿escudo protector?

-Tengo otra pregunta sobre las reservas construidas con el endeudamiento con el FMI o con el BID. Voy a hacer una referencia a un trabajo suyo con Guillermo Calvo, publicado en el International Economic Review: la idea es que cuando un gobierno tiene poca credibilidad, se modifica el marco de política fiscal óptimo. Tiene que ver con una idea de otro economista, Robert Barro. También, con la cuestión del principio de “aversión a la deuda”, es decir, que es deseable que la política fiscal reduzca progresivamente la deuda respecto del PBI hasta eliminarla. ¿El nuevo endeudamiento con el FMI o con el BID implica estar desafiando este principio de aversión a la deuda o no? Porque también lo interesante es que la deuda respecto del PBI cayó en 2024 respecto de 2023 y el FMI dice que en 2025 va a caer respecto de 2024. ¿Cómo funciona esto de endeudarse más con el FMI y el BID y al mismo tiempo que la deuda pública caiga respecto del PBI?

-Es exactamente como lo decís. El endeudamiento con el Fondo Monetario, como con los organismos internacionales, mejora la situación de liquidez. Es un tema de estructura de vencimientos. Y además tiene un costo mucho más bajo que si la Argentina fuese a emitir deuda en los mercados de capitales. Incluso se podría decir que hay un ahorro de parte de la Argentina. Lo que va a determinar el nivel de endeudamiento hacia futuro es la política fiscal: el gran logro de la administración Milei es que tuvo claro que había que ir al equilibrio fiscal inmediatamente. Y cuando uno tiene equilibrio o superávit fiscal, eso asegura que la relación deuda PBI vaya bajando. El tema de la aversión a la deuda en ese trabajo está reflejando que la falta de credibilidad se traduce en un costo excesivo de la deuda. Entonces, mientras que en el contexto convencional de Robert Barro, como muchas veces se dice, un país está bien si logra mantener estable su nivel de deuda en relación al PBI, lo que mostramos es que ese principio cambia. Pasamos a uno en el cual la deuda disminuye en el tiempo hasta ser eliminada. Este tema de la sostenibilidad de la deuda y de cuánta deuda debe tener un país, es un tema que he estudiado durante mucho tiempo, y especialmente en conexión con la liquidez, o sea, con la estructura de madurez y con las necesidades de corto plazo, la exposición a shocks, entre otras cosas.

-Déjeme ver si entiendo su punto. Uno de los cuestionamientos actuales parte de este razonamiento: el Gobierno tuvo buenas noticias esta semana, la inflación está recuperando el sendero a la baja después de un marzo inquietante de 3,7 por ciento, pero hay quienes plantean que el gran problema es hacia adelante, que se estaría pateando la pelota hacia adelante o escondiendo el problema bajo la alfombra y en el futuro puede haber un problema de deuda por el endeudamiento con el Fondo, o con el BID. Usted dice otra cosa: que la clave es el superávit fiscal. Si el superávit fiscal se sostiene, la deuda no es un problema. Si es un endeudamiento razonable, se puede todavía conseguir deuda más barata y a más largo plazo.

-Sí, y la deuda va a ir bajando en el tiempo porque al tener superávit, no aumenta el nivel de endeudamiento. Y al crecer la economía, baja el nivel de deuda en relación al PBI. Ahora, yo creo que para países emergentes en general, los niveles de deuda tienen que ser mucho más bajos de lo que mucha gente dice.

-¿Cuán bajos? El FMI dice que este año la relación deuda PBI va a estar en torno al 73 por ciento.

-Esos son niveles altísimos para la Argentina. Uno quisiera que la Argentina esté en la situación que estuvieron Chile y Perú cuando apareció la pandemia, un momento en que fue necesario hacer un montón de gastos, con las economías que se frenaban y con los ingresos fiscales que bajaban. Los países que mejor pudieron manejar esas situaciones fueron países que tenían niveles de endeudamiento de alrededor del 30 por ciento respecto del Producto. Pero como las economías avanzadas han tenido un crecimiento de deuda muy grande y hoy todas están yendo hacia el 100 por ciento del PBI, y hay diferencia entre ellos, el mismo FMI ha sido cada vez más laxo en términos de su recomendación con respecto al nivel de deuda. Por eso lo que está haciendo Argentina es realmente un ejemplo a nivel mundial: si se mantiene esta postura fiscal, la Argentina va a ir a niveles de endeudamiento bajos que le van a dar toda la flexibilidad para luego enfrentar shocks, que siempre hay.

“La Argentina es un ejemplo mundial: si mantiene su política fiscal, sus niveles de endeudamiento bajos le van a dar flexibilidad”

-Interesante: para alguien que no es economista es contraintuitivo haberse endeudado con el FMI o el BID, y que el ratio deuda PBI caiga: la deuda pública pasó de 155 por ciento respecto del PBI en 2023 a 84 por ciento en 2024 y ahora sería del 73 por ciento.

-Y si descontamos la deuda que es intra sector público y tomamos solamente la deuda respecto del sector privado, estamos en números sustancialmente más bajos, más cerca del 50 o 55 por ciento del Producto.

Plan Milei-Caputo: ¿de la ortodoxia macro a la heterodoxia? Caputo vs. formadores de precios: ¿y el libre mercado?

-Tengo tres preguntas que tienen que ver con el vínculo entre la macro y la microeconomía, con el metro cuadrado de la gente. Primera cuestión: hemos aprendido que es si se mantiene el equilibrio fiscal, si hay superávit, baja la inflación. Pero también se ve cierta heterodoxia por parte del Gobierno. Por ejemplo, las advertencias del ministro de Economía Luis Caputo a algunas empresas formadoras de precios, advirtiéndoles que no vayan hacia el camino de actualizar precios si no se justifica según la visión del Ministerio de Economía. ¿Cuán creíble es la sustentabilidad de la inflación a la baja si necesita este tipo de intervención más heterodoxa por parte del Gobierno?

-Hay veces que se que se espera que el ministro de Economía oriente las expectativas. Entonces se hacen estas declaraciones. También es cierto que el ritmo de baja de inflación es una variable muy importante para las elecciones: también hay cierta motivación de carácter más político. Pero hoy lo esencial es que las fuentes de generación de inflación han desaparecido. Y lo que estamos viendo es un ajuste de la economía a los nuevos niveles de inflación que van a tener nivel internacional, muy bajos. En este contexto, es cierto que si alguna empresa dice voy a aumentar los precios porque creo que el dólar va a subir, o la razón que sea, se va a quedar colgada sin poder vender lo que produce.

-Es decir, la palabra del Ministro no sería necesaria: el mercado podría regularse solo.

-Sí pero no le veo mucha importancia a esas declaraciones. Tampoco me queda claro cuál es el grado de influencia. No lo definiría como una política heterodoxa. Son opiniones y el ministro está en un lugar privilegiado para poder dar esa opinión. No lo veo problemático.

Paritarias bajo control e inflación. ¿Otra medida heterodoxia o no tanto? Salarios, precios relativos y el camino de la desinflación

-Segunda cuestión, paritarias. El Gobierno ha venido participando muy activamente de las paritarias para frenar los niveles de actualización y que no impacten en una indexación de salarios, que también afectaría la inflación. Mientras los salarios del sector privado registrado, sobre todo, acompañaron la inflación, podía tener sentido. Sin embargo, la inflación de marzo dejó atrás a los salarios: la inflación fue del 3,7 por ciento y los salarios se actualizaron por debajo. Los privados registrados, 2,2. El sector público 3,3. En promedio, privado registrado y sector público, 2,5 por ciento con una inflación de marzo de 3,7. En ese caso, a la hora de contar con una inflación creíble, ¿se vuelve más preocupante que el Gobierno le ponga un techo a las paritarias?

-En general, con los salarios existe una asimetría: los salarios pueden subir pero no pueden bajar en términos nominales. Es un problema cuando, a través de negociaciones de salarios, se logran aumentos muy grandes que luego ponen en problemas a las empresas, porque tienen que aumentar los precios: si el mercado no los convalida, lo que termina ocurriendo es que la empresa la pasa muy mal y los trabajadores, también. Entonces, es importante tratar de hacer que los aumentos salariales sean consistentes con un sendero de desinflación. En muchos casos, la inercia que tienen las negociaciones salariales ha generado problemas que luego se manifiestan en una mayor tasa de desempleo.

-Pero ése no parece ser el escenario de las paritarias que se han ido cerrando, que han sido muy disciplinadas con la expectativa del Gobierno. Se puede entender que el Gobierno influya en las paritarias del transporte público porque los subsidios del Estado son importantes. Pero el caso más cuestionable es la intervención en la paritaria de comercio, que es un acuerdo entre privados. Y sin embargo, el Gobierno está pidiendo que se revea el aumento, que no era disparatado sobre todo cuando la inflación de marzo fue del 3,7 por ciento. ¿Ése tipo de situación le abre la puerta a cuestionamientos más atendibles respecto de la realidad y de la sostenibilidad de esta inflación a la baja? Si el mercado funcionara libremente, también el mercado laboral de paritarias, ¿la inflación en realidad sería más alta?

-No lo sé. Lo importante es que se han eliminado las fuentes de emisión monetaria que generaban la inflación. Luego, en el medio, hay cambios de precios relativos. Y esos cambios de precios relativos en una economía que todavía tiene inflación alta son más importantes. Yo interpreto que el Gobierno está generando guías para que eventualmente la inflación siga bajando, y baje lo más rápido posible. En la medida en que eso vaya siendo incluido en las expectativas de inflación, más rápido llegaremos a la estabilidad de precios y ése escenario es el mejor para todos. En la experiencia internacional, hay de todo. Hay países que han tardado mucho en bajar la inflación. Vi tu entrevista a Sebastián Edwards, donde él cuenta que en Chile, tardaron diez años en bajar la inflación de tres dígitos a dos y otros diez años, en bajarla de dos a un dígito. Pero después uno mira, por ejemplo, el período de convertibilidad argentina: la inflación bajó rapidísimo, en un año y medio. Lo que está ocurriendo ahora es también una baja rápida de la inflación. Y estas intervenciones, estas discusiones que se dan, son parte de tratar de encauzar a la Argentina en el sendero de desinflación lo más rápido posible.Pero no son intervenciones materiales o a través de instrumentos.

Consumo masivo, todavía bajo. ¿Qué significa y cómo juega en la demanda agregada?

-Últimas cuestiones. En relación al consumo, hay optimismo por un aumento del consumo de bienes durables pero hay preocupación por una baja del consumo masivo en supermercados, una caída que se va frenando pero que no termina de recuperarse. En septiembre de 2024, según la consultora Scentia, la caída del consumo masivo fue del 22 por ciento y el indicador que se conoció en abril respecto de marzo, fue del 5,4 por ciento. ¿Cuándo llega este beneficio macroeconómico al bolsillo de quienes gastan la mayor parte de sus ingresos en alimentos?

-Esto un poco tiene que ver con la recuperación de los ingresos. Los números que mencionás son año contra año: a pesar de que son negativos, ves que la cosa va mejorando. Es indudable que diciembre de 2023 y los primeros dos meses de 2024 fueron el peor momento de la crisis heredada por el Gobierno. A partir de ahí, las cosas están mejorando. Los salarios están mejorando en dólares.Y eso se comprueba, por ejemplo, en la evolución de la cuenta corriente. Vamos a pasar de un pequeño superávit en 2024 a, posiblemente, un pequeño déficit en 2025. Eso está reflejando que la demanda agregada se está recomponiendo, y dentro de la demanda está también el consumo. Ahora, la Argentina además necesita, y las está generando, inversiones muy grandes para el desarrollo de estos sectores que mencionaba antes, minería y energía. Ésa es la demanda quemejor le hace a la economía porque genera inversión, PBI futuro, capacidad para poder enfrentar los pasivos.

Inflación de un dígito, ¿demasiado rápido? ¿Objetivo político? Chile y Chicago Boys vs convertibilidad

-Usted mencionó a Edwards. Él explicaba que la primera generación de Chicago Boys en Chile estuvo muy obsesionada con llegar muy rápido a la inflación de un dígito y eso produjo una profunda crisis económica. Por eso después fueron al tipo de cambio entre bandas. El plan económico del gobierno de Milei, donde se cruzan objetivos políticos y esta obsesión en llegar rápido a la inflación de un dígito, ¿puede estar generando riesgos innecesarios?

-No es fácil la comparación entre ambos casos, la Argentina hoy y aquel plan de Chile. La gran diferencia que tiene el caso argentino hoy es el haber conseguido lo que normalmente es lo más difícil: el superávit fiscal. En cambio, en todas las discusiones sobre planes de estabilización, lo que ocurría es que había déficit y los gobiernos intentaban utilizar la fijación del tipo de cambio para ganarle a la inflación sin haber sacado el problema de fondo. En relación al caso de Chile cuando cambian el plan, es muy interesante el libro de Sebastián sobre el Chile Project. Hay un momento en el cual viene otra generación de gente de Chicago. En el Banco Central estaba Roberto Zahler. Ellos adoptan un esquema muy heterodoxo. Zahler tenía controles de capital, tenía de todo y hacía targeting del tipo real de cambio, de la tasa de interés, de la cuenta corriente. Él siempre se ríe porque yo en esa época definía su programa como “target anything that moves”: le ponía un target a cualquier cosa que se moviese. Zahler se mata de risa porque dice que efectivamente era así. Pero también ellos en algún momento, después, se dieron cuenta de que todo el régimen de controles no era lo mejor y pasaron a un tipo de cambio flexible, muy convencional.

Plan Milei-Caputo. ¿Cuál es su mayor riesgo?

-Usted tiene una mirada precisa, racional y muy informada y al mismo tiempo, muy optimista sobre el plan del Gobierno. ¿Dónde ve el riesgo del plan económico Milei-Caputo?

-Siempre hay riesgos. Puede haber riesgos del escenario externo. Hay riesgo que viene de la política. Cuando digo que la Argentina necesita prepararse para este cambio estructural, que viene con desarrollo de nuevos sectores, es porque hay muchos sectores importantes, por ejemplo, los sindicatos, que tienen una visión totalmente vieja y no se dan cuenta de los desafíos que enfrenta la economía hacia el futuro. Tienen una concepción completamente política. Por eso cuando nos enfocamos en la competitividad, lo que tenemos que mirar son los costos que hay en la Argentina por las malas leyes laborales, por la industria del juicio, por el mal sistema tributario. Por eso para el Gobierno es un desafío muy importante encarar tanto la reforma laboral como la reforma tributaria. Es un compromiso que tomó dentro del programa con el Fondo. Y también, tiene que proceder a derogar cosas totalmente anacrónicas como la Ley Penal Cambiaria.

-¿Qué implica la Ley Penal Cambiaria y por qué es tan importante?

-Implica que nosotros podemos comprar y vender un reloj, por ejemplo, pero no un dólar porque si no lo hacés autorizado por el Banco Central, estás cometiendo un delito. Es algo completamente extravagante que durante años generó una industria de corrupción por los famosos sumarios cambiarios: le ponían sumarios cambiarios a empresas que ni siquiera sabían que estaban haciendo algo mal. Además es un sistema intrincado de regulaciones, unas sobre otras. Hay que derogar esas cosas. Hay que facilitar la libertad económica.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/pablo-guidotti-el-ritmo-de-la-baja-de-inflacion-tiene-algo-de-motivacion-politica-pero-lo-esencial-nid18052025/

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