Salud capacitará a equipos directivos en gestión hospitalaria
La sucesión de hechos que desató la preocupación del mercado y puso al Gobierno en modo defensivo
El Gobierno no solo atravesó una semana complicada en el plano político, marcada por derrotas en el Congreso, sino que también recibió dos señales negativas en materia económica. Ambos factor...
El Gobierno no solo atravesó una semana complicada en el plano político, marcada por derrotas en el Congreso, sino que también recibió dos señales negativas en materia económica. Ambos factores reavivan la discusión sobre la “sábana corta”: priorizar la actividad o concentrarse en la baja de la inflación.
Por el momento, la administración de Javier Milei dejó en claro que su principal capital político de cara a las elecciones es la estabilización de precios. Sin embargo, empresarios e inversores comienzan a mostrar preocupación por el estancamiento económico y el impacto que eso tiene en la sociedad, según algunas encuestas desfavorables que publicaron las universidades Di Tella y San Andrés.
Esta semana, el Indec publicó que la inflación mayorista de julio trepó al 2,8%, tras el 1,6% de junio y la deflación de 0,3% que el presidente Milei había celebrado en mayo. El salto refleja el impacto de la devaluación del tipo de cambio iniciada a mediados de junio, aunque el traslado a precios fue más moderado en la inflación minorista —que incluye también los precios de servicios—, ubicada en 1,9%.
“La suba mayorista explica por qué el Gobierno forzó al tipo de cambio mayorista a retroceder por debajo de los $1300: hubo traslado a precios, aunque en el índice minorista aún no se reflejó plenamente porque se trata de un promedio mensual, pero posiblemente el impacto empezaba a notarse en agosto”, advirtió la consultora Outlier.
EL ÍNDICE DE CONFIANZA DEL CONSUMIDOR (ICC) CAE EN AGOSTO. Descarga el informe en: https://t.co/NiU7ZAZtFe pic.twitter.com/VnRLocHAT7
— CIF - UTDT (@CIF_UTDT) August 21, 2025Para contener la presión inflacionaria, el equipo económico desplegó este mes una batería de medidas: suspendió la compra de dólares por parte del Tesoro para reforzar las reservas del Banco Central (BCRA); intervino en el mercado de futuros para acotar las expectativas de devaluación; elevó los encajes bancarios para absorber liquidez, y fijó un piso alto para la tasa de interés, con el objetivo de volver atractivas las inversiones en pesos. Aun así, el Gobierno insiste en que el tipo de cambio “flota”.
“Se trata de una estrategia destinada a frenar la aceleración inflacionaria en la previa electoral. El apretón monetario reduce el impacto del tipo de cambio sobre los bienes transables y enfría la demanda de los no transables (principalmente servicios)”, sostuvo Outlier.
El costo de estas medidas, sin embargo, no es gratis. El endurecimiento monetario encareció el financiamiento, que pasó de ser negativo el año pasado a ofrecer tasas reales positivas que superan el 2% mensual. Los giros en descubierto, por caso, ya treparon del 80% al 90% nominal anual.
Los bancos, además, frenaron el otorgamiento de créditos en un contexto de creciente morosidad. Si bien aún no alcanza niveles críticos, preocupa la velocidad del deterioro. Para las empresas, esto significa mayores costos; para las familias, menos consumo.
La preocupación sobre el impacto en la economía se agrava al conocerse el dato del estimador mensual de la actividad económica (EMAE) de junio, que mostró una contracción de 0,7% y revisó a la baja los meses previos. De este modo, la economía acumuló dos caídas mensuales consecutivas (0,2% en mayo y 0,7% en junio) y una contracción acumulada de 1,3% respecto del pico de actividad de febrero.
Aunque la comparación interanual arroja un crecimiento de 6,4%, ese número responde al fuerte repunte de la segunda mitad del año pasado y al arrastre estadístico. “Si se mide contra diciembre de 2024, la economía acumula una baja de 0,6%. Es decir, durante 2025 no hubo crecimiento”, explicó LCG.
Los primeros datos publicados de julio tampoco traen alivio. Según Outlier, se observan caídas en la producción automotriz, los despachos de cemento, las importaciones y el efectivo en manos de los privados. “Es muy difícil esperar que agosto mejore, dadas las tasas reales elevadas y la incertidumbre vigente”, advirtió.
El presidente Milei defendió ayer la dureza de su política monetaria ante empresarios en el Council of the Americas. “¿Creen que pueden tener una tasa normal cuando enfrente están los que quieren romper el país? Menos llanto por la volatilidad de la tasa que bastante estamos sosteniendo la economía sin sobresaltos pese a los kukas”, dijo, sin lograr convencer del todo al sector privado.
La consultora 1816, una de las más buscadas en el mercado financiero, explicó que la economía argentina se sostiene en un riesgo país que no logra perforar los 700 puntos básicos debido a dos riesgos latentes.
Por un lado, se explica por la incertidumbre electoral, en especial en la provincia de Buenos Aires, y el riesgo de que, aun con un buen resultado en las urnas, no alcance para que la Argentina recupere el acceso al crédito internacional y renueve sus vencimientos de deuda. “Tal vez los mercados mirarían con buenos ojos una mayor acumulación de reservas, pero el equipo económico no parece considerar urgente la compra de divisas”, advirtió 1816.
Por lo tanto, luego de octubre, el mercado espera un cambio en la política económica, que dependerá del resultado de las elecciones. “Si nos guiamos por las declaraciones oficiales, la incertidumbre electoral -y en particular el temor a un triunfo del kirchnerismo- es la principal causa de la presión cambiaria existente. Un triunfo electoral del oficialismo disiparía el riesgo, lo cual permitiría bajar las tasas en pesos a niveles razonables y reabrir el financiamiento externo sin necesidad de una fuerte corrección del valor del dólar”, dijo la consultora Equilibra.
“Otra posible salida de la encrucijada es que, tras los comicios, el Tesoro no convalide tasas de interés en pesos elevadas y que el BCRA compre divisas. Ambas medidas impulsarían un alza del dólar oficial que permitiría terminar de corregir el atraso real existente y reabrir el acceso al financiamiento externo”, concluyó.
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