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Sin filmaciones ni testigos, investigan el robo al excampeón de TC Emanuel Moriatis en la Panamericana
Sin testigos ni filmaciones de cámaras de seguridad que hayan captado el momento del violento robo, detectives policiales y judiciales investigan el violento asalto denunciado por el excampeón de...
Sin testigos ni filmaciones de cámaras de seguridad que hayan captado el momento del violento robo, detectives policiales y judiciales investigan el violento asalto denunciado por el excampeón de la categoría Turismo Carretera (TC) Emanuel Moriatis, ocurrido ayer en la autopista Panamericana, a la altura de San Isidro, en cercanías del shopping Unicenter.
“Por el momento no hay testigos presenciales. Tampoco hay registros fílmicos. Las cámaras de seguridad instaladas en la zona parece que estaban fuera de servicio en el momento del hecho. Para avanzar en la causa se trabaja sobre hechos criminales de la misma característica ocurridos en la Panamericana”, sostuvo a LA NACION una calificada fuente judicial.
Moriatis, de 45 años y presidente de la Asociación de Pilotos de Autos de Turismo (APAT), se presentó anoche, poco después de las 23, en la comisaría 10a. de San Isidro de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, para denunciar el robo del que fue víctima cinco horas antes.
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Según la presentación, a la que tuvo acceso LA NACION, a las 18.45 de ayer, Moriatis circulaba en su moto Ducati Multistrada roja por el carril lento de la autopista Panamericana sentido hacia Tigre cuando, a la altura de la calle Corrientes (situada a 100 metros de la avenida Edison) fue atacado por dos motochorros.
Los delincuentes, según la víctima, circulaban en una moto negra. Moriatis no recordaba si tenía chapa patente. Los ladrones estaban vestidos con ropa oscura.
“El acompañante extrajo un arma y efectuó un disparo”, sostuvo Moriatis en su denuncia. Del miedo, lo primero que hizo, fue soltar su moto y salir corriendo en sentido contrario al que circulaba. Cada tanto se daba vuelta para mirar a los motochorros.
Uno de los motochorros se le acercaba y le gritaba. Él, como tenía el casco puesto, no escuchaba lo que decía. El ladrón volvió a disparar y Moriatis se quedó paralizado.
Entonces, el delincuente le sacó la mochila, donde el excampeón de TC tenía $500.000, tarjetas de crédito y la credencial de legítimo usuario de arma y le revisó que tenía en los bolsillos. Luego los motochorros escaparon a toda velocidad en las dos motos, es decir la de la víctima y la que tenían cuando interceptaron a Moriatis.
Poco después, un automovilista frenó y le ofreció llevarlo hasta Tigre. A poco de iniciar el trayecto encontraron la moto: estaba estacionada y encendida.
Tras la denuncia de Moriatis tomó intervención el fiscal general adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, quien tiene a su cargo la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Martínez.
“Llamó la atención el lugar del ataque. Una zona y un horario donde hay mucho tránsito, generalmente estos grupos violentos atacan en lugares más despoblados. También es llamativo que los motochorros hayan abandonado la moto poco después del robo”, sostuvo una fuente del caso.
Moriatis, primero, contó detalles del robo en su cuenta de Instagram: “Tengan mucho cuidado los que andan en moto por Panamericana. Pasé por una comisaría y me dijeron que no hay cámaras”.
Después, dio más detalles: “Uno siempre dice, gracias a Dios no me pasó nada y lo deja ahí, pero lo tengo que contar, porque hace un mes le robaron de la misma manera a un amigo. Había dejado de usar la moto, pero ayer tenía que ir al Autódromo y después al centro, tenía la necesidad de llegar a horario”.
Y en una entrevista con radio Mitre agregó: “Mientras circulaba por el lado derecho de los carriles, dos ladrones se me pusieron de costado como para que frene, uno me mostró el revolver y me hizo señas para que frene. Ahí es cuando disparó un tiro al piso. Clavé los frenos, solté la moto y empecé a trotar hacia atrás, pero mirándolos. Y vi que uno se me venía“.
Como explicó en la denuncia, como tenía casco, no escuchaba lo que le gritaba el ladrón que lo siguió. “Me habrá pedido que no me moviera. Ahí me disparó a quemarropa, pero como iba corriendo, no me llegó”, afirmó en la citada entrevista.
Robos con similares característicasComo se consignó, a pesar de las complejidades por la falta de filmaciones y de testigos, los detectives policiales y judiciales trabajan en analizar el modus operandi y buscar similitudes con otros robos de similares características ocurridos en la zona.
“Se buscará en redes sociales. Muchas veces los delincuentes suben publicaciones relacionadas a los robos que protagonizan”, dijo un investigador.
En abril pasado sucedió un ataque de similares características en la Panamericana, pero a la altura de Don Torcuato, en Tigre. La víctima, Roberto Montanelli, un ingeniero mecánico de 59 años, logró filmar la secuencia. Tenía instalada cámaras en su moto, una BMW 1250.
El intento de robo que sufrió Montanelli ocurrió el 28 de abril pasado, diez minutos antes de las 19, cuando se dirigía al barrio porteño de Villa Devoto por la autopista Panamericana.
“Sucedió entre las rutas 202 y 197. Yo iba a tranquilo. Tenía poco combustible y pensaba cargar nafta en una estación de servicio de la avenida General Paz, antes de llegar a Devoto”, contó, en su momento, la víctima a LA NACION.
Cuando ya había pasado la ruta 202, Montanelli advirtió que lo seguían. “En la moto instalé dos cámaras con sensores, una adelante y otra atrás. Antes de que los delincuentes se me pusieran por delante y me apuntaran con un arma, yo ya estaba advertido”, explicó el ingeniero.
Montanelli vio, claramente, el arma que portaba el ladrón que iba en la parte trasera de la moto. Tuvo que disminuir la velocidad porque lo encerraron. “El delincuente quiso bajarse, creo yo, pero en ese momento se desestabilizó la moto y entonces aproveché para acelerar y no los vi más”, dijo la víctima.
A toda velocidad llegó hasta la avenida General Paz. “Estuve nervioso, pero miedo no tuve. Mi idea es hacer ‘ruido’ porque esto no puede seguir pasando. El hecho de que te encierren en la Panamericana es una locura”, afirmó el ingeniero mecánico casi un día después del intento de robo.
Cuando llegó a su casa y extrajo las memorias de las cámaras, advirtió que la moto en la que circulaban los delincuentes no tenía chapa patente como para poder hacer la denuncia.
Un crimenEl 29 de octubre de 2022 fue asesinado el empresario Andrés Blaquier, de 62 años. El homicidio ocurrió en la autopista Panamericana, a la altura de Pilar.
Blaquier y su esposa, Magdalena De Elordy, circulaban hacia el norte en una moto BMW GS1200. Volvían a su casa, en el country Martindale, después de haber presenciado la final del Abierto de Polo de Hurlingham. Los acompañaba una pareja amiga que iba en una moto BMW GS800.
En un momento, una moto en la que circulaban dos delincuentes –y había sido robada días antes en Ricardo Rojas, partido de Tigre– se puso a la par de la de la víctima y, segundos después, Blaquier y su esposa cayeron al asfalto. No fue una mala maniobra: uno de los asaltantes le disparó al empresario sin miramientos, a corta distancia. Le tiraron a matar.
“Los delincuentes encerraron a Blaquier y le dispararon en el pecho con una pistola calibre nueve milímetros con la intención y voluntad de causarle la muerte para facilitar y consumar el desapoderamiento de su vehículo. Como consecuencia del disparo, la víctima y su esposa cayeron de la moto. El delincuente que disparó, después de levantar la moto BMW 1200 del empresario ayudado por su cómplice, se dio a la fuga”, reza el expediente judicial.
Producto de la caída, De Elordy sufrió la fractura de la rótula izquierda. Blaquier, según la autopsia, murió como consecuencia de un “shock hipovolémico a causa de una herida de arma de fuego con orificio de entrada en hemitórax izquierdo y de salida en región dorsal derecha, perforando pleuras, ventrículo izquierdo y derecho, lesionando los aparatos valvulares del corazón, pulmón derecho, entre otros daños, lo que provocó una hemorragia masiva”.
El delincuente que le disparó a Blaquier se bajó de la moto para apoderarse de la BMW 1200 de la víctima, pero como no pudo levantarla solo necesitó de la ayuda de su cómplice. Después, huyeron de la escena del crimen en ambas motos.
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