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Un grupo de empresarios se puso como objetivo del año contratar a 100 jovenes de familias vulnerables: “Un sueldo fijo transforma sus vidas”
Este año, la empresa de Ariel Maya creció: empezó con 42 empleados y, por ahora, lo terminará con 50. Él está contento. Más allá de ver progresar a Merclin, la fábrica de productos de limp...
Este año, la empresa de Ariel Maya creció: empezó con 42 empleados y, por ahora, lo terminará con 50. Él está contento. Más allá de ver progresar a Merclin, la fábrica de productos de limpieza que fundó hace 20 años en la localidad bonaerense de San Martín, lo entusiasma poder ser parte de algo más grande.
Es que Vistage, una red de empresarios de la que Merclin es parte, se encuentra en la cuenta regresiva para cumplir una meta que se fijaron a principio de año: contratar a 100 jóvenes vulnerables con la premisa de que “cada trabajo en blanco significa una vida transformada”. Hasta ahora, las empresas que conforman la red consiguieron emplear a 35 chicos, y cinco de ellos fueron incorporados por la empresa de Maya.
“Cuando tenés una empresa, contribuís a que un montón de familias tengan trabajo y puedan progresar. Y eso se cumple sobre todo cuando tomás gente a conciencia. Dar trabajo es muy gratificante y más todavía cuando se trata de jóvenes que no tuvieron o no tienen una vida tan fácil”, asegura Maya.
Para contratar y conectar con los jóvenes, Maya y los demás empresarios que se sumaron a la iniciativa se apoyaron en Fundación Empujar. Se trata de una organización fundada en 2013 por varios empresarios de Vistage para fomentar el ingreso de jóvenes de entornos vulnerables al universo del trabajo formal.
Pablo Romero tiene 24 años y es uno de los operarios de producción recién llegados a Merclin. “Después de haber tenido solo trabajos en negro, cuando entré a la empresa sentí un gran alivio. Por fin tengo la tranquilidad de que cada mes voy a cobrar un buen sueldo con el que puedo ayudar en mi casa y comprarme mis cosas”, dice el joven, que vive y se crió en Quilmes con su mamá, empleada doméstica, y tres hermanos.
Hasta fines de 2024, Pablo atendía un local del barrio porteño de Once. Le pagaban menos de 300 mil pesos por mes. Es egresado de una escuela técnica y había empezado a cursar ingeniería civil en la sede de Villa Domínico de la UTN, pero tuvo que abandonar su sueño de convertirse en el primer universitario de su familia porque trabajaba 12 horas por día.
“Cambió mi mirada sobre el futuro”“En general, los chicos que viven en contextos humildes tienen que aportar plata en la casa porque los papás tienen empleos inestables o informales con salarios bajos. Por eso, cuando contratas jóvenes que provienen de entornos vulnerables, en blanco, con un buen sueldo, no solo su vida cambia, sino que contribuye a que la situación de la familia en general tome otro rumbo”, explica Maya.
El acceso al trabajo registrado en los sectores socioeconómico bajos es muy limitado: solo tres de cada 100 jóvenes que viven en hogares muy pobres acceden a un trabajo registrado, según reveló un análisis del Observatorio de la Deuda Social de la UCA hecho en exclusiva para LA NACION.
Para quien vive en la pobreza, un puesto estable, con obra social, aguinaldo y vacaciones, significa mucho más que tener un trabajo: es una transformación socioeconómica personal y familiar.
Al trabajar de manera informal y no tener sus ingresos declarados, a Pablo le llegaron a bloquear la cuenta en una billetera virtual en la que guardaba el poco dinero que cobraba. Ahora, sin embargo, tiene una cuenta en un banco y puede invertir el dinero que ahorra cada mes. Aunque no lo tiene claro, quiere comprarse un auto y sueña con llegar a tener su propia casa algún día.
Además, sacó una tarjeta de crédito con la que pudo comprar electrodomésticos para equipar la casa familiar y una buena computadora para sus hermanos menores. “Los dos van a una escuela técnica y aspiran a seguir estudiando ingeniería. Así que la compré pensando en que la puedan usar para eso”, explica el joven. “Este trabajo cambió mi mirada sobre el futuro y el de mi familia”, agrega. Como ahora trabaja ocho horas y desde la empresa lo alientan a estudiar, planea retomar la universidad el año que viene.
Similar es el caso de Celeste Acosta, otra de las jóvenes que entraron a Merclin gracias a la iniciativa de Vistage, aunque en el área administrativa. Tiene 21 años y había trabajado informalmente en una hamburguesería, una cafetería y un call center. Como Pablo, tuvo que dejar el profesorado de Literatura porque tenía horarios rotativos y trabajaba muchas horas.
“Hace unos meses la plata no me alcanzaba y pensé que por no tener contactos jamás iba a lograr conseguir un trabajo formal. Ahora trabajo en una oficina, logré mudarme con mi novio y planeo terminar de estudiar. Es increíble”, dice.
Quien la contrató fue Lucía Chavez, la gerente comercial, que tiene 38 años y está hace 15 años en la empresa. Es hija de una empleada doméstica y un operario textil que apenas tuvieron la oportunidad de completar sus estudios primarios y siempre la incentivaron a ir por más.
Desde chica Lucía soñaba con un empleo formal en el que pudiera vestir un traje y tener su propia oficina. Empezó a cumplir ese sueño cuando una pasantía en Merclin se convirtió en su primer trabajo formal. Con los años, fue ascendiendo de puesto y logró recibirse de Licenciada en Administración, comprarse un auto y tener una casa propia.
“Es motivador transformar vidas”En Empujar los jóvenes que provienen de entornos vulnerables reciben distintas capacitaciones para el empleo y luego son conectados con empresas que los contratan. El 58% de los jóvenes egresados de sus programas consiguieron su primer trabajo en blanco. En 2024, 624 chicos lo lograron. Este año, esperan que otros 650 lo consigan. Y el apoyo de una red como Vistage, que nuclea a más de 2600 CEOs y empresarios de todo el país, es fundamental.
“En las reuniones de Vistage siempre aparece Empujar. Porque está vinculada a la función social que cada vez estamos intentando expandir más entre la red. Cuando se abren nuevos puestos, acudimos directamente a ellos para buscar candidatos”, cuenta Maya, para quien el beneficio es doble. “Doy una oportunidad y a la vez sumo a la empresa a un joven que se capacitó y que sé que tiene muchas ganas de trabajar y de progresar, que va a ser responsable y va a cumplir”, explica.
Pablo Falduti, Gerente General en Grupo Falmet, es otro miembro de Vistage que está comprometido con darles oportunidades a jóvenes vulnerables. Lidera una sede de Empujar en zona oeste y convenció a varios empresarios del grupo para que contraten a sus egresados. Fue uno de los impulsores del objetivo de llegar durante 2025 a 100 jóvenes contratados.
“Lo que hacemos desde Vistage y Empujar es transformador a nivel sociedad. Porque no termina en el empleado al que contratás y que cobra un sueldo, sino que ese chico ayuda a la familia y le transmite que hay esperanza y posibilidades de tener una vida diferente. Muchos egresados de Empujar terminan siendo referentes de amigos del barrio, compañeros o familiares que buscan un objetivo similar”, explica Falduti.
Para Falduti, cuando contrata a un joven de Empujar, el empresario cambia su perspectiva, empieza a entender a la empresa como un propósito que va más allá de los negocios, y que tiene que ver con generar un impacto en la sociedad. “Cuando la comunidad que está alrededor de la empresa vive mejor, se capacita y encuentra trabajo, a tu empresa le va a ir mucho mejor que si su entorno está cada vez peor y no hay oportunidades”, dice.
Algo similar opina el fundador de Merclin. “Muchos operarios que trabajan en mi empresa tienen moto, auto, van al gimnasio, hacen actividades fuera del trabajo y pueden mantener a sus familias. Y a mí eso me llena. Porque si uno tiene un trabajo marginal, es probable que el resto de su vida también lo sea”, señala.
Al impulsor del objetivo de los 100 jóvenes, lo que lo motiva es ser parte de esa transformación, e invita a otros empresarios a experimentarla también. “Ver cómo un joven al que nunca le dieron una posibilidad y que pensaba que no tenía ninguna chance de entrar el mundo laboral logra capacitarse, empezar a trabajar y destacarse en sus tareas, es fenomenal. Porque son talentos dormidos u ocultos que podés ayudar a potenciar. Y son vidas que podés ayudar a transformar”.
Más informaciónFundación Empujar es una ONG fundada por empresarios para articular iniciativas para lograr el ingreso de jóvenes de entornos vulnerables al universo del trabajo formal,
Si sos empresario y querés contratar a un joven egresado de Empujar, envía un mail a info@fundacionempujar.org o escribí por WhatsApp al +54 9 11 6173-2948
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