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Maximiliano Sosa, trabajador de una fábrica de pastas, fue acusado de robo y homicidio por el crimen de Aarón González, su jefe. Un amigo de la víctima comenzó a sospechar por unos mensajes de WhatsApp que recibió desde el celular del fallecido. La Policía halló el cuerpo enterrado en el domicilio del acusado.