Hace seis años, en Washington, Mario Erkekdjian (empresario, 83 años) conoció la costumbre, en los consorcios, de dejar sobre una mesa distintos objetos, desde un libro a una TV, a disposición de los que quieran llevarlos. Volvió a San Isidro, donde vive, y lo puso en práctica en la vereda de su casa, pero solo con libros, protegidos en una casita de madera que construyó él. “Yo no era un gran lector, pero me pareció un aporte a la educación y la cultura”. Es la primera “casita literaria” del país, a la que le siguieron otras, en el GBA y en varias provincias. Con kits provistos por el municipio, alumnos de escuelas públicas harán ahora otras cinco casitas.
Los libros circulan libremente, con el único compromiso de devolverlos. A su vez, los vecinos –también de otros barrios– van dejando nuevos ejemplares, para que el stock se renueve; son unos 300 títulos, de los más diversos géneros (en los estantes de abajo, para chicos). “Lo definimos como un proyecto comunitario para fomentar la lectura y la integración vecinal”. Periódicamente se congregan en veladas literarias y musicales junto a la casita, que tiene su Instagram (lacasitaliterariaok) y un programa en la FM local Simphony. Un chat reúne a todas las del país.
Dirección: Intendente Aphalo al 100, a una cuadra del hipódromo.