Waldo Bilbao, ubicado en el puesto tres de los prófugos más buscados en Santa Fe, cayó preso el viernes por la noche. El narco fue encontrado en un departamento céntrico de Rosario y se resistió a las autoridades hasta el último minuto.
El hombre, de 45 años e intensamente buscado este último tiempo por distintas brigadas, estaba sindicado como un prófugo de alto perfil y con prioridad de captura.
Según fuentes del Gobierno de Santa Fe, Bilbao formaba parte de una organización comandada por su hermano Brian -quien todavía no fue hallado- y se habría encargado de manejar el lavado de parte del dinero de la organización, a través de distintas actividades lícitas en las que inyectaba fondos espurios. Esto se determinó a través de una investigación federal.
Sobre su cabeza había una recompensa de $50 millones, para aquellas personas que pudieran aportar datos que colaboraran con su captura.
Por la noche del viernes, la Unidad de Acciones Especiales de la provincia de Santa Fe, dependiente de la Central de Inteligencia y Operaciones Especiales (Ciope), conjuntamente con personal de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) de la Policía, detuvieron a Bilbao en un domicilio de Colón al 1200, a apenas unas cuadras del río, y en una zona céntrica y neurálgica de Rosario.
Al momento del ingreso del personal policial durante el allanamiento, el narco intentó ocultarse en un habitáculo de pequeñas dimensiones, pero inmediatamente fue reducido.
La captura se produjo luego de minuciosas investigaciones a partir de una causa que lleva adelante el Juzgado Federal N° 3 de Procunar.
Los BilbaoBrian Bilbao, hermano de Waldo y todavía escapado del radar de las fuerzas, controlaba aeródromos clandestinos. Uno, ya desbaratado, en Oliveros, a 50 kilómetros de Rosario. El prófugo es conocido como “empresario narco” porque se caracterizó por invertir en medios de comunicación, publicidad para la política, artistas de renombre, taxis y bares, entre otros emprendimientos.
Asociado con otros delincuentes colombianos y de la región, se supone que Brian Bilbao coordinaba la llegada de cargamentos de cocaína desde Paraguay y Bolivia, que eran “bombardeados” en la zona de las islas del Río Paraná. Asimismo, hay una alta sospecha de que recibía la droga y la destinaba al contrabando internacional a través de los puertos anclados en la Hidrovía, con salida al Atlántico, a Europa, Asia y Oceanía.
Según reveló LA NACION, Brian Bilbao compró a través de testaferros la sociedad VTX Rosario, que controla los teatros Vorterix de esa ciudad y de Mar del Plata. Los artistas que tocaban en esa sala cobraban entre tres y cuatro veces más que en otros teatros.
Otro negocio que nació en torno a la organización fue el bar Affascinante y una sucursal, ubicadas en el barrio Echesortu. También instalaron una concesionaria de autos llamada Portillo Usados Exclusivos.
En tanto, dentro de los emprendimientos más llamativos de este grupo criminal hay una empresa dedicada a la publicidad callejera, VYA Digital SRL, como así también una compañía de producción de biodiesel, Glycine Max SRL, y la explotación de taxis bajo los nombres “Taxideral” y “Remitaxi”.
La caída de RaynaudEn julio de este año, la Policía dio con otro integrante clave de esta banda: Pablo Javier Raynaud, que también estaba prófugo pero fue atrapado cuando -sin poder contener su pasión- fue a ver un partido de River Plate en el Monumental.
Raynaud, de 51 años, tenía cuatro plateas y vivía a cinco cuadras del estadio, en Blanco Encalada 1400, en el barrio porteño de Belgrano. Había sido empresario agropecuario, pero se transformó en un engranaje clave de la logística de la organización, ya que era dueño de una pista de aterrizaje y un hangar en Carrizales, una localidad a 40 kilómetros de Rosario, donde bajaban las avionetas que traían la cocaína.
Este hombre era intensamente buscado por su vinculación con la banda de Brian Bilbao.