Proyectaron un volumen exclusivo para sus hijos anticipando su mayor independencia y sumaron una casita de 18m2 como estudio

Un roble de 120 años en el medio del jardín se transformó en el punto de partida del proyecto. Para conservarlo y verlo desde todos los ambientes, los arquitectos Mariana Villanueva y Sebastián Cseh trazaron su vivienda a su alrededor.

“Cuando proyectamos la casa, hace años, organizamos los niveles para que pudieras disfrutar el roble desde todos lados, aunque sabíamos que eso podía cambiar”, nos cuenta Mariana que, además, estuvo a cargo del interiorismo y del paisajismo. “Lamentablemente, lo vamos a tener que sacar, porque se está muriendo. Hicimos lo imposible por mantenerlo, tuvo muchísimos cuidados; hasta venía a tratarlo un especialista japonés”, detalla Mariana, y se nota que le cuesta resignarse. En su lugar, planea trazar un cantero como huella de lo que significa para todos.

El volumen negro (arriba, y abajo, visto desde el living) corresponde a los dormitorios de sus tres hijos, hoy universitarios, proyectados así desde el inicio pensando en darles mayor independencia cuando crecieran. “Como búsqueda estética, elegimos usar ladrillos negros y vidrio al filo, con ventanas de frente integral que, en general, se usan en oficinas”, nos explica la arquitecta.

Lo lindo de un proyecto a medida es que puede acompañar la forma de vida de cada integrante de la familia. Salir de lo estándar permite hacerle lugar a lo que uno realmente quiere.

Arq. Mariana Villanueva, dueña de casa

Cocina de arte

No hay recorrido que no implique estar en contacto con la vegetación profusa a través de ventanales inmensos.

Mirar hacia adelante

“Cuando hicimos la casa, nuestros hijos todavía eran chicos, pero ya pensamos en su autonomía e independencia a futuro: por eso diseñamos un ala para sus dormitorios y espacios de estudio y trabajo”.

Reconvertido, el antiguo playroom infantil hoy es una sala de estudio para sus hijos, que cursan Arquitectura.

Salida en casa

“Los chicos usan muchísimo la terraza que está arriba de sus cuartos: allí se juntan con sus amigos”. Se accede por una escalera lateral, tiene dos sectores y caminos verdes en lugar de barandas.

“No queríamos una casa de dos pisos compacta, con medianeras tremendas, los espacios sociales abajo y todas las habitaciones arriba. Queríamos que, a su manera, se integrara con el jardín y las casas vecinas”

Exclusividad

La suite principal, planteada como una sucesión de programas, es el único ambiente de la planta alta: de esa manera, aseguraron calma y espacios generosos.

Primero está el vestidor, luego una sala que combina tocador y escritorio y, por último, el dormitorio, cuyo revestimiento de madera funciona como respaldo de la cama.

Estos espacios de la suite son un ejemplo de las variaciones de negro que aplicaron,con pintura en un caso y mármol veteado en otros.

Fachada y casita al resguardo

Para lograr mayor privacidad, instalaron parasoles de lapacho macizo en la cara sur. Nunca los cierran del todo, sino que los mantienen a 90° para poder ver hacia afuera y que pase la luz.

“Con los años, nos empezaron a faltar espacios de trabajo para todos. Por eso decidimos instalar esta ‘casita’ en el jardín delantero, que llegó así tal cual. La apoyamos enel terreno y la empezamos a usar”

 Este es un lugar compartido por Mariana y su hija, que estudia Diseño de Indumentaria y hace costura.

 



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-living/fuera-del-estandar-dos-arquitectos-proyectaron-una-casa-de-volumenes-superpuestos-y-desfasados-nid10082025/

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