Mariano Cohn-Gastón Duprat: “No tenemos esa cuestión de respeto a líderes, maestros, vacas sagradas”

Homo Argentum no es una película. Son 16 películas en una, con un protagónico excluyente de Guillermo Francella en variedad de registros: desde perturbador a risueño. Toca la cuerda de la comedia, pero también roza el drama, el costumbrismo, el sarcasmo y mucho más. Tan pronto es un millonario como un cura villero, muta a un arbolito de la calle Florida, se transforma en presidente de la Nación, luego en un relator de fútbol y en un director de cine. Toda una galería muy ecléctica de personajes disímiles en tramas breves que sorprenden.

Se trata de una película adictiva porque, a pesar de ofrecer tantas historias, cuando termina el espectador parece querer demandar más. Su estreno, el jueves último, le viene más que bien al alicaído cine argentino al que le puede dar una gran alegría en este segundo semestre de vacas flacas en las boleterías.

Detrás de cámaras de este peculiar film se encuentra la dupla integrada por Mariano Cohn y Gastón Duprat que, además de exitosos, nunca pasan inadvertidos porque sus muy vistas producciones, tanto en la pantalla grande como para las plataformas, suelen meterse con temas supuestamente intocables, con un desenfado que ya les es muy característico.

Así sucede también con varias de las historias de Homo Argentum, escritas por estos directores, Andrés Duprat (director del Museo Nacional de Bellas Artes y hermano de Gastón), con la colaboración del periodista Horacio Convertini y aportes de Mario Mactas, que hace poco nos dejó.

A Francella se le ocurrió ir por el lado de Los monstruos, un clásico de la cinematografía italiana de los años sesenta que fue tal suceso que obligó a una segunda película similar años después.

“Guillermo quería que, a diferencia de esas películas italianas que eran crueles, y solo crueles, Homo argentum sumara emotividad y nos sugirió algunas puntas”, anota Gastón Duprat. Y agrega: “Es una película cara, muy grande. Así que por eso necesitamos que vaya mucha gente al cine”. Aclara que Disney la distribuye y que solo circulará en salas, no en su plataforma. “La idea –completa Cohn– es que vuelva la gente a las salas porque post pandemia no hay ninguna “película tanque” que haya hecho una cantidad de público como se hacía anteriormente.”

Y para conseguir ese objetivo tan ambicioso se ocupan hasta de hablar con los dueños de los cines para convencerlos de que le den una exhibición generosa y privilegiada. “No soy un experto en taquilla ni en afluencia de gente a los cines –amplía Duprat–, pero ya antes de la pandemia estaba delicado el asunto con las películas argentinas. Y después creo que fue el cierre de cines más largo de todos los países del mundo el que le propinaron a la Argentina y aún no logró recuperarse del todo.”

Cohn y Duprat visitaron la redacción de La Nación para hablar del reciente estreno, de la nueva temporada de El encargado y de varios proyectos en carpeta, entre los que se destaca una película con Robert De Niro y Julianne Moore.

–¿Qué es Homo Argentum?

COHN: –Es una sucesión de pequeños cuentos dentro de una gran película inspirada en Los monstruos y Los nuevos monstruos.

–¿Cuál es la ventaja y la desventaja de una película que se reparte entre tantas tramas?

DUPRAT: –Ventajas son que se pueden tocar muchos universos diferentes, y a la vez esa es la desventaja para hacerla porque es muy complejo. En una película convencional se construye una realidad y acá hubo que construir 16, aparte del personaje central y todo lo que tiene que ver con su caracterización, que es solo una pequeña parte, porque Guillermo también actúa los personajes desde lo más íntimo. Para él fue muy desafiante porque algunas historias se filmaban en un día y las más largas, en cuatro o cinco. Entonces tenía que estar todo el tiempo cambiando, no solo de aspecto, sino también de mundos y de personajes.

–Al cine argentino siempre se le hizo difícil la convocatoria de público, salvo excepciones: en otra época, Enrique Carreras y Palito Ortega; en esta, Francella y Darín.

COHN: –En nuestro recorrido apuntamos siempre a hacer un cine popular, pero conservando esa cosa de autor, pero había que crear cierta audiencia. Lo logramos con El hombre de al lado o El ciudadano ilustre, sin Darín ni Francella. Intentamos hacer un cine de autor que a la vez capture audiencia. Creo que también hay un viraje. La industria se concentra más en las series que en el cine, que pasó a un segundo plano.

DUPRAT: –Con Homo Argentum queremos demostrar que una película argentina puede volver a convocar gente a las salas, aunque tenga mucha experimentación y riesgo, ni sea convencional en su estructura.

COHN: –Es una apuesta a la que quizás los jóvenes estén más acostumbrados, porque suelen ver pequeñas piecitas. Vamos a ver qué pasa con el público adulto y si la valida.

–Al cine argentino muchas veces le juega en contra su afán de enfatizar lo que cuenta. El título Homo Argentum puede remitir a mucha gente a pensar: “Uy, nos van a bajar línea de cómo somos los argentinos”, ¿no? Yo, que vi la película, siento que tomaron ese tema sutilmente. ¿Cómo hicieron para equilibrarlo?

DUPRAT: –Es un recorte propio y posible, del que también Guillermo participó. No quisimos abarcar una totalidad, pero de hecho habíamos escrito más de 40 historias.

–¿Se viene la Homo Argentum 2?

COHN: –O Fem Argentum, capaz, con mujeres.

DUPRAT: –Homo Argentum no tiene la intención de ser abarcativa. Creo que muchos se van a reconocer, o van a reconocer a algún pariente o amigo en las historias, pero no teníamos la ambición de que sea un retrato acabado, sino un recorte personal de lo argentino.

–Cuando ustedes hicieron Televisión Abierta, en 1998, todavía no existían las redes sociales y, sin embargo, ese formato tenía, diría, más de TikTok, porque no era tan placentera como Instagram, pero tampoco proponía la pelea en el barro de X. ¿Cómo se les ocurrió eso en ese momento y qué semilla dejó en la tele?

COHN: –Tanto Gastón como yo arrancamos a hacer videoarte, videoexperimental, con las primeras camaritas hogareñas que se empezaban a usar: el VHS, el Super VHS, el mini DB. A partir de la imagen, empezó como búsqueda, como lo fue Televisión abierta, que era darle la cámara a la gente para que se grabara y saliera en la tele en igualdad de condiciones con la única condición de que vos te hacías cargo del micrófono en primera persona y de lo que querías comunicar, y salías al lado de Charly García, uno que buscaba novia u otro que mandaba un saludo a su mujer. Era la irrupción de las cámaras en las casas.

–Después pasaron los años y dirigieron Ciudad Abierta, el canal público de CABA...

DUPRAT: –Era un canal también muy experimental. Está mal que lo diga yo, pero era de avanzada, muy vanguardista. Luego la política lo dilapidó haciendo una cosa muy convencional y rústica, que es lo que está al aire hoy. Era un canal muy del futuro con una sucesión de imágenes, algunas en vivo, otras grabadas, de la ciudad, tanto de lugares como de personas trabajando, viviendo, tomando mate, estudiando, todo acompañado de la profusa agenda cultural de la Ciudad. Era de una belleza absoluta. Era otro uso de la televisión.

COHN: –Se lo fagocitó la la misma política que lo había generado. Se convirtió en un pequeño Canal 7.

–¿Por qué la TV abierta perdió la ficción?

DUPRAT: –Las series que se hacen para las plataformas serían inviables en la tele por un tema de costos. Son carísimas las series y mucho más sofisticadas que cómo se hacían las tiras para la televisión. Son como películas: El encargado, con Francella; o Nada, que hicimos con Beto Brandoni, o Bellas Artes, con Oscar Martínez. Son de una sofisticación y un nivel de detalle que las vuelve artefactos muy caros y artesanales.

–Hablando de Nada, Robert De Niro, que era el otro protagonista, dijo que ustedes son “únicos y especiales”. ¿A qué se refiere y qué planes tienen ahora con De Niro?

COHN: –De Niro, cuando vino a grabar acá a la Argentina, tenía un rol secundario: hacerle el aguante a su amigo Beto Brandoni. Vino para estar en el último capítulo de la serie, que era una promesa que le había hecho a Beto.

–¿Cómo se entienden entre ellos?

COHN: –Como en la serie: hablan un italiano cocoliche con mezcla de portuñol. Es muy gracioso cómo se comunican, pero hay como un juego con el idioma ahí también. A De Niro le gusta decir algunas palabras en italiano y en español. O sea, una mezcla, así como se ve en la serie, que saltan de idioma. De Niro, antes de subirse al avión, nos dijo: “Bueno, chicos, la próxima, cuando tengan un protagónico, me avisan, me llaman y lo hacemos”. En 24 horas le mandamos un proyecto. Ya en febrero fuimos a ensayar con él, con una lectura de guion. Es algo que se viene cocinando a fuego lento, que calculo que en abril del año que viene vamos a estar filmando en Nueva York, con De Niro y con Julianne Moore, que va a ser de la partida.

–¿Qué los trajo hasta acá, conceptualmente hablando en la profesión?

COHN: –Una búsqueda artística que no subestima al espectador. Tenerle muchísimo respeto y tratar siempre de compartir un punto de vista que dispare otras cosas. No cerrar los temas con candado, sino que después de ver cualquier trabajo que hagamos nosotros, el espectador tenga que terminar de completar la obra y la siga pensando. Eso me parece que es lo que le da larga vida a cualquier proyecto.

DUPRAT: –Es potenciar un punto de vista que no está expresado y que, por lo tanto, amerita hacerlo. Hacer una película, o una serie, es un trabajo terrible de muchísima gente, muy complejo. Entonces, uno tiene que estar muy seguro de que lo que va a decir no existe en otro lado. O de que tiene alguna relevancia, puede interpelar a alguien o puede mover alguna estantería.

–El director de cine, ¿es también un artista?

DUPRAT: –Es artista el que dirige sus propios textos, el que no está diciendo palabras de otros. Cuando una película nuestra llevó público a las salas de manera impensada, que fue El hombre al lado, con Daniel Aráoz y Rafael Spregelburd, dijimos: “Ah, bueno, se pueden unir las dos cosas”. No es que lo popular es berreta y lo bueno y de calidad es sofisticado y para pocos. De golpe vimos que eso se unía. Es mentira que los productos comerciales deben ser baratos y rústicos porque si no, la gente no va. Y ese es un desafío para mí buenísimo: hacer películas o series sin ceder un ápice y sin ninguna condescendencia con el público.

COHN: –Lo que hacemos también es un ejercicio de observación. No sabemos si lo que estamos observando es algo que va a suceder. Nos pasa con El encargado muchas veces, que lo que lo que filmamos o lo que escribimos después sucede en la vida real, pero no es algo buscado. Por ejemplo, el tema de Beatriz Sarlo y el portero de su edificio remite a un episodio de una temporada anterior.

DUPRAT: –Se dice que el director en el cine tiene un mando vertical de tipo militar, ¿no? Nosotros somos sui generis y tenemos un método que es totalmente abierto, donde creo que Guillermo se siente muy cómodo porque puede opinar libremente, con debates y discusiones incluso en pleno rodaje. Pero él confía. A veces nos hace cambiar de opinión también. Él necesita entender cabalmente y en profundidad lo que significan las escenas, no solo lo que dice el personaje, sino lo que no dice o lo que piensa a pesar de lo que dice. Así debe ser y a mí me parece fenómeno. Tratamos de acordar.

–¿Cómo funciona esta suerte de dirección “siamesa”, si se la puede llamar así, porque no se entiende a Duprat sin Cohn ni a Cohn sin Duprat?

DUPRAT: –En esta película nos repartimos algunas tareas. Hay miles de cosas que el director ni se entera que suceden. Al ser dos podemos cubrir más áreas. En este caso, Mariano filmó más y yo estuve más en el guion, pero podría haber sido al revés.

–¿Qué criterio siguieron para ordenar las historias que integran la película?

COHN: –El desafío era: ¿cómo hacemos para que sea placentero verla?

DUPRAT: –Pasaba mucho que la poca gente que vio la película antes del estreno tenía sus preferidos, pero entendimos que no era una individualidad, a ver cuál me gusta más, si esta o la otra historia.

COHN: –El sedimento te lo deja la suma de todas. Obviamente que no somos ingenuos y sabemos, después de filmar tantas películas, que lo más poderoso tiene que estar al principio y al final, así que esas dos historias, la del principio que es “Aquí no ha pasado nada” y la del final, que es “Troppo Dolce”, sean para nosotros las más poderosas y, por eso, nos gusta que esos sean los dos paréntesis de la película. Igual es inevitable que uno salga del cine y diga: “Me gustó más esta o esta otra”. Pero funciona por acumulación. De hecho, no nos ponemos de acuerdo entre nosotros sobre cuál es la mejor o cuál es la más divertida. Con el correr de las proyecciones y los días va cambiando mi opinión, cuál me gusta más, cuál me gusta menos.

–Homo Argentum también tiene otra característica de la obra de ustedes, que es políticamente incorrecta. Duprat y Cohn son chicos a los que les gusta meter el dedo en el enchufe, y a muchos espectadores nos gusta que lo hagan, pero a otros no les gusta nada. Y a la colonia artística, menos todavía. ¿Cómo asimilan el distinto tipo de repercusión que tienen dentro y fuera de la industria?

DUPRAT: –En el cine argentino hay muchos temas no tocados nunca. ¿Por qué? Porque no conviene. Nosotros empezamos con El hombre de al lado, con una complejidad que luego El ciudadano ilustre refrendó. Entonces, increíblemente, esa película ya vieja fue novedad en cuanto a algunos reproches a lo argentino. Eran totalmente simples y evidentes, pero no se habían tratado. O luego con El encargado nos metimos con los sindicatos, ¿por qué no? No se había tocado jamás. O en Homo Argentum, idea de Mario Mactas, la historia del curita villero. El cine argentino siempre fue muy condescendiente con ese tipo de temas; bueno, acá aparece de otra manera. Mucha gente podría decir de Bellas Artes: “Uy, pero qué sarcástico, qué irónico.” Y la escribió Andrés, que es director del Museo Nacional de Bellas Artes, y te puedo asegurar que no tiene nada de sarcástico o irónico. El mundo real del arte y casi todas las ideas que están en la serie sucedieron.

–Pero son observaciones incómodas para el establishment del arte.

COHN: –Son terrenos que son propios a nosotros: el mundo del arte, de la televisión, del cine.

–¿Pero no hay cierto consenso tácito de no pisarse el poncho?

COHN: –Sí, por autocensura, por corrección política de los directores. Por no querer molestar al otro.

DUPRAT: –Flota la idea de que el artista ya de por sí es bueno, frágil, honesto y que las corporaciones le ponen la bota en la cabeza. Pero yo no creo que sea así. Merece el mismo tratamiento que un señor que maneja un taxi, un quiosquero o un abogado.

–Pasa que ellos quieren mantener la magia, algo que el taxista no tiene.

DUPRAT: –Pero para mí no la tienen. No son una categoría superior. Son iguales. Nosotros pertenecemos a ese mundo progre. Por lo tanto, podemos criticar con bastante autoridad, porque si no ese mundo propio sería una cárcel.

COHN: –No tenés por qué responder a un sistema. Se puede no estar alineado o desalineado. Pero eso es lo bueno, me parece. Poder tomar distancia, hacer una observación y compartirla. En El ciudadano ilustre, cuando osamos poner un retrato de Perón y de Evita con un vaporizador de ambiente al lado, nos dijeron que nos habíamos metido con un “símbolo patrio” y que no se podía. Y eso que no tocamos nada. Fuimos a la intendencia del pueblito, que era Navarro, y ahí estaban Perón, Evita y el aromatizador de ambiente al lado. Simplemente lo filmamos.

DUPRAT: –En nuestras obras, con el equipo de amigos que trabajan con nosotros, no tenemos esa cuestión de respeto a líderes, maestros, vacas sagradas. De esa observación desprejuiciada de la realidad luego surgen las películas y las series.

–Tengo la sensación que, en algún punto, ustedes experimentan cierto deleite en cosas que marcan...

DUPRAT: –En la historia del director de cine que se incluye en Homo argentum está eso que decís.

COHN: –Esa historia también dialoga con otra de nuestras películas, Competencia oficial, en la que el personaje de Penélope Cruz, una directora muy potente, pasa por todos los lugares comunes de nuestro oficio. También en Homo Argentum hay otra historia referida a la inseguridad que dialoga bastante con nuestra película 4x4.

-En 4x4, en un momento de exacerbación de la grieta, ustedes pusieron en una escena cúlmine a dos representantes muy emblemáticos de esas dos veredas, Luis Brandoni por un lado y Dady Brieva por el otro, en un enfrentamiento, ¿no?

COHN: –Buscamos algún tipo de interpelación al espectador. Eso es lo bueno, lo jugoso. En los personajes de Dady y de Beto había una rivalidad. Y además estaban con los polos invertidos a lo que se esperaba de cada uno. Eso es muy interesante.

–Desde el punto de vista de producción y del trabajo, ¿qué significó para ustedes Homo Argentum?

COHN: –Fue un esfuerzo descomunal, porque en todas las películas vos hacés un personaje o dos como máximo de caracterización. Acá es uno por historia, cambia el look y hay gran despliegue y cambios de escenografía.

–Y de continente también. Una de las historias es en un pueblito de Italia, ¿cuál?

DUPRAT: –Montalbano Elicona, que queda en Sicilia.

–¿Por qué se fueron tan lejos?

COHN: –Partió de la idea de lo que le pasa a muchos argentinos cuando van a encontrarse con sus ancestros, al pueblito donde nació su abuelo, su abuela. Este episodio se llama “Troppo Dolce”. Uno imagina que Europa es la civilización, lo evolucionado. Pero es graciosa la situación ante la que se encuentra el personaje.

–¿En qué punto está ahora El encargado?

DUPRAT: –Se filmó la temporada 4 que se va a estrenar a comienzos del año que viene.

–¿Se puede adelantar algo de por dónde irá la trama?

DUPRAT: –Ya tiene resuelto lo económico y ahora va por el poder y la trascendencia.

–En la última toma que vimos de El encargado, está entrando a la Casa Rosada.

DUPRAT: –Tiene continuidad directa con esa escena el comienzo de la nueva temporada.

–Recuerden las objeciones que tuvieron cuando arrancaron con esta serie.

DUPRAT: –Antes de que se estrenase, solo con el tráiler, ya estaban llamando de Presidencia de la Nación, del Inadi y estaban muy nerviosos los muchachos del sindicato. Llamaron a Guillermo, a nosotros, a Disney. Fue una cosa tan ridícula que se les fue en contra y generó que la gente tuviera más ganas de verla todavía.

–Víctor Santa María es secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de Renta y Horizontal (Suterh) y dueño de un importante holding de medios de comunicación (Página 12, Canal 9, varias radios). ¿Cubren sus trabajos?

DUPRAT: –Creo que no. No sé.

–¿Qué devolución tienen de los encargados de verdad?

DUPRAT: –Los encargados están contentos con la serie. Nos cuentan historias. Cuando caminamos con Guillermo por la calle para ir a tal o cual lugar, lo aman los encargados, lo quieren un montón.

COHN: –Ahora es muy difícil filmar, porque todo el mundo sabe cuál es el edificio. Está marcado en Google Maps y hasta hay excursiones turísticas. Vienen y se sacan la foto.

–¿Y qué dicen los los vecinos que viven en el edificio?

DUPRAT: –Están recontentos,

–¿Cuánto tiempo lleva rodar cada temporada?

COHN: –Dura prácticamente un mes y medio la filmación que se hace en el edificio.

–A cambio, a los propietarios les pagan las expensas durante mucho tiempo, ¿no?

COHN: –Así es y además se valorizaron los los departamentos. Hubo una nota hace poquito que decía que habían subido un 30% las unidades ahí para la venta.

–¿Qué viene a continuación de Homo Argentum?

DUPRAT: El proyecto con Robert De Niro y Julianne Moore. Hay que afinar ahora la fecha exacta de rodaje.

COHN: –Vamos a filmar el año que viene Zambrano, que es el spin-off del antagonista de Eliseo en El encargado, el abogado que encarna el Puma Goity. Ahora vamos a tener llamados del Colegio de Abogados y del Poder Judicial (risas).

–¿Aparece Francella?

COHN: –Sí, sí, hay cruces. Y después lo primero que vamos a filmar ahora es Todo, con Beto Brandoni, que vendría a ser la segunda parte de Nada.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/mariano-cohn-gaston-duprat-no-tenemos-esa-cuestion-de-respeto-a-lideres-maestros-vacas-sagradas-nid13082025/

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