Luego que un informe del Diario Al Día
revelara que las frutas y verduras que se comercializan en ferias, supermercados y verdulerías de Viedma, Cipolletti y Bariloche registran residuos de herbicidas, fungicidas e insecticidas que en la provincia se utilizan sin ningún tipo de control nacional, provincial o municipal, se supo que durante la gestión anterior una concejal de la oposición trabajó en un proyecto de ordenanza para regular la venta, acopio y uso de agroquímicos, pero no contó con el acompañamiento de sus pares, que prefirieron hacer oídos sordos y el tema ni siquiera fue tratado en el recinto.
La iniciativa correspondía a la concejal del FPV Silbana Cullumilla, hoy reelegida por JSRN, y pretendía "regular todas las acciones relacionadas con plaguicidas y agroquímicos a fin de asegurar que se utilicen eficazmente para proteger la salud humana, animal y vegetal y mejorar la producción agropecuaria, reduciendo en la mayor medida posible su riesgo para los seres
vivos y el ambiente".
En sus primeros meses de este segundo mandato como concejal Cullumilla ha reflotado su iniciativa, reuniéndose con diferentes actores y avanzando en modificaciones sobre el proyecto original. "Estamos en pleno proceso de trabajo y de modificaciones y agregados al proyecto. Hemos tenidos varias reuniones por este tema y la idea es retomar el trabajo durante febrero", detalló Cullumilla.
La concejal explicó que "lo que fuimos encontrando fue que la planta urbana quedó dentro de la zona de producción, esto habla de la falta de planificación que hubo durante la gestión anterior" y recordó que "si bien hubo cambios en la grilla de habilitaciones comerciales, en lo que tiene que ver con agroquímicos no hay absolutamente nada. hay galpones de verdura a menos de 50 metros de casas que venden agrotóxicos y a las 20 metros tenes escuelas y barrios superpoblados".
En los fundamentos del proyecto, que está en pleno proceso de reelaboración, se remarcaba que "no se pueden eludir los efectos contrarios y perjudiciales para el suelo y el medio ambiente que los productos agroquímicos generan. Si bien se consiguen beneficios inmediatos y precisos para los cultivos, existen algunos que perturban la salud de las personas que están en contacto con los mismos y, en ciertas condiciones, contaminan el ambiente, conllevando a daños graves".
"Todo agroquímico contiene un altísimo grado de toxicidad, por lo que cualquier contacto con ellos, bien sea palpándolos, ingiriéndolos o inhalándolos, puede tener consecuencias muy peligrosas, incluso la muerte", fundamentaba la edil en la iniciativa.
El proyecto planteaba entre otras cuestiones que el municipio creará un registro de usuarios responsables de agrotóxicos que semestralmente debían informar que productos agroquímicos utilizaban, detallando además dosis, momento y modo de aplicación, principios activos, fichas de seguridad, tipo y cantidad de envases utilizados.
Además en el texto del proyecto se buscaba establecer que "todo producto agroquímico o plaguicida que se distribuya, transporte, almacene, exhiba o use dentro del ejido de Viedma deberá estar envasado y rotulado de acuerdo a las normas que fijará la autoridad de aplicación", prohibiendo además el reenvasado, el fraccionamiento y la venta a granel, prácticas hoy en día más que habituales.
La iniciativa también buscaba establecer límites en las zonas donde se pudieran aplicar este tipo de productos protegiendo el área urbana, núcleos poblaciones y escuelas rurales, creando una zona de exclusión de un radio de mil metros.
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