Herrón, el interino de Boca que vivió un momento único en Independiente y precisa un triunfo para seguir como DT

Lo soñó toda la vida hasta que al fin lo consiguió. Y aunque sintió que tocaba el cielo con las manos, aún le queda otro objetivo por cumplir. Como si al clásico de este lunes le faltaran condimentos, si este Boca-Independiente por los cuartos de final del A­pertura no tuviera ya ribetes de final anticipada, pa­ra Ma­ria­no Herrón serán más especial aún tenien­do en cuenta su pasado como futbolista en el Rojo, donde marcó su an­siado bautismo de gol ras más de diez años de ca­rrera, y la posibilidad de de­jar al Xeneize a 180 mi­nutos de un nuevo título, el pri­mero en su corta ex­periencia como DT.

Mientras la dirigencia conti­núa ba­rajando nombres de cara al inicio del Mun­dial de Clubes (¿Gabriel Milito? ¿Gustavo Quinte­ros?), el exvo­lante de 47 años se ju­ga­rá su bala de plata en el trascendental encuen­tro ante el elenco de Avellaneda, club en el que ac­tuó en dos etapas (2005-2009 y 2009-2010) y don­de vivió uno de los momentos más emotivos de su extenso recorrido en el fútbol.

“Es difícil pedir cosas, pero me encantaría ganar un título local, que nunca se me dio, y sacarme la espi­na de poder meter un gol”, declaró Herrón allá por septiembre de 2007, cuando el Independiente de Pe­dro Troglio luchaba el Apertura palmo a palmo con Lanús. El campeonato no se le dio (el Rojo ter­minó noveno), pero unos meses después logró sa­carse la mufa con un tanto de penal ante Banfield, en una goleada 3 a 0 en Avellaneda.

Lleva­ba 230 partidos sin marcar y Daniel Monegro, capi­tán de aquel equipo, le cedió la definición en una de las úl­timas acciones de la tarde. “Si meto un gol, cerra­mos la cancha y nos vamos todos”, había bromea­do el mediocampista, que luego pasaría a Aldosivi y cerraría su etapa como futbolista con un solo grito en 305 compromisos. Un caso solo comparable con el de Norberto Yácono, símbolo de La Má­qui­na de River, que no convirtió tantos en 393 parti­dos, o el del exlateral de Colón Ismael Quílez, que se despidió del fútbol grande (377 encuentros) ene­mistado con la red.

En el Rojo, Herrón compartió cancha con Sergio Agüero y vivió buenos y peleó los Aperturas 2005 y 2006, que quedaron en manos del Boca de Alfio Basile. También fue rival de Boca, en un empate 1 a 1 en la Bombonera en la que le tocó marcar a su amigo Riquelme, la figura del partido. Tuvo buenos momentos con Julio Falcio­ni, Troglio y Jorge Burruchaga, pasó a Deportivo Cali cuando Pepé Santoro decidió marginarlo del 11 titular y dejó definitivamente el club tras no ser tenido en cuenta por Américo Gallego. Aun así, el Tolo fue uno de los primeros en ofrecerle trabajo de entrenador: lo tentó para hacerse cargo de la Reser­va de Inde­pendiente, pero Herrón tenía contrato vigente con Aldosivi y prefirió no quemar etapas. En más de una oportunidad manifestó su deseo de volver como DT, aunque apuntó que para eso debía “estar preparado”.

20 años después de su arribo al Rojo, donde llegó a ser capitán, el técnico in­terino de Boca está a tres partidos de dar su primera vuelta olímpica en el ámbito local. Como jugador fue campeón con San Lorenzo de la Copa Suda­me­ricana 2002, pe­ro le quedó pendiente la consa­gración en el país, meta que sí pudo alcanzar como ayu­dante de campo de Miguel Russo, con la obten­ción de la Superliga 2018/2019, además de la Co­pa de la Liga 2020.

Pero esta vez la historia lo tiene en el centro de la es­cena. O, al menos, en un rol mucho más protagó­nico que en sus anteriores ciclos en el banco azul y oro. Porque Boca está a dos partidos de jugar una nueva final, y porque sus resultados al frente del equi­po son mejores de los que muchos se imagi­nan: cuatro triunfos, dos empates y dos derrotas, de las cuales una fue en la Bombonera. Su único ante­cedente en clásicos fue el empate en uno en el Nue­vo Gasómetro, en 2023, un partido que Boca tenía controlado y terminó complicándose las cosas por una falla de Sergio Romero.

En este interinato, Herrón sumó dos empates, ante Tigre y Lanús, y obtuvo el pase a los cuartos de final en una Bombonera caldeada que apuntó contra la dirigencia y los futbolistas, pero que mantuvo al en­trenador al margen de los reclamos. Si bien desde el club insisten con la idea de contratar a un nuevo entrenador, Herrón sigue siendo el favorito de Ri­quel­me y, de consagrarse en el Apertura, no sería descabellado que continúe un tiempo más.

El único gol de Herrón en Primera

“¿Quién es el técnico ideal para Boca? El que gane, el que poten­cie a los futbolistas de las divisiones me­nores. No es fácil el nombre, si lo tuviera, tam­po­co lo diría por obvias razones. Estamos bien”, explicó Mauricio Serna, miembro del Consejo de Fútbol xeneize, dejando la puerta entreabierta a una po­si­ble continuidad del entrenador.

Por lo pronto, Mariano Herrón recibió ya dio algu­nos indicios acerca de la formación que pondrá en la cancha contra el Rojo. Aún sin Luis Advíncula (es­guince de rodilla derecha) ni Edinson Cavani (des­garro) a la par, todo indica que habrá un solo cam­bio respecto del equipo que viene de clasificarse an­te Lanús: el ingreso de Milton Giménez en lu­gar de Alan Velasco, quien había vuelto a la titulari­dad tras la salida de Fernando Gago. De este modo, Herrón plantearía un 4-3-1-2 con Lucas Blondel en el lateral, Carlos Palacios de enganche y Miguel Merentiel y Giménez repartiéndose el frente del ataque. El técnico tenía pensado realizar un nuevo ensayo en la práctica de este viernes, pero la activi­dad fue suspendida por la tormenta eléc­trica y el plantel solo realizó trabajos bajo techo.

En un partido con sentimientos encontrados, fren­te al equipo donde desarrolló gran parte de su carre­ra, Herrón va por un triunfo en la Bombonera que estire su estadía en el banco y la de Boca en los play­offs. 90 minutos a todo a nada para no perder el estatus de candidato.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/herron-el-interino-de-boca-que-vivio-un-momento-unico-en-independiente-y-precisa-un-triunfo-para-nid17052025/

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