Abrazos, saludos y risas. Cánticos con su gente y firmas en numerosas camisetas de chicos de infantiles con el sello “Ake”. El CASI tuvo su fiesta completa, derrotó al SIC en la última jugada por 33-29, recuperó la punta del URBA Top 12 y conserva su invicto como local. Juan Akemeier vivió un sábado soñado y aportó 23 puntos, incluido un try. “Supimos dar un plus al final y encontrarle la vuelta”, señaló tras el final.
Esta fecha estaba marcada en el calendario del goleador nacido en Salta y su familia viajó para estar presente en una nueva edición del Superclásico de San Isidro. “Los que más seguidos vienen son mis viejos, pero ahora vinieron casi todos. Ya desde principio de año les dije que el 13 de septiembre programen y vengan. Somos 7 hermanos, vinieron todos menos uno. También seis sobrinos. Vino mi madrina y mis cuñados. ¡Todos de Salta!”, contó Akemeier, formado en Gimnasia y Tiro de Salta. En el 2017, recomendado por su amigo Mauro Perotti, se mudó a Buenos Aires y se sumó a la Academia.
El fullback fue implacable con su puntería. Acertó sus siete envíos, algunos de ellos esquinados o de larga distancia, y apoyó un try vital para acercarse en el tanteador a menos de diez minutos del final. Los 23 puntos son la máxima cantidad en un mismo superclásico en la última década, superando los 21 de Joaquín Lamas en el 2023. Pero este año el salteño estuvo del otro lado de la vereda; en Boulogne erró un penal accesible para igualar el encuentro a pocos minutos del cierre, en el partido que significó el final del invicto del CASI en el año. “En ese momento me metí en la cama una semana entera. Estuve muy mal. Pero siempre tuve ganas de revancha y hoy se dio. Es todo felicidad”, admitió el jugador de 28 años, tras el éxito en la última jugada con un try de Eugenio Sartori. “Prefiero ganarlo tranquilo, con más diferencia. Pero así se disfruta más. Fue una locura el partido. Sabíamos cómo jugarlo, sin embargo, ellos hicieron su juego y se vinieron y entramos en su juego. Supimos dar un plus al final y encontrarle la vuelta”, añadió.
Si bien llegó en el 2017, recién en el 2023 logró afianzarse en la primera división del CASI. “Fue muchísimo laburo y consistencia llegar a la primera. Arranque en las pre-intermedias, obviamente uno quiere jugar lo más alto posible. Pero disfruté el proceso y cada persona con la que jugué al lado. Disfruto cada día ir al club y soy feliz con lo que hago”. Hoy es una pieza fundamental en el primer equipo: de los últimos 58 partidos, en 57 fue titular. Acumula 677 puntos y 11 tries en la URBA y en el actual certamen es el goleador con 260 tantos.
El CASI quedó a un paso de sellar su clasificación a las semifinales por primera vez en 16 años. Un punto en tres fechas le alcanzará para regresar a las definiciones, en su casa. Un equipo que desde la reanudación del rugby post pandemia fue construyendo en una misma base, sin quitar ladrillos. Akemeier es uno de los experimentos de un equipo que contagia con su defensa y su carácter para revertir escenarios complejos. “Este momento se da por la disciplina y el trabajo diario. Es un grupo que viene trabajando mucho con esa conciencia y estamos muy convencidos de lo que queremos. Faltan tres fechas muy duras y como siempre vamos partido a partido. Nos viene bien la semana de descanso y después vamos a jugar un partido durísimo contra los Tilos, que viene muy bien”.
El 15 admite no recordar las patadas que acertó durante los 80 minutos. “Ni las conté, después las voy a analizar. Era estar presente en cada momento. Así las vivo”. Estar presente como el CASI, que no mira más allá, aunque sabe que hay una historia que lo respalda para ir por otro título.