Lo ataron a una moto y lo arrastraron para que muriera, pero un grupo de vecinos llegó justo a tiempo: “Era un viejito y estaba inconsciente”

Buscaban deshacerse de él. Sin escrúpulos ni valor por la vida, lo ataron con una soga a una moto y, a plena luz del día, lo arrastraron por varias cuadras de la Avenida Maipú, en la ciudad capital de la provincia de Corrientes. Minutos después, con la misma soga, lo ataron en un baldío para que muriera por las heridas que le habían ocasionado.

Afortunadamente, Liliana intervino justo a tiempo para salvarle la vida. “Fue una imagen muy desgarradora; sentí que lo iban a matar si no hacía algo. Así que decidí seguirlos. Frenaron en un baldío, en una zona poco transitada y oscura e intentaron atarlo allí para abandonarlo. Por suerte, junto a unos vecinos nos acercamos y los enfrentamos. Logramos rescatar al perro y alejarlos antes de que siguieran lastimándolo. El animal estaba muy mal, con una herida grave en la cabeza cerca del ojo derecho, casi inconsciente”, recuerda la proteccionista y coordinadora del refugio Yaguá Roga.

Enfermo y sin fuerzas, cruzaba en la ruta entre camiones que circulaban a gran velocidad: “Me metí abajo de uno y lo agarré”

Nunca perdió su alegría

Luego de recibir atención veterinaria, de ser medicado y de tener un diagnóstico sobre su estado de salud, Luke, como bautizaron al perro adulto de pelaje negro, fue alojado en el refugio. Allí, cada día, le hacían curaciones, le administraban sus medicamentos, lo ayudaban a tomar agua y a alimentarse. Además, se aseguraban de que tuviera la contención y el cariño que necesitaba para salir adelante.

A pesar de que habían rescatado cientos de animales, Luke fue uno de esos perros cuya historia dejó huella en el refugio, que funciona como ONG desde 2009 y rescata animales heridos, maltratados, abandonados o en situación de calle. Luke había sobrevivido a aquel brutal episodio y, ni ese hecho ni el abandono previo, lograron apagar su espíritu. Contra todo pronóstico, Luke siguió adelante y nunca perdió su alegría.

De su pasado nunca se supo nada. Tampoco se pudo hacer una denuncia. “En esos años previos a la pandemia, era en vano hacer la denuncia policial, no había respuesta más que una actitud de burla por parte del personal. Hoy, gracias a la visibilidad de estos casos y al trabajo conjunto con la Municipalidad y grupos del tercer sector, hay más herramientas legales para actuar”, explica Liliana.

Durante esos meses críticos en los que Luke peleó por su vida, hizo un vínculo especial con Sol Gómez, entonces voluntaria del refugio. Cada sábado, Sol se acercaba al lugar para ayudar a limpiar, bañar a los animales y dedicarles tiempo. Allí, entre decenas de perros rescatados, Luke llamó su atención, desde el primer día.

“Siempre pedía mimos y eso me conmovió”

“Se metía debajo de la señora coordinadora, jugaba, llamaba la atención de todos… Era el viejo Luke que se creía cachorro. Nunca fue agresivo, siempre estaba jugando con los demás”, recuerda Sol. La historia del perro que había sido arrastrado en una moto conmovía a cualquiera que la escuchara, pero a Sol le tocó especialmente el corazón. “Entre miles de casos, el suyo era de los más duros, y a pesar de eso, siempre buscaba mimos, pedía jugar. Eso me llevó a tomar una decisión”, recuerda.

Hoy Luke es parte inseparable de una familia multiespecie. Sol lo adoptó y, desde entonces, comparte su hogar con Pelu y Loly, dos caniches también rescatadas, y con dos gatitos adoptados. Sus días están llenos de rutinas amorosas: juega en el patio cada mañana, recibe comida especial (arroz con pollo) ya que tiene pocos dientes y todas las tardes pasea por el barrio junto a Sol, su pareja, y Bauty, el hijo de la familia, de 3 años. Luke incluso acompañó al pequeño en sus primeros pasos, demostrando que el amor y la compañía animal pueden sanar heridas visibles e invisibles.

“Luke tiene de especial su paz y sus ganas de vivir y jugar a pesar de sus años. Su vitalidad es impresionante; son pocos los días que no quiere jugar. Tiene una resiliencia increíble y un corazón enorme. Siempre está dispuesto a dar amor, a pesar de todo lo que sufrió”, dice Sol con orgullo.

La historia de Luke no solo refleja el trabajo incansable de los refugios y voluntarios que rescatan animales en situación de maltrato, sino también el poder transformador de la adopción responsable. Hoy, ese “viejo cachorro” es un símbolo de esperanza y de segundas oportunidades y recuerda que el amor puede cambiarlo todo.

Dar visibilidad a casos como el de Luke es fundamental para generar conciencia sobre el maltrato animal, la convivencia responsable y promover las adopciones de animales rescatados con la colaboración entre los diferentes actores de la sociedad, el tercer sector y las autoridades. Cada acción cuenta por mas mínima que sea y hace la diferencia en la vida de los otros animales.

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Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/lo-ataron-a-una-moto-y-lo-arrastraron-para-que-muriera-pero-un-grupo-de-vecinos-llego-justo-a-tiempo-nid11092025/

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