NUEVA DELHI.- El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, señaló que considera postularse para suceder a António Guterres como secretario general de la ONU. En una entrevista con India Today Global, el diplomático reconoció haber considerado seriamente la posibilidad de ocupar el cargo, que quedará vacante en 2026.
“Estoy pensando seriamente en eso”, apuntó durante la entrevista, en la que habló del creciente sector nuclear de la India, al que calificó como uno de los “más dinámicos” de Asia y del mundo.
“Creo que la gente ha estado hablando sobre la posibilidad de mi candidatura, al observar lo que hemos discutido hoy: el papel crucial que jugó el OIEA en el contexto de una guerra, donde hemos logrado mantener conversaciones con el presidente Putin y el presidente Zelensky sin comprometer nuestras misiones. También hemos desempeñado un papel importante en Medio Oriente y en la colaboración entre China y Japón respecto a Fukushima”, argumentó.
A pesar de las especulaciones sobre su posible postulación como futuro secretario general, Grossi precisó que aún no recibió una propuesta formal, y destacó: “El proceso aún no empezó”. Aunque la selección para 2026 está a un año de distancia, ya se abrieron los debates sobre los posibles aspirantes. La tradición de rotación geográfica de la ONU sugiere que el próximo secretario general podría ser de América Latina y el Caribe, y diversos sectores promueven una candidatura femenina, tras 78 años de liderazgo masculino.
El proceso de selección del secretario general de la ONU involucra varias etapas. Los candidatos son propuestos por los miembros del Consejo de Seguridad, quienes consideran cualidades como la experiencia, habilidades diplomáticas y representativas, y el apoyo internacional. Los cinco miembros permanentes del Consejo tienen derecho a veto, lo que significa que un solo país puede bloquear una candidatura. Tras las deliberaciones y negociaciones, el Consejo de Seguridad recomienda al candidato, y luego la Asamblea General debe aprobarlo.
En América Latina, se mencionan como posibles candidatas al cargo la expresidenta chilena Michelle Bachelet (también fue directora ejecutiva de ONU Mujeres entre 2010 y 2013, y alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos entre 2018 y 2022); la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, y la exministra de Relaciones Exteriores de Ecuador María Fernanda Espinosa. Todas ellas aparecieron en encuestas informales realizadas entre el personal de la ONU, lo que refleja el interés por su liderazgo.
La semana pasada, Bachelet dijo en un foro en Nueva York que está evaluando ser candidata para liderar las Naciones Unidas. “Estoy pensando... Quizás voy a ser candidata a la secretaría general” de la ONU, dijo la exmandataria, de 73 años.
Además, se barajan otros nombres, como el del ex presidente colombiano Juan Manuel Santos (ganador del Premio Nobel de la Paz en 2016), aunque su equipo desmintió cualquier intención de postulación.
Estos nombres evidencian la diversidad de opciones y la complejidad del proceso de selección, que requiere alcanzar un consenso entre los países miembros de la ONU.
El próximo secretario general de la ONU asumirá el cargo en enero de 2027. Aunque pueda parecer temprano para debatir sobre posibles candidatos, muchos coinciden en que es esencial iniciar la discusión con anticipación. Como destacó Elina Valtonen, ministra de Relaciones Exteriores de Finlandia, “es muy importante comenzar a hablar de esto, porque también creo que es una cuestión de qué debería ser del futuro de la ONU y del Consejo de Seguridad”.
Valtonen, al igual que otros dirigentes, subraya la relevancia de que la ONU tenga a su primera mujer como líder. “Este cargo debe basarse, sin duda, en méritos, pero creo que sería realmente notable si nuevamente no fuera una mujer la elegida”, señaló en una conferencia de prensa en enero pasado.
A pesar del creciente impulso para que la próxima secretaria general sea una mujer, la figura de Grossi ganó relevancia en los últimos años debido a su destacada gestión frente a diversas crisis internacionales. Su capacidad para navegar situaciones complejas, especialmente en su papel en la guerra en Ucrania, consolidó su imagen como un líder pragmático y experimentado, capaz de manejar los retos más difíciles en el escenario global.
Desde el comienzo del conflicto en Ucrania, Grossi desempeñó un papel crucial en la supervisión y aseguramiento de la seguridad de las instalaciones nucleares ucranianas. En un contexto de creciente preocupación por los riesgos de un accidente nuclear debido a los ataques cerca de plantas como la de Zaporiyia, la mayor de Europa, Grossi trabajó para garantizar que el OIEA mantenga su capacidad de intervención y apoyo, al promover la desmilitarización de las instalaciones nucleares y el establecimiento de zonas de seguridad.
Su involucramiento no solo se limitó a su trabajo con Ucrania, sino que también ha buscado canales diplomáticos con Rusia. En este sentido, una de sus acciones más significativas fue su reunión con Putin, en la que se discutieron temas clave de seguridad nuclear en el contexto de la guerra.
Además, su postura firme en rechazo al uso de armas nucleares y su continuo llamado a la diplomacia nuclear en tiempos de tensión internacional reforzaron su reputación como un defensor del multilateralismo y la paz. En medio de la incertidumbre generada por la guerra, Grossi subrayó la importancia de mantener canales de comunicación abiertos entre las potencias nucleares y de aplicar regulaciones rigurosas que eviten el uso indebido de la tecnología nuclear.
Agencias AFP, AP y DPA