Amigo, asistente técnico o “un animal de escenario que nunca se colgó la guitarra” como lo bautizó hace décadas el periodista Eduardo Fabregat en el diario Página/12, hoy se supo la noticia de la muerte de Aníbal Barrios, conocido en el ambiente del rock nacional como La Vieja. Compinche desde siempre de Luis Alberto Spinetta, Barrios fue uno de los emblemáticos “plomos” del rock, como se denomina en el ambiente de la música a quienes tienen la importante aunque muchas veces poco reconocida tarea de cargar los equipos, probar que todo funcione al gusto y necesidad de los artistas durante el recital y cuidar que todo se desarme como corresponde cuando se termina la música.
“Fue el samurái de Luis Alberto Spinetta. Sus ocurrencias han sido legendarias y el amor que le ponía a las cosas, único. Murió Aníbal Barrios, La Vieja, un muchacho de origen humilde al que Spinetta le divisó una luz especial y trabajó con él hasta el último día”, escribió el periodista Sergio Marchi en Instagram a modo de despedida. A la que también se sumó Juanchi Baleirón de Los Pericos.
“Noooooo. Entrañable, querido por todos, divino, leal, amoroso, atento, qué tristeza… Y prefiero recordarlo con cariño y humor con frases inolvidables y hermosas del querido Aníbal como, por ejemplo: ‘hay tanta gente que cada vez hay más”; o “el cañón tiene tres patitas: una y dos y hay otra””, recordó Baleirón sobre Barrios en sus redes.
Presente en la vida de Spinetta desde los tiempos de Almendra, La Vieja fue su escudero también fuera de los escenarios, donde muchos lo recordarán ahora como el guardián de las guitarras del músico, sus preciados tesoros que sólo le confiaba a Barrios, y su cebador de mates preferido.
El vínculo entre Spinetta y La Vieja fue parte fundamental de la historia vital y creativa del artista, que hasta se ocupó de reconocer la importancia de esa colaboración al incluirlo en los créditos de su disco Kamikaze, editado en 1982.
En una entrevista de Majo García Moreno publicada en 2015 en el diario Tiempo argentino, Barrios relataba sus primeros años trabajando junto a Spinetta. “Aníbal no recuerda exactamente cómo conoció a Luis, pero sí cuáles fueron sus primeros trabajos a su lado. Estaba empleado en la empresa de sonido de Toro Martínez y Héctor Starc y participó en los conciertos que dio Almendra en su regreso, en diciembre de 1979. Inmediatamente se unió a la gira El Valle interior (1980), viajó con Spinetta Jade, estuvo en Obras con Serú Girán y nunca más se separó del Flaco".
“Para ir a los festivales nos juntábamos en Cabildo y Juramento y llegaban a buscarnos esos micros antiguos, era terrible. ¿Sabés lo que era llegar a La Falda? Ese fue mi primer trabajo groso, de no volver durante meses a mi casa”, recuerda Barrios en aquella charla ocurrida pocos años después del fallecimiento de Spinetta.
Sobre las razones detrás del entrañable vínculo que estableció con el artista, el asistente no tenía explicaciones pero sí unas cuantas certezas: “Siempre nos llevamos bien, fue natural. Él me cuidaba más a mí que yo a él. Arriba del escenario yo estaba pendiente todo el tiempo pero abajo él estaba pendiente de mí. Estar tantos años con él, hacer todo lo que hicimos me dejó pleno en mi vida. Yo puedo trabajar con Jairo, Los Tipitos, Javier Malosetti, a quienes quiero mucho y ellos creo que a mí también, pero Luis llenó mi vida”, explicaba Barrios en aquel reportaje.
Aunque no se conocen detalles de la enfermedad que causó la muerte de Barrios que llevaba un tiempo internado, sí se supo que al momento de su fallecimiento tenía 70 años.