Magui Olave: del recuerdo de su primo Rodrigo y lo que siempre hacía cuando volvía de gira a su propio camino en la música

CÓRDOBA.- La mañana del sábado 24 de junio de 2000, Magui Olave estaba con su mamá en su casa del barrio San Martín de Córdoba. Tenía 13 años pero recuerda perfectamente que llamó por teléfono una prima y les pidió que prendieran la televisión y pusieran Crónica. Las letras rojas decían “Se mató Rodrigo Bueno”. “El Potro” era su primo hermano y en la camioneta de atrás venía el papá de Magui, Alberto Campos, su baterista. “No lo podíamos creer. No reaccionábamos. Hasta cuando vimos sus botas, no podíamos creerlo”, dice 25 años después a LA NACION.

Magalí Campos Olave es simplemente Magui para todos. Canta cuarteto desde los 15 años, cuando empezó con su otro primo, Ulises, el hermano de “El Potro”. A los 20 se mudó a Bélgica, acompañando a Matías Suárez, el jugador de fútbol que fue su esposo hasta hace poco tiempo y con quien comparte dos hijos, Alona, de 16 y Valentino, de 9 años. Regresaron en 2016 y en ese momento ella armó su banda como solista.

Magui se define como “cien por ciento cuartetera”. “Amo hacer cuarteto, todo lo que compongo es con esa melodía. Lo llevo en los genes”, cuenta y agrega riéndose: “No me dieron opción”. Recuerda que sus padres -Telu, la hermana de Betty Olave y Campos- eran “muy amigos” de Carlos “la Mona” Jiménez y de “La Juana” (Juana Dalseri, su exesposa). “Crecí viéndolos, escuchando anécdotas”, añade.

Toda su infancia estuvo marcada por giras y bailes. Cuando la escuela lo permitía, iba con su papá. Con su familia fue a siete de los 13 Luna Park que Rodrigo llenó. Iban a ser tres, pero se extendieron. Unas semanas después se mataba en la ruta cuando volvía a la ciudad de Buenos Aires de dar un show en City Bell.

“Me acuerdo patente que realmente disfrutaba de ver a muchos famosos -describe-. Era una niña jugando entre los asientos, atrás del escenario, con Ramiro en brazos . Fue una experiencia única. Claro que entonces no dimensionábamos.Todos cantaban sus canciones, la gente se quería meter por todos lados. Lo amaban, se desesperaban por llegar. Fue todo muy rápido, muy fuerte”.

A Rodrigo lo recuerda como el primo 15 años mayor que cuando regresaba de una gira iba a la casa familiar y empezaba a tocar y cantar en la vereda. Despertaba a todos y, después, él se acostaba a dormir. Admite que hay “muchas cosas” de él que le quedaron “grabadas para siempre”.

Olave señala que está “todo el tiempo haciendo cosas nuevas”. “En la música siempre hay más para hacer, te lleva puesta”. Su equipo está integrado por 26 personas, incluido su papá, que “ya se bajó de las tablas y ahora es productor”. Viene de grabar un feat. con una artista mujer extranjera, a quien no puede nombrar todavía. “Empezamos a fusionar con otros géneros y eso nos posiciona diferente. Las redes nos ayudan, nos hacen más fácil la llegada a otros lados, a más gente. Pero, por el resto, los bailes del fin de semana, el armado de los temas, la producción es como cuando veía a mi papá y a Rodrigo. Hay mucha gente detrás”.

Cuando Magui Olave menciona la casa de barrio San Martín, está hablando del hogar en el que vivió Rodrigo hasta medio año antes de su muerte, cuando se estableció en Buenos Aires. Por la vivienda de Salguero 320 desfilaron ese sábado 24 de junio de 2000, parientes, vecinos y amigos que no podían creer la trágica noticia.

“Tenía una personalidad mágica -enfatiza-. Era increíble: espontáneo, alegre, súper especial. Un ángel que, a donde llegaba, llamaba la atención, hacía gracia. Era súper especial, a donde iba atraía. Grandote, con esos ojos claros y un carácter amable, generoso”.

Después del accidente, Magui tuvo un tiempo sin ir al colegio. No aguantaba la presión, las preguntas de los demás. La noticia estaba todo el tiempo en los programas de televisión y el interés de sus compañeros y conocidos la desbordó.

La responsabilidad que dejó

“La voz femenina del cuarteto”, como se la conoce en Córdoba, a los 15 años empezó a cantar con Ulises. Detalla que fue “como un juego, un acompañamiento entre primos. Onda: ‘Salgamos a hacer música, a hacerle un homenaje a Rodrigo’. Hasta que empezamos a tomarlo como un trabajo, pero en la banda también había amigos músicos, entonces nos divertíamos”.

Reconoce que les llevó un tiempo empezar “a disfrutarlo, a no sufrirlo. Estudiamos, empezamos a demostrar que podíamos hacerlo de manera profesional. Nos perdimos el viaje de estudio, Ulises los cumples de 18 y yo los de 15 que se usaban entonces. Pero era nuestra forma de vida, lo que queríamos para nosotros”.

A medida que fueron creciendo, se fueron sintiendo más seguros. Ambos son muy cercanos, tienen una relación que parece más de hermanos que de primos. Ya habían empezado con la banda y, al terminar los shows, se iban a abrir el kiosco de diarios de la familia. “Hacíamos el reparto y de ahí nos quedábamos adentro para vender el diario”, relató ella el último Día del Trabajador. El padre y la madre de Rodrigo eran canillitas -él también productor musical-, por eso “El Potro” solía dedicarle a Betty su tema Amor clasificado.

“Lo que sentimos es mucho orgullo, estamos felices de ser parte de esta familia -recalca Magui Olave-. Gracias a Rodrigo hacemos música. Al comienzo sentíamos presión, responsabilidad de que nos compararan, pero todos somos seres únicos. Era mucha carga. Pero pudimos trabajar y darnos el tiempo para hacer lo que amamos”.

La cantante no duda en mencionar a Leonor Marsano como “la mujer” del cuarteto. Es “la fundadora del género, la creadora del ‘tunga-tunga’, de la mano izquierda en el piano”, repasa. “‘La Mona’ es el gran ídolo: Rodrigo lo admiró siempre. Lo adoraba. ‘El Potro’ lo que le aportó fue la llegada a otra clase social. Con él se pudo expandir mucho más el cuarteto”.

Magui Olave cuenta que a su hija Halona le dice que cuando ella tenía su edad ya estaba en un escenario. Confiesa que la mira y no lo puede creer. “Está buscando su identidad. Me veo reflejada, aunque las circunstancias son diferentes. Tiene la personalidad de su papá, más tímida. En cambio, el más chico, Valentino es cien por ciento Olave. Le gusta la música, el fútbol, pregunta por Marsano. Parece un alma mayor encarnada en un niño”.

La cantante repite que lo recuerda siempre a Rodrigo y que siempre pide que descanse en paz. El 24 de mayo de 2023, cuando su primo hubiera cumplido 50 años, posteó: “Vas a acompañarme en cada segundo de mi vida, porque mi corazón te mantiene vivo a cada instante y en cada recuerdo que tengo en mi mente. Te amo para siempre ángel de mi corazón”.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/magui-olave-del-recuerdo-de-su-primo-rodrigo-y-lo-que-siempre-hacia-cuando-volvia-de-gira-a-su-nid23062025/

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