BEIJING.- Viajamos a China con un grupo de productores para aprender mirando, preguntando y compartiendo y, como somos agricultores, conociendo la cultura a través de la agricultura. Algunos es la primera vez que viajan, otros viajamos hace 10 años y otros, hace 20. Todos compartimos las experiencias de las visitas y reuniones en esta ciudad, Jiangling y Xian haciendo un poco de turismo y mucho de reuniones de intercambio con funcionarios de empresas públicas, privadas y universidades.
La reducción de derechos de exportación tuvo un efecto limitado sobre los precios de los granos
Beijing nos recibió con un cielo azul, parques cuidados, millones de árboles que riegan todos los días y una ciudad muy limpia; una enorme diferencia con respecto a lo que vimos en viajes anteriores. El tráfico ya no es desordenado y difícil de entender sino que es muy ordenado y silencioso. La movilidad eléctrica ha generado un cambio sustancial y no solo por todos los vehículos personales (motos, triciclos y bicicletas), sino por la enorme cantidad de autos con chapa verde (los que son eléctricos).
Otra sorpresa fue la limpieza y el buen comportamiento individual, esto implica un cambio cultural profundo porque no solo tiene que ver con los desperdicios, sino con las costumbres que habíamos observado muy arraigadas de salivar en la calle y fumar por todos lados.
Los cambios en la sociedad china son impresionantes y nos generan admiración. En los últimos 40 años el “socialismo con características chinas” no solamente ha sacado de la pobreza rural a 800 millones de la personas, sino que, además, erradicaron la palabra hambre y la suplantaron por la palabra desarrollo.
La transformación tecnológica ha generado un cambio sustancial en la calidad y competitividad de sus productos haciendo que el “made in China” sea un sello de calidad e innovación como claramente se ve en la industria automotriz en donde son líderes en la producción y comercialización de autos eléctricos.
NúmerosA pesar de que los números del crecimiento presente no son tan impresionantes como en los últimos años, sigue siendo un mercado con una dinámica sorprendente y con un nivel de inversión que nos hace ser optimistas en cuanto a su capacidad de generar riqueza y en cuanto a la relación con nuestro país.
Pero algunas cosas no cambiaron: la presencia del Estado y su participación en la economía es difícil de entender y por más que las libertades internas sean crecientes para los ciudadanos chinos, para los extranjeros las comunicaciones siguen siendo un desafío y no todo se soluciona con un VPN, por ejemplo en uno de los días en la ciudad estuvimos sin poder salir del hotel unas horas porque estaban ensayando el desfile conmemorativo del “fin del fachismo” (fin de la Segunda Guerra Mundial).
La agriculturaEn el intercambio con los funcionarios del gobierno chino dejaron de hablar del autoabastecimiento de alimentos como objetivo central y nos confirmaron que seguirán siendo grandes importadores. Este cambio genera oportunidades para los países como el nuestro y también genera beneficios para los consumidores chinos por la baja del precio de los alimentos.
Como contrapartida esto genera situaciones de quebranto para algunos sistemas productivos, sobre todo de proteína animal en algunas zonas de China.
La inversión en tecnología está teniendo sus resultados en cuanto a la innovación y en cuanto al incremento de la productividad. El poder visitar y “jugar” en una escuela de robots nos hace indefectiblemente pensar cosas diferentes a las que imaginábamos antes del viaje. En las visitas a la universidad, al equipo de planeamiento del Ministerio de Agricultura y a las empresas agrícolas el mensaje es siempre el mismo: la tecnología está, pero la función social de la agricultura es una política de Estado. Y todo esto nos hace pensar que la velocidad de cambio en la agricultura es diferente a todo el resto de la sociedad productiva. La producción esta estancada en los últimos años y la “línea roja” de mantener las 180 millones de hectáreas cultivadas parece un gran desafío.
China es un líder global, pero ya no solamente desde lo comercial e industrial, sino que su participación en los foros internacionales se nota en las conversaciones con los funcionarios y con los empresarios a todos los niveles. La complementariedad de la economía y de las necesidades, aunque sean de escalas diferentes, es notoria. La demanda de proteínas animales y de insumos para la alimentación animal es creciente y considerable. Por ejemplo, notamos una mayor inquietud por harina de soja, la carne bovina, algunos cortes de carne de cerdo y oportunidades comerciales que no habíamos escuchado antes como el maní, otros frutos secos y leche en polvo.
Sobre la apertura de mercados de nuestro interés como los subproductos de cerdo y otros derivados de la industria frigorífica, sería fundamental que continúen viniendo funcionarios de primer nivel para darle continuidad a esas negociaciones.
Cuando llegamos veíamos pensando mucho más en vender productos que cuando estamos volviendo; todos vimos la competitividad que podemos lograr en nuestras empresas con las importaciones de bienes de capital y tecnología que están mucho más al alcance de la mano de lo que creíamos.
Algunas conclusionesLa velocidad de cambio se va incrementando, las transformaciones que han generado en los últimos 10 años son mucho más fuertes de lo que habíamos visto antes y hace que queramos tratar de adivinar lo que se viene con ansiedad, pero con un considerable optimismo.
Ya sabíamos que es una potencia global que quiere llegar al primer lugar, pero también vimos sus capacidades de liderar el desarrollo de los países del centro de Asia aplicando y transfiriendo tecnología a través de la política de “la franja y la ruta de la seda” como una política estructural de todas las conversaciones internacionales.
Y compartir este contexto con los funcionarios argentinos en China no solo nos hizo sentir como en casa, sino que nos sentimos muy bien representados en esas conversaciones que se están sosteniendo todos los días.
Viajar en grupo es mucho más que viajar, nos permite aprender de las cosas que cada uno individualmente no puede o no sabe ver. La metodología hace la diferencia. El pragmatismo es la regla y los preconceptos que traemos cuando miramos China nos nublan la mirada. La clave es la importancia de tener un modelo que nosotros simplificamos en las 3D de China: decisión, disciplina y dinero para las inversiones.
Sebastián Gavaldá integra Globaltecnos; Ricardo Negri es productor y profesor, exsecretario de Agricultura y expresidente del Senasa