El gobierno de la Ciudad abrió esta semana una licitación para demoler un edificio que tomó relevancia entre los vecinos hace relativamente poco, cuando se levantó el puente de la Reconquista, que pasaba encima de Juan B. Justo y la avenida Córdoba, despejando la vista hacia una estructura particular.
Por esto es fácil reconocerlo: con una estética que imita la arquitectura medieval, llaman la atención sus tres torres que se parecen a las piezas del ajedrez. De hecho, muchos vecinos se refieren al lugar como “el castillo” de Villa Crespo, que está ubicado sobre Darwin 1251.
Ahora, en el contexto de lo que en el GCBA denominan como un reordenamiento de la traza de la ex Autopista 3 (AU3), la Subsecretaría de Abordaje Territorial y Obras, perteneciente al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, publicó dicho llamado a licitación, en donde consideró, para esto, la Ley 324, del año 2000.
A partir de esta se creó un programa de recuperación de dicha traza, con los objetivos concretos de “reconstruir el tejido urbano y social del área en cuestión, brindar vivienda económica a los beneficiarios; iniciar el proceso de solución habitacional definitiva, garantizar la estabilidad habitacional de los beneficiarios durante el proceso que demande el desarrollo del mismo; y atender en forma integrada y coordinada entre los diversos organismos de gobierno los problemas sociales de los beneficiarios”.
Según consta en el documento del Boletín Oficial, el presupuesto oficial para dicha obra asciende a $240.370.377 y tiene un plazo estimado de tres meses. Su fin específico, como consta en los vistos, es dar cumplimiento a aquel programa, para lo cual continuarán con la reconstrucción de ese tejido urbano y social, “evitando, así, tanto la intrusión como el derrumbe o desprendimiento de partes, causando daños a terceros”.
El área en la que se encuentra el “castillo”, así como la abandonada idea de la AU3, fue expropiada en la última dictadura militar con la intención, justamente, de que por allí pasara dicha autopista, una prolongación de la Panamericana, que tendría sentido hacia el Riachuelo y atravesaría Villa Urquiza y Villa Ortúzar.
El edificio en sí se encuentra abandonado, una construcción que, por ser contemporánea, pese a que no lo parezca, no está protegida, como informó a este medio años atrás la Secretaría de Desarrollo Urbano. En ese entonces, también se expresó Jorge Caramés, arquitecto asesor de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos: “Es un híbrido, sin estilo ni valor arquitectónico. No se lo puede catalogar, ni siquiera como ecléctico”.
La nueva decisión se contrapone con la que había tomado la gestión anterior, cuando aseguraron que la intención era realizar obras para habilitar nueve viviendas en su interior, ya que el inmueble pertenecía al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) y estuvo desocupado hasta ahora. Esto fue en 2021, cuando también aseguraban que el lugar no iba a ser demolido.
Un proyecto de los 70En los 70 el proyecto de la AU3 llevó a que, para la construcción de esta traza, que tenía el objetivo de atravesar la Ciudad, se realizara una serie de expropiaciones de inmuebles, lo que dejó a muchas personas sin hogar. La franja en la que se encuentra el edificio de la calle Darwin fue una de las expropiadas.
Según los registros oficiales, el inmueble habría sido construido en aquella misma década. Se trata de una edificación de 1341 metros cuadrados de superficie cubierta y cuatro plantas. De él se creyó que funcionó como discoteca, como sede de un partido político, como prostíbulo, sede del Ejército de Salvación y fábrica de perfumes.
En diciembre de 2024, la Legislatura de la Ciudad sancionó la ley 6769, en donde se dispone seguir adelante con el programa nombrado más arriba, y se delimita el sector 4, en el que se centrará: este se extiende desde la Avenida de los Incas y llega hasta el Riachuelo, es decir, atraviesa Villa Ortúzar, Villa Crespo, Chacarita, Almagro, Boedo y Nueva Pompeya.
En el anexo IV de dicha ley se enumeran los “inmuebles destinados a la construcción de unidades funcionales”: 31 edificios de la Ciudad —Thames 1075; Serrano 1091; Av. Córdoba 6210; Humboldt 1220; y muchos más—, entre los cuales aparece el que se ubica en la calle Darwin 1251.
LA NACION consultó con el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de CABA, para saber sobre el futuro uso del predio, pero hasta el momento de publicada esta nota no obtuvo respuestas.
Como ha publicado LA NACION, el castillo es una isla dentro de ese entramado urbano: remite a las usinas de electricidad de principios del siglo XX que eran auténticamente neorrománicas, como la Usina del Arte en Barracas, aunque esta última sea de mucho mayor escala; también, a la construcción ubicada a dos cuadras, la casa Enrico Dell’Acqua y Cía., una exfábrica de lana y algodón transformada en lofts.
“Se pueden apreciar los ladrillos rojos combinados con las aberturas en arco de medio punto remarcadas en color claro, al que se recurre también para las almenas en el remate y las torretas, típicas del románico y del neorrománico, un lenguaje arquitectónico de entre fines del siglo XIX y principios del XX”, explicó en su momento la arquitecta Marta García Falcó, investigadora en patrimonio cultural.