Surgió el desparpajo de Gerónimo Rivera, un juvenil zurdo que no para de gambetear, que se da el gusto de tirar lujos. Y transformó la tarde de verano en el Sur. Con un tiro libre magnífico (sin ángulo y al ángulo), Banfield le ganaba al Belgrano de Walter Erviti, en crisis (dos derrotas y dos empates) y ovacionado por los hinchas locales, en recuerdo de un título local. Acompañado por el Tanque Silva, que a los 44 años quiere seguir jugando.
Conducido por Ariel Broggi, Banfield juega realmente bien. Un equipo juvenil, con promesas propias y algunas ajenas, a préstamo. Belgrano no celebra la saludable propuesta de Erviti: ataca mucho y mal, defiende poco y a destiempo. Al menos, rescató el empate en el final, por una mano y un penal ejecuado por Franco Jara.
No ocurría mucho, hasta que a los 33 minutos, Gerónimo Rivera, de 21 años, abrió el marcador desde un ángulo excesivamente cerrado y clavó el balón bien arriba. A lo Di María, pensaron algunos.
Una obra maestra de un pichón, conocido como Juguete y que fue pretendido por Marcelo Gallardo para River, aunque tiempo después se inclinó por un ejército de experimentados. Alguna vez contó Milton Giménez, de pasado en Banfield, hoy en Boca. “Se la tiramos a Gero porque sabemos que algo siempre va a inventar. Que algo invente, que si venían a atacarlo yo lo defendía”, contó alguna vez, a propósito de los jóvenes que llevan el potrero en la sangre. La explosión de todo el estadio, que transformó el “Riveeeeeeeeeeeera, Riveeeeeeeeeeera” en un grito de admiración, resultó todo un símbolo. “Sí, me gusta gambetear. Y sé que eso puede implicar recibir alguna patada, pero bueno. Me gusta atacar, gambetear y hacer goles”, contaba.
Meses atrás, lo protegía Julio Falcioni. “Cada vez que entra mientras el partido se está jugando, hace un quilombo bárbaro. Cuando ingresa como otras veces a los 45 minutos, pasa más inadvertido. Hay que llevarlo de a poco. Hay momentos y momentos para darle minutos. Si contra River lo hubiéramos metido antes, por la fricción del partido y del encuentro, por ahí hubiéramos tenido que sacarlo antes. Lo vamos protegiendo y lo vamos utilizando en los momentos oportunos”. Broggi lo prefiere de entrada, junto con Tomás Nasif (21), Agustín Alaniz (22) y tantos otros.
Tiempo atrás, sorprendió porque cruzó de vereda en el Sur. Estaba en Lanús, pero… “Yo jugaba en Lanús, pero pude darme cuenta y pasarme a la vereda correcta. Me decían que no podía jugar al fútbol porque era muy chiquito, pero bueno… acá está el resultado”, recuerda Rivera en declaraciones recientes a ESPN.
Firmó un contrato con Banfield hasta diciembre de 2027 con una cláusula de rescisión de 20.000.000 de dólares. El 3 de mayo de 2023, escribió en su cuenta de Instagram: “Dicen que de cada diez que lo intentan, solo uno lo logra, yo seré ese uno, aunque me toque fallar 9 veces.⚽✌🏽 Feliz de poder firmar mi primer contrato como jugador profesional, agradezco al club @cab_oficial por la oportunidad. Quiero agradecer a mi familia, a mis amigos y representantes que me apoyaron siempre. Sin ellos nada de esto hubiera sido posible”.
Lo mejor del partidoEn realidad, la primera “explosión” de Gerónimo Rivera fue por la 3° fecha de la Copa de la Liga 2023, cuando marcó un golazo ante Instituto, en Córdoba, en tiempo de descuento. Lógicamente, todavía tiene que desarrollar más el físico (mide 1,68m y pesa 60 kilos) para la alta competencia, pero ya muestra sus condiciones para amagar, frenar y volver a despegar. Tira caños, desequilibra para adelante y también la esconde y sale para un lado o para el otro. Sorprende hasta a sus propios compañeros, como en el tiro libre contra Belgrano, dentro de un partido parejo, sin un dominador elocuente.
Así se retiró Fernando Echenique del campo de juego tras el picante cierre de Banfield vs. Belgrano. pic.twitter.com/OPHds0pc0x
— SportsCenter (@SC_ESPN) February 7, 2025Rivera es argentino pero tiene raíces chilenas por parte de su abuela paterna, por lo que podría jugar para el seleccionado trasandino. Pero él es demasiado joven para pensar en eso. Por lo pronto, suma minutos con Banfield y se divierte. En un fútbol argentino tan volcánico, resultadista y exigente, no es poco. Lo disfrutan todos menos Erviti, símbolo de otro tiempo de Banfield, que al menos celebró en silencio el 1-1 definitivo, por una mano de López, al límite del cronómetro.
En el final del partido el árbitro Echenique se tuvo que ir escoltado por la policía, ya que recibía insultos y le arrojaban cosas desde la platea por ese penal sancionado en los últimos minutos.