Nunca hay que contar los pollitos antes de que nazcan ni gritar los goles antes de que los convalide el árbitro. Estas frases de la sabiduría popular calzan justo para el nuevo escenario de la campaña agrícola 2025/26 que se presentó con las feroces lluvias de la tormenta de Santa Rosa.
“Cisne negro”: hay 8,3 millones de hectáreas saturadas de agua tras el inédito diluvio
Con registros superiores a los 200 milímetros en 48 horas en diversas localidades de la región agrícola núcleo, la inminente siembra de maíz y la próxima implantación de soja, que se proyectaban con un incremento de área, enfrentan el factor climático como uno de los componentes más críticos de riesgo.
“Empiezan los meses de lluvias más importantes con suelos saturados en el 83% de la región”, advirtió en los últimos días el informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario. Los expertos describieron la situación como un verdadero “cisne negro”. Además, el trabajo recordó: “de oeste a este, hay un promedio de 30 a 75 mm en septiembre y, luego, en octubre, noviembre y diciembre las medias superan los 100 mm. A eso hay que sumar el contexto de un Pacífico en Neutralidad, pero con un Atlántico caliente que podría aportar todavía más humedad”.
Pero además del escenario futuro es grave lo que sucede en el presente, especialmente en el centro oeste bonaerense donde las lluvias ya venían perjudicando a la producción agrícola, ganadera y lechera. Los partidos más castigados son 9 de Julio, Carlos Casares, Bolívar, 25 de Mayo, Henderson, Lincoln, General Viamonte, Saladillo, General Alvear y parte de Pehuajó.
A las lluvias se le agrega la ineficiencia. El Consejo Asesor de la Cuenca del Salado advirtió que están demoradas las obras del Plan Maestro y que están inmovilizados fondos por $175.000 millones del Fondo Hídrico conformado por la carga impositiva a la nafta y al GNC. “No vamos a aceptar que la Nación se desentienda de la misma. Esto es inexplicable e inaceptable. La gente está desesperada en medio de las inundaciones y no podemos callar ni mirar para otro lado”, dijo Alberto Larrañaga, dirigente ruralista y presidente del Consejo Asesor.
Hace dos campañas, la preocupación era la escasez de lluvias y el impacto de la sequía, ahora es el exceso de precipitaciones. La variabilidad climática se está volviendo cada vez más extrema, según advierten los especialistas.
PolíticaOtro clima que ensombrece el escenario es el político y económico. Las elecciones legislativas bonaerenses, con una sobrevaloración sobre su real impacto, también lograron amplificar los problemas de la economía. “No hay dudas que la macro se llenó de ruidos. Por mala praxis del Gobierno, por problemas de arrastre no resueltos, por fracasos acumulados por décadas, por ser un año electoral, por tener una oposición que se mueve con mezquindad o por resistencia de sectores económicos o sociales que se sienten perjudicados. Estos ruidos muestran los logros, pero también las inconsistencias del plan económico. Por lo que sea, la foto actual es muy lejana a la que el Presidente hubiera elegido para llegar a las elecciones”, expresó un informe de la consultora Zorraquín+Meneses.
Frente al aumento de las tasas de interés en pesos, que las autoridades económicas dispusieron para frenar el alza del dólar, las empresas tienen más dificultades para financiarse. El campo venía incrementando el financiamiento en dólares. Según un informe reciente de la BCR, los préstamos en dólares al sector agrícola se incrementaron un 133 por ciento.
Pese a este panorama, el agro demuestra que está dispuesto a dar certidumbres. Según proyectó Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, que agrupa a las empresas del complejo oleaginoso y cerealero, de aquí a fin de año el agro podría aportar unos US$10.500 millones por lo que queda de vender de la cosecha. Mientras no maduren las exportaciones de energía y minerales, el agro seguirá siendo el principal sector en el que se originan los dólares por exportaciones de bienes. El dato debería ser considerado a la hora de tomar cualquier tipo de decisión que afecte su competitividad. No solo los DEX, sino la infraestructura o los organismos estatales de ciencia y técnica, como el INTA, con el que el Gobierno tuvo que dar marcha atrás por el rechazo legislativo y las trabas en la Justicia. El trabajo en común es el que ayuda a despejar las incertidumbres y mitigar los riesgos.