“Cobró notoriedad como médica esteticista y durante algunos años logró consolidar una clientela importante. Exitosa, sumó clientes entre la clase alta del país. Pero en un momento comenzó a ser acusada de mala praxis, cuando surgieron enfermedades y problemas graves en sus pacientes. Así, la farsa que montó se vino abajo y fue enjuiciada, presa y condenada”, reza la descripción de Netflix de la doctora Olga Giuliani, una de los personajes protagonistas de En el Barro. Erika de Sautu Riestra le pone el cuerpo a esta rea tan particular y en diálogo con LA NACIÓN define a su alter ego como “alguien que le busca la vuelta para sobrevivir”.
Feliz con las repercusiones de su trabajo, la actriz de 58 años cuenta cómo fue la convocatoria para la que tuvo que cambiar de look, cómo llevó adelante la experiencia de filmar durante largas noches en la fábrica abandonada en la que se ambientó “La Quebrada” y cómo era la convivencia en un elenco tan variopinto. Un grupo de compañeras que incluía a “las embarradas”: Ana Rujas, Ana Garibaldi, Valentina Zenere, Carolina Ramírez y Camila Peralta; a la boxeadora Alejandra Locomotora Oliveras; y a actrices de experiencia como Rita Cortese, Cecilia Rosseetto y hasta una Juana Molina que después de años se animó a regresar a la pantalla.
De Sautu Riestra no se imagina haciendo otra cosa que no sea actuar. Salvo rescatar animales. Sin embargo, puso durante casi diez años su carrera en pausa cuando hace 27 nació su hijo Gaspar que a los tres meses y medio fue diagnosticado con parálisis cerebral (es mamá también de otro varón de 23). Volver al ruedo no fue fácil, pero lo hizo. En 2017 todos hablaron de su rol en Un Gallo para Esculapio y muchos recuerdan una escena muy particular, subida de tono… lo que tiempo después, la inspiró a abrir una cuenta en Only Fans.
—¿Cómo fue la convocatoria para En el Barro?
—Hice un casting. Yo ya había trabajado con Sebastián Ortega y Pablo Culell en Un gallo para Esculapio y me llamaron para que hiciera casting porque aunque ellos ya me conocían, Netflix lo pedía y luego me confirmaron que quedé. Trabajar con ellos es buenísimo porque son una maravilla de personas. Eran jornadas de doce horas que se nos pasaban rápido porque era como estar en el secundario: no hubo quilombo, no hubo divismos, ni roces, ni peleas.
—¿Habías visto El Marginal?
—Sí pero siento que esta serie tiene un poco menos de lenguaje carcelario, que tiene cierta cosa más femenina.
—Fundamental llevarse bien teniendo en cuenta que grababan de noche, largas jornadas y en un lugar duro, ¿no?
—Sí, era una fábrica de cigarrillos que no funcionaba en San Martín, ahí armaron todo el penal. Era un lugar gigante y frío, no parábamos de temblar, incluso en algunas escenas se nos ve el humito saliendo die la boca, nos daban bolsas de agua caliente, era pleno invierno pero hacía más frío ahí adentro que afuera.
En El Barro Tráiler Oficial Netflix—¿Ya te conocías con tus compañeras?
—Con Ana Devin (Cachete) había hecho teatro. Con las demás no había trabajado. Éramos 90 minas y siempre hubo buena onda, mucho compañerismo.
—Contanos sobre tu personaje, esta doctora que va presa por mala praxis y su marido (Daniel Campomenosi) la abandona en el penal.
—Me pareció interesante. Me shockeó primero que me tenía que teñir el pelo, había dejado de hacerlo hacía seis años, tenía mi pelo blanco que amo. Sugerí peluca y Sebastián me dijo que no. El personaje me pareció divino y algunas cosas las descubrí mientras laburaba ahí, en esa cárcel armada con el frio, la violencia y cosas que te van pasando ahí.
—Muchos usuarios en las redes sociales lo asociaron a Giselle Rímolo.
—No lo pensé por ese lado, fue el disparador me parece pero yo construí mi personaje y seguí las indicaciones del director, me abracé a ese look de los ’90 con ese pelo rubio patito, el maquillaje, cada cosa la construíamos en conjunto con la gente de arte, vestuario y make up.
—¿Las escenas violentas o de desnudez te resultaron difíciles?
—Todo eso se prepara previamente. Ahora hay departamento de intimidad que lo manejaba Tati Rojas, llenás planillas, tenés charlas con ella y decís con qué cosas estás de acuerdo que se muestren, hasta dónde se te puede tocar o en las duchas qué estás dispuesta a mostrar. Antes no era así y era difícil hacer este tipo de escenas, por eso pasaban las cosas que pasaban. Ella venía a tener las charlas y los días que había que grabar estas escenas estaba presente, miraba a la cámara y cuidaba que se respetara todo y le decía al director si algo no iba. Le decíamos “sos nuestra mamá”. Con una figura así no te sentías desamparada. Yo laburé en los ’90 y en los 2.000 donde nadie te preguntaba hasta dónde querías hacer o mostrar. En ese momento no nos dábamos cuenta, sentíamos que era así. Hoy laburamos con gente joven con otro manejo del cuerpo y del desnudo y es todo muy cuidado.
—¿Cómo estás viviendo el día después del estreno?
—Shockeante, porque sabíamos que estábamos haciendo un buen producto, una serie maravillosa, pero no imaginábamos que tanto. Estamos primeros en series de habla hispana a nivel global (por segunda semana consecutiva acumulando más de diez millones de reproducciones), no lo esperábamos. Yo vivo el día a día y está bueno que se nos vea, se nos reconozca. Uno espera siempre tener trabajo, pero nada está asegurado. Y la repercusión en la calle y en las redes es terrible, todos con buena onda y amor, todos quieren a Olga.
—¿Cómo era Alejandra “Locomotora” Oliveras?
—Como la ven en los videos, energía pura, un torbellino. Si nos veía haciendo huevo te ponía a entrenar y positiva siempre. Dijo que le estaba gustando actuar y nosotras tratábamos de que entendiera algunas cosas, por ejemplo ella se pintaba los labios y había escenas en las que no daba que Rocky tuviera labial rojo.
—Dejamos a la Erika actriz por un rato para conocerte a vos, sos mamá…
—Sí, tengo dos hijos, uno de 23 y otro de 27. El mayor, Gaspar tiene parálisis cerebral.
—¿Te afecta el veto a la Ley de emergencia en discapacidad?
—No porque las prepagas no dejan la cobertura. Yo siempre procuré pagar la prepaga porque si no, Gaspar no estaría vivo y hace 27 años que lo vivo y que escucho a kinesiólogos quejarse de lo poco que ganan. Sí, festejo que esto ahora sea visible. Gaspar ahora es grande, tiene tres enfermeras en casa y un kinesiólogo respiratorio y motriz que viene todos los días y antes él iba al colegio. Está bueno que sepamos de leyes y resoluciones y artículos, porque si no sabés qué te corresponde, no lo podés pedir. Cuando mi hijo nació no existía internet y no tenía idea de nada. A los tres meses y medio me enteré que tenía parálisis cerebral y en ese momento, no podía llenarme de estadísticas negativas. Aprendí a ser mamá de terapia intensiva, dejé de trabajar lo cuidé los primeros cinco años y a sus diez volví a trabajar.
—¿Cómo fue ese regreso y qué pasaba con la Erika mujer?
—La Erika mujer nunca dejó de estar, y a su vez era mamá y enfermera. Pero en ese momento empecé a remar, a ver productores, hacer casting, fue difícil porque cambiaron los productores y con quienes yo había trabajado algunos ya no estaban, los representantes estaban en Internet… y me fui adaptando. Fue complicado, los primeros siete años tuve enfermeras de día nada más entonces no podía grabar hasta tarde o no podía hacer teatro.
—Sigamos con la Erika actriz, ¿siempre supiste que la actuación era lo tuyo?
—Sí, empecé a estudiar a los 18 y mi primer trabajo fue a los 24 en el San Martín, con lo que significaba en ese momento el San Martín, en una comedia, en un musical hermoso al que entré por audición. A su vez hacía algo de tele y publicidad, pero siempre tenía otro laburo. Por ejemplo, fui moza.
—¿Había actores en tu familia?
—No. Me apoyaron, pero era: “es un hobby, ¿de qué vas a trabajar?”. Pero es mi vocación, no me imagino haciendo otra cosa… bueno sí, trabajando en una reserva con animales, ahí sí me veo. Vivo rescatando animales, los llevo al veterinario, adopto. Hace poco por ejemplo adopté una comadreja.
—¿Tenés una cuenta de OnlyFans también?
—Sí pero no le doy bola. Surgió porque en Un gallo para Esculapio hice de todo pero todos se acuerdan de una sola escena, y se me ocurrió abrir una cuenta porque estaba sin laburo. Lo hablé con mi pareja y con mi hijo más chico. Me sirvió como fuente de ingreso, pero lo mío es más el estilo Playboy de los ’80.
—¿Y con las redes como te llevás?
—Bárbaro, en pandemia empecé a usar TikTok y lo uso mucho para lo mío. Hoy no hay otra. También soy hija, tengo a mi mamá en un hogar, la visito y hacemos videos juntas.
—Novedades de la segunda temporada de En el Barro…
—No. Ya está todo grabado. Ahora hay que disfrutar de esto que está pasando, de estar en este proyecto y esperar que salga, no sabemos cuándo porque la primera parte ya se fue demorando porque debía salir después de El Eternauta.
—¿Se siguen viendo con las chicas del elenco?
—Nos juntamos el viernes pasado. Tenemos un chat que se llama El Vaginal, porque teníamos terrible ansiedad, ahí estamos todas las mujeres del elenco y vamos comentando cosas, si alguna hace teatro manda por ahí las invitaciones.