Es italiano y reveló un secreto familiar que lo obsesionó con vivir en Bs.As.: “La Argentina es un país que te permite soñar”

Cierto día, en un rincón de Salerno, Italia, Vincenzo descubrió una información que hasta entonces había permanecido oculta en su vida: tenía familia en Argentina. Por aquel entonces tenía doce años, y con aquella porción de su identidad al descubierto, un nuevo mundo se abrió ante él. ¿Cómo pudo semejante fragmento de su historia familiar quedar tanto tiempo en las penumbras? Las hermanas de su abuelo paterno habían emigrado a Buenos Aires, pero él, que nunca conoció al padre de su padre, jamás supo demasiado de sus vidas.

Todo cambió con un simple llamado. El mapa de su vida se amplió el día en que sonó el teléfono de su casa y al otro lado una voz femenina anunció que deseaba hacer un viaje a Italia y pasar a visitarlos: “El llamado venía de Argentina y ahí me enteré de que se trataba de mi tía abuela, y en consecuencia, supe que tenía familia en el sur del mundo”, cuenta Vincenzo.

Ese simple instante bastó para que en la cabeza del niño se instalara una semilla que comenzó a germinar con una fuerza bastante peculiar. La nueva información lo hacía sentir especial como nunca antes, y su extrema curiosidad hacia el país lejano lo llevó a interesarse por su cultura: comenzó a escuchar música argentina (Soledad Pastorutti, Alejandro Lerner, Fito Páez...), y los sábados pasaba parte de su tiempo mirando la televisión argentina sin entender demasiado, pero fascinado por el castellano rioplatense. Asimismo, se sumergió en la literatura de la tierra austral, donde exploró autores como Osvaldo Soriano o Ernesto Sábato: “Obviamente traducido al italiano”, aclara.

“Intentaba respirar lo más posible Argentina estando en Italia”, continúa Vincenzo, mientras repasa su historia. “En el colegio mi profesora me escuchaba hablar tanto de Argentina, que me desafió y preguntó si un día iba a irme a vivir allí, le contesté que sí con mis doce, trece años, y a partir de entonces se comenzó a engendrar mi sueño”.

Los pasos para conocer Argentina: “Fue como llegar a Disneylandia para otros chicos”

Lo primero que hizo para alcanzar su meta fue crear su pequeña embajada argentina en Salerno. Vincenzo era el que sabía todo del país y empezó a reunir a todos los interesados para conversar del tema. A su vez, estableció contacto con los argentinos que vivían en su zona italiana.

En la clásica gran fiesta que los italianos organizan para celebrar sus 18 años, llegó el segundo y mayor paso para Vincenzo: como regalo, pidió que le obsequien dinero para cumplir su sueño de conocer Argentina, algo que concretó a los 19 años, cuando, por fin, pisó Buenos Aire. El joven jamás olvidará el torbellino de emociones que lo atravesó cuando el avión tocó Ezeiza por primera vez: “Fue como llegar a Disneylandia para otros chicos”, asegura. “Fue ver todo lo que había soñado durante tantos años, en carne y hueso”.

A su regreso a Italia llegó el tercer paso para un futuro anunciado: se inscribió a la Facultad de Lenguas Extranjeras, y puso su foco en el español. De la mano de la facultad, realizó un año de intercambio en Asturias, España, para perfeccionar el idioma, con la posibilidad de abocarse al estudio sociolingüístico del castellano de Sudamérica. A la par, continuó con una actividad que ya realizaba desde los quince: el canto en español.

El cuarto punto cúlmine de la travesía hacia su sueño argentino definitivo fue estudiar fuerte a fin de conquistar una beca para tocar una vez más el suelo latino, más precisamente, Rosario.

La ciudad santafecina fue la prueba de fuego. En Rosario, Vincenzo vivió ocho meses inolvidables, y para cuando regresó a Italia, la noticia que reveló a su familia no le sorprendió a nadie: “Me voy a vivir a la Argentina”.

El sueño se materializó en el año 2017.

De la fantasía a la realidad: “Cuando los argentinos se enojan sigo sin entenderlos”

¿Puede la fantasía equipararse a la realidad? Para Vincenzo, el impacto decisivo fue aquella vez, a sus 19 años, cuando llegó a la Argentina por primera vez y pudo, en un mismo viaje, cumplir su mayor sueño y conocer parte de su familia, su identidad.

Pero aquel viaje implicó a su vez atravesar los primeros choques que significan bajar las fantasías a la realidad. Lo primero que le sucedió al llegar a Buenos Aires fue sentirse como Heidi a su llegada a Frankfurt: a pesar de saber de su geografía, buscó en vano montañas en el horizonte, y en cambio halló únicamente llanura: “Me pareció raro”, admite. “La llanura me impactó y me sigue impactando, en especial porque yo vengo de una región al norte de la costa amalfitana, donde tengo el mar y las montañas al lado”.

“También allí y con mi experiencia en Rosario me chocó mucho el humor y el tema del valor de la palabra, y lo digo en un principio como algo negativo, que luego con el tiempo fui comprendiendo”, continúa Vincenzo. “El humor es diferente, es más fuerte, el argentino ironiza mucho y es muy sarcástico, y eso al principio me dolía un poco, a veces no entendía si era un chiste o si la gente estaba enojada. Porque para mí, al no ser nativo, el tono no cambiaba, mi percepción generaba que no entienda completamente el tono”, reflexiona al respecto.

El punto cúlmine de su desconcierto lo vivió con sus primas. Vicenzo no comprendía por qué, y de manera bastante continua, lo llamaban `boludo´. En un comienzo, ajeno a la cultura, el joven creyó que lo estaban ofendiendo ya que, en Italia, decir algo así es fuerte. Aguantó lo que pudo, hasta que cierto día su tristeza ante aquella sensación llegó a un límite y las confrontó: “Y bueno, ahí me explicaron”, rememora con una sonrisa.

“Y cuando los argentinos se enojan sigo sin entenderlos, a pesar de estar acá ya hace ocho años”, agrega. “Nosotros, en Italia, cuando estamos enojados levantamos mucho la voz. Acá entre amigos, tu entorno, no se usa levantar la voz, porque es signo de violencia, entonces muchas veces cuando me plantean un malestar o hay reclamos, no comprendo si están enojados o qué”.

“Por otro lado, en Italia somos más literales: si decimos `mañana nos vemos´, es así realmente. En Argentina son más, como decimos en Italia, cerimonioso (ceremonioso), es decir, un poco para quedar bien. Y al principio yo me tomaba todo textual y me chocaba mucho, en especial al comienzo de mi experiencia en Buenos Aires, cuando no tenía amigos, una red de contención. Mi experiencia en Rosario fue distinta, enseguida me integré. En Buenos Aires muchos jóvenes que conocía estaban de paso. Los autóctonos, y esto pasa en todo el mundo, no tienen interés porque ya tienen su círculo de amistades. Hoy, por suerte, tengo gente hermosa a mi alrededor”.

Vivir en el sur del mundo: “Argentina ofrece infinidad de oportunidades laborales”

Pero a pesar del contraste de la fantasía versus la realidad, la Argentina de carne y hueso se metió en la piel de Vincenzo para quedarse. Después de los primeros impactos cargados de extrañamiento y algunos cortocircuitos, llegaron los otros, no menos extraños, pero impregnados de calor para el alma.

No fue solo esa cosa “amiguera”, las rondas de mates y eternas charlas, y el amor de familia tan profundo, fue algo que Vincenzo describe como `humanidad´, tal vez por los contrastes sociales, donde las diferencias llevan de manera natural a ayudar y tender una mano al que menos tiene: “En la Italia de las últimas décadas no hubo tanto contraste, pobreza, y cada uno está en su mundo. Pero ahora sí están surgiendo algunas crisis, que llevan a presenciar situaciones de necesidad, y allí la gente un poco como que pasa por el costado, sin tender esa mano que acá se percibe constantemente”, continúa.

Sin embargo, con el deseo de quedarse definitivamente, el verdadero desafío para Vincenzo giró alrededor de la pregunta laboral. Su madre no había puesto frenos a su decisión de vivir en Argentina, pero había puesto una condición: conseguí algo estable, no quiero que vivas de changas, si no, no te va a funcionar.

El joven italiano, que se había recibido de Sociolingüística en la Facultad de Lenguas Extranjeras, siempre se consideró cantante, pero llegó al país siguiendo el consejo de su madre: antes de dejar Italia, realizó una maestría para ser profesor de italiano para extranjeros: “La verdad es que Argentina ofrece infinidad de oportunidades laborales si uno viene con herramientas, en comparación con Italia, al menos la que dejé en el sur”.

“Cuando llegué encontré muchas oportunidades, por supuesto, una cosa es que haya trabajo, otra, cuánto te pagan. Acá hay que tener muchas fuentes de ingreso para poder pagar la vida, pero por lo menos tenés trabajo. Muchos amigos italianos de mi tierra se tienen que ir al norte o a otro país de Europa para tener empleo”.

El trago amargo en Italia y la magia Argentina: “Fuera de la propia tierra uno se saca la vergüenza y toca más el timbre”

Para Vincenzo, sin embargo, el tesoro más grande está en el aspecto artístico de la Argentina. Como estudiante de canto y cantante desde los 15 años, para el joven italiano, Buenos Aires es una fuente de oro para desplegar su arte.

En 2014, en su suelo, Vincenzo había ganado un premio importante en un festival, como voz del año de la provincia de Salerno. Con aquella consagración, el joven supuso que varias puertas se comenzarían a abrir, algo que no aconteció: “Lo digo con tristeza. A uno le gustaría afirmarse en su tierra. Allí el ambiente es muy cerrado, y hablo de Italia en general, se mueve entre las mismas personas de siempre y es difícil entrar. Cabe destacar que se complicaba más aún porque yo cantaba italiano y napolitano, pero más en español”.

“Argentina, en cambio, me dio muchísimas posibilidades, estoy feliz en ese sentido con el país; empecé a estudiar en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, me formé como cantante de tango, y la verdad es que las puertas que se abren son increíbles”, asegura Vincenzo, quien en Buenos Aires creó un espectáculo de tango llamado Entre Charcos, donde actúa y canta junto a Andrés Cáceres e Ignacio Infantino Almeida, y que ya tuvo la posibilidad de presentar en varios lugares, como la Botica del Ángel, el Museo Histórico de La Boca, el Círculo Italiano y la Catedral del Tango, entre otros.

“Todos lugares que en Italia, pensando sitios de ese calibre, me hubiera sido difícil entrar”, afirma. “Igual sé que tiene un poco que ver con el hecho de que fuera de la propia tierra uno se saca un poco más la vergüenza y toca más el timbre”.

Sanar Italia y el tesoro argentino: “Argentina es un país que te permite soñar”

Un llamado a sus doce años cambió la vida de Vincenzo para siempre. Ese día, cuando Argentina ingresó en el mapa, comenzó a imaginar sus aromas, paisajes y sonidos, a través de su arte. ¿Por qué quiso desde entonces volar tan lejos, a la tierra que otros seres de su familia habían elegido para vivir? ¿Resultó, finalmente, la realidad argentina tan grandiosa como en sus fantasías?

Nadie es profeta en su tierra, dice el dicho, y tal vez fue por ello que Vincenzo salió a la aventura de habitar en un mundo donde pudiera desplegar sus alas tal como siempre lo había imaginado. No se trataba únicamente de fantasear con otra geografía y cultura, quizá se trataba, asimismo, de fantasear con la posibilidad de otro Vincenzo en otra dimensión.

Tras su `escape´ de Italia llegó el primer regreso. Fue ahí, en realidad, que se dio cuenta de que de alguna manera había huido, escapado de una tierra con sabor a ingrata: “Cuando volví a Salerno por primera vez fue traumático”, confiesa. “Tenía miedo hasta de salir a la calle. Tenía miedo de cruzarme con gente conocida, no sé por qué, hay algo que todavía estoy tratando de explicarme. Yo me había ido muy enojado de Salerno, justamente porque no me daba las posibilidades que quería”.

“Con el tiempo comencé a perdonarla. Los siguientes viajes a Italia me sirvieron para sanar y para encontrar un amor que sentía por mi tierra, entender que yo la amo, a veces, estando en tu país no te das cuenta de lo que tenés. Yo en estos años de `extranjería´ empecé a amar muchísimo a mi sur de Italia. Creo que realmente es un país bendecido, increíble. Pero entenderlo me costó mucho tiempo y necesité estar afuera”.

“Cuesta irse ahora de Italia en esos viajes, pero amo volver. Amo haber elegido estas dos tierras, y esa es la fortuna que tengo: yo no caí forzadamente, yo elegí Argentina. Me siento muy afortunado de ser de estos dos países hermosos”, continúa. “En Argentina estoy en medio de este torbellino que estoy viviendo, por lo que no puedo dimensionar todavía qué aprendizaje me vino a traer, pero, sin lugar a dudas, acá crecí, pero sobre todo es un país que me hizo más humano, sensible al otro, y sus necesidades; me hizo más resiliente, que creo que es algo que le sucede a todo aquel que vive lejos de su nación: una elasticidad mental”.

“Cuando me fui de Italia, me recuerdo en el avión con muchos miedos y lo único que pensé fue: que valga la pena, porque era un sueño, uno que estoy viviendo. Yo le debo eso al país. Argentina es un país que te permite soñar”, concluye.

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Argentina Inesperada es una sección que propone ahondar en los motivos y sentimientos de aquellos extranjeros que eligieron suelo argentino para vivir. Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/es-italiano-y-argentina-es-un-pais-que-te-permite-sonar-nid28042025/

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