En estas costas de la región de Marereni y Mida Creek, en el condado de Kilifi, en Kenia, hubo alguna vez bosques de mangles, una numerosa familia de arbustos leñosos de hasta 15 metros de altura cuyas raíces se entrelazan y forman no solo una barrera contra la erosión, sino también un ecosistema crucial para los humanos. Devastados por la deforestación, los manglares están volviendo lentamente a la vida gracias a un proyecto comunitario conocido como Cobec (Community Based Environmental Conservation) y la colaboración de la organización estadounidense Seatrees. Se proponen replantar 640 hectáreas de estos arbustos o un total de alrededor de 775.000 mangles. De los 600 empleos que el proyecto ha creado, el 40% está en manos de mujeres, como las que se ven en la foto, vigilando atentas el resurgir de la vida.