Ailín Pérez, la peleadora argentina que publica en Only Fans y conquista el mundo con técnica y show: “Tengo 30, parezco de 20 y entreno como si tuviera diez”

La cara de Daria Zhelezniakova se está poniendo roja. La peleadora rusa de artes marciales mixtas (MMA) aún intenta sus últimos movimientos en el octágono de Ultimate Fighting Championship (UFC) en París, pero se ven inútiles. Tiene encima a Ailín Pérez, la argentina que la derribó como suele hacer con sus rivales que la superan en peso, altura y dimensión. A esta altura, reina la tensión en la jaula. La toma beneficia a la oriunda de Zárate que aprieta con todo el cuerpo a su oponente. Y esta pierde oxígeno y fuerza. Son pocos segundos, pero aunque no tiene chances de darla vuelta, Daria tarda un momento en reconocer que no pudo soportar ni el primer round. Por fin da los tres toques que indican que no hay nada que hacer y se termina el asunto.

Apenas el árbitro le indica que tiene que soltar, Ailín se levanta en un solo movimiento y le hace twerking (le mueve el culo en la cara) a la rusa que, por su parte, busca incorporarse con esfuerzo. Aún no tomó agua ni se acercó a su esquina a festejar, porque la argentina tiene otra prioridad. Va a la cámara más cercana y dice amenazante: “Voy a ser la líder del team argentino. Todo el mundo me va a conocer. Nadie va a querer pelear conmigo. Voy a hacer que Amanda Nunes vuelva para pelear conmigo”. Apenas recuperó el aliento y ya desafía a la estrella brasileña de la disciplina, dos veces campeona y retirada, para demostrar que no es una suerte haber llegado después, que realmente siente que es la mejor de todos los tiempos.

Después vuelve a Zhelezniakova, la besa y la abraza. Se sube a los hombros de uno de los miembros de su equipo y se agarra la cola jugando con su sensualidad. “¿Esto quieren?”, le grita al público que se divide entre los que la abuchean y los que la aplauden. Es la cuarta victoria consecutiva que logra en UFC, la empresa más importante de MMA del mundo.

Top 7 del ranking mundial a los 30 años

Ailín está posicionada en el top 7 del ranking mundial en peso gallo femenino y, en lo deportivo, tienen llaves para pelear por el cinturón a partir de 2026. Tiene 30 años y planea retirarse a los 34, por lo que su decisión de llegar a lo más alto implica una imagen de futuro con un ascenso acelerado, donde se consagra campeona y trae la competencia de nuevo a Argentina –la única vez que se llevó a cabo en nuestro país fue en 2018–. Acaba de operarse de una lesión crónica en el hombro y vive su recuperación junto a su hijo en Miami. Es agresiva, tiene fuerza, resiste a los golpes y publica contenido para adultos en Only Fans. Se podría decir que Ailín Pérez es lo que es gracias a su cuerpo, pero ella insiste en algo: “Lo único que puede tumbarme es la mente”.

La competencia global más importante del MMA no es una organización, como en otros deportes, sino que es una empresa. Año a año contrata a sus peleadores, que son más de 700 y que son seleccionados por el matchmaker, una figura que elige quiénes participarán, quiénes no y cómo se combinarán los duelos. Se mueven sumas millonarias de dinero alrededor del mundo y los eventos suelen ser tan espectaculares que asisten personalidades destacadas como los magnates Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Elon Musk –estos últimos, por cierto, se han desafiado más de una vez a un combate cuerpo a cuerpo– y hasta el presidente estadounidense, Donald Trump.

Las MMA (artes marciales mixtas, por sus siglas en inglés) tienen tres dimensiones combinadas: de pie –un derivado del kick boxing;– la lucha –el momento en el que se lleva al piso al rival–; y la pelea en el piso –sucede en la lona y no son golpes, sino llaves, sumisiones, como en el jui jitsu–. Quien domina la lucha suele ser quien domina la pelea, porque para tirar a la lona al oponente es necesaria, pero también para quedarse de pie en caso de que convenga.

“Tengo 30, parezco de 20 y entreno como si tuviera diez años”

Juanma Ibarra es periodista deportivo y trabaja en el equipo de Digital Media de UFC. En diálogo con LA NACION dice que “Ailín es muy fuerte por la experiencia que tiene en artes marciales y por su entrenamiento en la lucha. Tiene cuádriceps grandes y fuertes, es caderona, tiene fuerza en piernas y brazos y una muy buena técnica de derribo. Tiene extremidades un poco cortas para su división. Por lo tanto es raro verla noqueando de pie, pero se abraza y te lleva al piso. Esa es la técnica de ella. De hecho, está por batir el récord histórico en llevar al piso a sus rivales en su división, que tiene 12 años y que ha tenido peleadoras increíbles como Ronda Rousey y Amanda Nunes”.

De todos modos, la técnica de pie de Ailín es contundente. En una de las peleas más importantes, con Joselyne Edwards –la peleadora panameña con quien también tuvo una polémica fuera de la jaula–, es muy recordado el puño en giro ejecutado con tanta precisión que hizo que su rival trastabillara hasta caerse. O incluso la que ella suele describir como su mejor pelea, aquella en la que en 2021 le pegó una patada en la cabeza a Alessandra Tainara en Brasil. Pero definitivamente lo suyo es más efectivo en el piso.

“Llevo cinco victorias consecutivas en un año y medio. Soy una persona muy activa en mi división y es raro porque son muy pesadas, les cuesta bajar de peso. Pero yo tengo 30, parezco de 20 y entreno como si tuviera diez años”, le dice a LA NACION la peleadora que antes de vivir en Miami pasó su infancia en Zárate y luego vivió algunos años en Brasil, donde las artes marciales son muy populares.

Ailín se operó en febrero en Las Vegas por una lesión crónica que carga desde los 18 años, cuando practicaba técnica con quien fue uno de sus primeros coach, Hernán Arias. “Era un gimnasio humilde y no había piso de entrenamiento. Caí mal y se me salió. Fui postergando la operación, pero como entreno tanto y soy muy activa ya era muy doloroso. Me terminaron poniendo siete tornillos. Me hice la intervención ahora para no cortar más hasta conseguir el cinturón”, cuenta. Mientras tanto, los cuidados se relacionan con cuidar su dieta, procurar una buena recuperación y, lo que describe como lo más difícil, controlar su energía y su mente hasta que pueda volver a competir a fines de este año. “Pobrecita la que me toque después de recuperarme porque, con todo lo que estoy acumulando sin entrenar y sin pelear, voy a ir muy bestia”, dice.

En este deporte se valora la técnica y la dominancia. Los jueces no muestran la cara, no son parte del show, y puntúan los golpes, los modos de derribo y las llaves en el piso. Se trata de un deporte de alto rendimiento, con grandes sacrificios y transformaciones físicas, pero también de un gran trabajo de control mental. Un hecho que se viralizó muy rápidamente en las redes sociales fue cuando, en el pesaje previo al UFC Fight en París, donde se la vio tan debilitada que temblaba y tenía mucha dificultad para caminar. En el evento siguiente se burló de sí misma y actuó unos segundos un temblor que esta vez no sufría.

Ailín Pérez, el momento del pesaje

(Video: @NX_Noticias)

“Me da tranquilidad que ninguna tenga mi mente”

“He peleado con chicas más altas, más fuertes, más experimentadas, más todo. Pero mi mentalidad está en el lugar que tiene que estar cuando voy a pelear. Me da tranquilidad que ninguna tenga mi mente. Ninguna es como yo. Me doy cuenta cuando las veo en el pesaje o en las redes sociales. Yo digo ‘tranquila, Ailín, no son mejores que vos’”, relata cuando se le pregunta sobre su entrenamiento.

“Acá no existe la humildad futbolística”, dice Juanma Ibarra cuando habla de la psicología de los peleadores y las peleadoras de UFC. Y sigue: “De todos modos la gente que disfruta este deporte compra esa forma de pensar. Ailín no es estúpida, sabe cuando puede llegar a perder. Pero hay un componente de ego necesario, tienen que decir que son los mejores. Y la gente no quiere ver a alguien que dude, quiere ver a un animal”. La superstición de considerarse vencedor antes de tiempo por miedo a la mala suerte se deja para otras disciplinas. Aunque suenen cabezas contra la lona y se hinchen de a uno los músculos golpeados, aunque cueste respirar atrapado en una llave que aprieta con fuerza, lo que más duele es el ego.

“Cuando recibo golpes fuertes trabajo mucho en mi cabeza en buscar la salida. El dolor está en segundo plano, pero está en alerta. Lo que más aparece es el miedo, el no querer perder la pelea, la frustración. Y yo a todo eso lo trabajo en el campamento”, cuenta Ailín. Y en ese sentido, la preparación para el momento se ensaya como una obra de teatro. Ailín Pérez detalla que prepara con su equipo la presentación, la caminata a la jaula, los segundos de descanso, la conexión con sus colaboradores. Como en un proceso creativo, se llevan a cabo todas las performances para que ella visualice –así lo nombra– el momento. “Me pongo la ropa de pelea, nos presentan, bailamos y hasta mi compañero se viste de mujer”, cuenta.

Luego, a la hora de la pelea real, su equipo le recuerda el ensayo, le tira letra. “Mi esquina me da indicaciones mentales más que técnicas porque nosotros buscamos ser dominantes. Incluso si me invierten o me entra algún golpe que no va me dicen ‘Tranquila, Ailín, respirá. No pasa nada’. Yo ya entrené que alguien me tumbe o me golpee, entonces cuando pasa se trata de tranquilizar mi mente para salir de situaciones difíciles, que es lo que me pasó en mi última pelea”, dice.

Además, cada vez que es consultada en diferentes entrevistas sobre sus vulnerabilidades le suena una alarma y dice que no hay que mostrarlas, cambia de tema, vuelve a su centro y retoma el discurso sobre su fortaleza. Domina las conversaciones como domina su performance en el octágono, no baja la guardia, ha aprendido a protegerse a sí misma de lo que puede doler. “Hay muchos periodistas que quieren que yo pise el palito. Yo siempre voy a dar la respuesta que quiero. La única debilidad que puedo llegar a tener es la mente y no la pierdo porque estoy todo el tiempo pensando en mejorarla”, recuerda.

Micaias Ureña es uno de sus compañeros y también pelea en UFC. Ella suele nombrarlo como uno de sus pocos amigos y comparten entrenamiento en el gimnasio The Goat Shed en Miami. El dominicano cuenta: “Al principio no me caía bien, no me gustaba la personalidad que ella mostraba y yo pensé que era como en las redes sociales, no me gustaba mucho. Después ella fue la que me habló y me mostró que es una chica humilde, súper relajada con la gente que quiere. Es súper selectiva, pero hoy tenemos una gran amistad. Fuera del octágono es una madre muy sensible, es muy sentimental aunque no lo demuestre. Siempre hablamos de los rivales, sobre cómo ganarles, pero también sobre cómo ser mejores personas y sus desamores”.

Acá nadie va a morir, pero queremos verlos dispuestos a hacerlo

La violencia puede ser sanguinaria, pero tanto los protagonistas como los espectadores firman un contrato de lectura: acá nadie va a morir, pero queremos verlos dispuestos a hacerlo. Juanma Ibarra describe el momento como cuando en el colegio dos estaban a punto de enfrentarse y se generaba una tensión en el ambiente. “No se hace en estadios abiertos, se busca condensar esa energía. Hay euforia y expectativa, hay un cosquilleo que todos sentimos y que es tan intenso que no es comparable con otros deportes”, describe.

Ailín se refiere a lo extradeportivo como una farándula y asegura que antes de meterse ahí, sabía a lo que se exponía. Y realmente lo hace. Incluso cuando quiere imponer Fiona (la protagonista de la película animada Shrek) como su apodo, la princesa de día –en el pesaje, cuando tiene que bajar muchos kilos– y la ogra de noche –en la pelea–. Ella entiende el show en este lugar, donde las peleas jamás terminan cuando el árbitro dice, sino que se espera la declaración posterior. Hay que saber pararse delante de una cámara e hipnotizar.

La interdisciplina parece un componente esencial y cada cual toma un elemento que lo caracteriza para explotarlo al máximo, incluso si este no es precisamente el carisma. Alex Pereira, un peleador brasileño, hizo de su seriedad un personaje. Se expresa casi con monosílabos y empezó a hacer un bailecito que apenas consiste en dar un paso hacia un lado y hacia el otro. El público lo ama. Es un movimiento fácil, pero es de él y esa autenticidad le ha dado la popularidad para mantenerse en la competencia. Algo parecido le pasó a Micaias Ureña , quien alguna vez publicó un video con un short rosa y la gente comenzó a llamarlo pink ranger. “En un momento decidí usarlo como marketing y hacer algo divertido”, cuenta.

Ailín empezó a hacer el twerking incluso antes de UFC. Comenzó a desafiar en el micrófono, a hacerle la vida imposible a los rivales –algo que disfruta– y le encanta picantear a sus rivales. Su personaje juega a la ambigüedad y eso se refleja en los fans. En los comentarios en los videos de sus peleas hay tanta gente alentando como diciendo que su soberbia es insoportable. Pero, en ese sentido, que el público quiera verla perder también puede ser útil a los fines que busca. Definitivamente acaparó las miradas y entiende que la clave es mantenerse presente en la conversación.

“De eso se trata, de tener al público y darles lo que quieren. Lo que quieren es verme pelear: algunos quieren verme perder, otros quieren verme ganar. Algunos me aman, otros me odian, unos me critican y otros me defienden. Y con esto no me refiero solo a las redes sociales, me refiero a la familia, a los gimnasios, en todos lados. Mantengo mi línea, sé qué necesito para sobrevivir”, expone Ailín.

El twerking de la ganadora Ailín Perez

(Crédito: @BroBibleOfficial)

El momento Only Fans

Ese show traspasó el octágono cuando comenzó a generar contenido para Only Fans. No es la única que lo hace, hay otros peleadores y peleadoras que también tienen esa fuente de ingreso y sobre todo comparten la intimidad de sus entrenamientos o sus vidas personales. Pero ella fue más allá y genera contenido para adultos, con lo que, asegura, paga la vida que quiere tener para ella y para su hijo en Miami y viajar por el mundo.

Ailín mira a la cámara cuando la entrevistan y hace caras acompañando el comentario de los entrevistadores. Cuando hablan de su fuerza muestra sus bíceps y cuando hablan de su cuerpo se da vuelta para bailar. La peleadora ataca en la jaula, baila cuando hay música, se ríe de sus propios chistes, es soberbia con los abucheos y arenga los festejos, posa frente a un celular mostrando su sensualidad. Es una personalidad pública que solo cierra las puertas cuando alguien quiere traspasar los límites emocionales y se obsesiona con la cima. Buscó el ruido que está generando en el mundo y cierra la entrevista en La Nación con un pedido:

“Ocho años después de mi debut en UFC voy a ser campeona y quiero que ustedes vengan a entrevistarme de vuelta cuando eso pase”.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/ailin-perez-la-peleadora-argentina-que-publica-en-only-fans-y-conquista-el-mundo-con-tecnica-y-show-nid19032025/

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