La Triple Corona, la serie más famosa en los hipódromos del mundo, comenzó su versión argentina este sábado en Palermo. Y la Polla de Potrillos (G1) entregó un desenlace a la altura de lo que significa esa cita con un pescuezo entre el vencedor, Gardel Pass, y su escolta, el favorito Drive Joy, después de pelear cabeza a cabeza los últimos 400 metros de los 1600 que comprenden la tradicional competencia.
Fue un final a toda velocidad, con suspenso. Y con algo de sorpresa para los que ya imaginaban que el preferido por la mayoría tenía todo bajo control cuando apuró el paso temprano y, ya en la recta final, sacó una buena luz sin que su jockey, el correntino Martín Valle, lo pusiera a correr de firme. Pero pronto miró hacia su derecha y observó que su coterráneo Gonzalo Borda estaba decidido a arrebatarle el primer lugar. Y así fue, para lanzar primero a Gardel Pass y después, el sapucai. El resto de los rivales, a varios cuerpos, perdidos por el camino.
Potrillo con éxitos en Palermo y La Plata, el vencedor tenía argumentos para ilusionar a su gente. Dio lo máximo que esperaban, para felicidad, además, del matrimonio que se encarga del entrenamiento –María Fernanda Álvarez y Walter Suárez– y de Alfredo Camogli, el criador que conserva la propiedad del hijo de la yegua La Cumparsita Key. Para cualquier fanático del tango, el nombre del zaino tiene una lógica irrefutable. Gardel en Palermo, justo.
“Nunca había ganado la Polla como propietario. Sí, algunos míos llegaron cerca. Gardel Pass es de los caballos buenos, de los que me gustan, con velocidad sostenida cuando crecen las distancias. Ahora, intentaremos en el Jockey Club”, describió el titular del stud El Alfalfar, que ya había disfrutado de victorias clásicas con otra cría de la combinación entre esa madre y el padrillo Distinctiv Passion: Papusa Pass, un año mayor. Será un desafío que le demandará no sólo la novedad de los 2000 metros de la segunda instancia de la Triple Corona, sino también su primera visita al césped. La historia, acaso, recién empieza.
El Gran Premio Polla de Potrillos (G1)Entre las potrancas, Moon Frank conservó el invicto en su tercera carrera. A sus cómodos triunfos en el debut en el césped de San Isidro y en el General Luis María Campos (G2), el clásico preparatorio que se corre en la arena de Palermo, la zaina le agregó garra en la más difícil de su vida. Ya se sabía que se adaptaba a cualquier superficie. Ahora subió otro escalón al vencer por un cuerpo a la favorita Charm, que fue decididamente a la punta pronto y sólo cedió ante la presión de la reservada del haras Gran Muñeca.
El abrazo interminable entre Brian Enrique, el jockey, y Diego Peña, el entrenador, poco antes de entregarse los trofeos era el testimonio público de las emociones contenidas. Estaban entusiasmados con lo que Moon Frank podía darles, en función de lo que la potranca generaba con sus victorias y su andar en los entrenamientos. “Siempre demostró ser distinta al resto de las que tenemos en el stud”, aseguraba el cuidador. “Tiene clase, es divina, ayudó en todas las etapas... Desde que viajó del campo, en la doma y lo único que nos generó un poco de sorpresa fue que perdió bastante peso respecto de la última carrera, pero no se notaba en el día a día”, sumó su voz Hernán Gasibe, manager de la cabaña. Fueron 15 kg, sin perder potencia.
El Gran Premio Polla de Potrancas (G1)Moon Frank, hija de una ganadora de la Polla de Santa Fe, es parte de la primera producción de Gidu, un caballo irlandés que el haras compró cuando estaba en la etapa final de su campaña en los Estados Unidos. “Fue ya pensando en traerlo como padrillo e, incluso, se compraron yeguas para él; además, mejoró a las que ya teníamos. Un ejemplo es Moon Sale, la madre de esta potranca, que fue muy corredora y había dado crías desparejas”, agregó Gasibe, todavía incrédulo por la conquista, aunque estuviera abrazado a la copa. Justo en la misma semana en la que otro fruto de esos campos, Full Serrano, reapareció ganando en California, con miras a disputar otra vez la Breeders’ Cup, cuya división Dirt Mile conquistó en 2024.
Como complemento premium de la fecha, en la pista vecina, la de césped, Acento Final se quedó con el Gran Premio General San Martín (G1-2400m), en un valiente regreso a la victoria luego de once meses, tiempo que transcurrió desde su éxito en el Jockey Club pasado. “Sabía que se iba a poner a luchar porque es un caballo guerrero”, sentenció Kevin Banegas, el jockey que llegó a celebrar segundos antes de trasponer el disco.
Faltando 200 metros, cuatro de los seis participantes peleaban por el primer lugar que se adueñó por medio cuerpo el zaino preparado por Nicolás Martín Ferro sobre Need You Tonight, que quedó definiendo por el sector más incómodo de la cancha. Tercero terminó el favorito Crazy Talent, tras mostrarse nervioso en las gateras y perder acción al echarse insistentemente hacia adentro en la recta final. Tuvo un consuelo: haberse adjudicado el Campeonato Palermo de Oro Verde, por los puntos acumulados en los tres clásicos que conformaron el torneo.
El Gran Premio General San Martín (G1)De ese trío de caballos debería salir el nominado por Palermo para correr el Latinoamericano (G1-2000m) en Gàvea, Río de Janeiro, el 18 de octubre próximo. Se espera la convocatoria formal, dado que este gran premio era la referencia para las autoridades del escenario porteño. Había dos grandes candidatos. Ahora se agregó otro que levantó la mano para subirse al avión.