Proyectos que cambian vidas

Días pasados destacábamos el premio internacional obtenido por un grupo de estudiantes de entre 21 y 24 años del Instituto Tecnológico Buenos Aires que diseñaron un satélite. Hoy es el turno de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Facultad Regional Rosario.

Estudiantes del segundo año de Ingeniería en Sistemas de Información, de apenas 20 años, comparten un proyecto capaz de cambiar positivamente la vida de muchas personas. Diseñaron una prótesis robótica que permite volver a caminar y a correr a quienes hayan sufrido un accidente o una enfermedad por los cuales perdieron parte de alguno de sus miembros inferiores. A partir de un microcontrolador, la pierna motorizada interpreta las señales electromiográficas del usuario para generar el movimiento. Cada prótesis se fabrica en función del tamaño y el peso de la persona a la que se destinará, permitiendo mover la rodilla y el tobillo, lo cual no solo sirve para caminar, sino también para subir o bajar escaleras y correr sin inconvenientes. En el mercado argentino existen prótesis fijas pero no articuladas como esta y su importación es compleja por tratarse de un producto de alta tecnología con una carga fiscal que además lo encarece.

La prótesis robótica de fibra de carbono, capaz de devolver funciones de motricidad, pesa menos de 5 kilos y fue bautizada Neuroflex, combinando las palabras neuronas y flexionar, en referencia a las articulaciones.

La investigación y desarrollo de este dispositivo les valió a Juan Cruz Petazzi y Santino Ripacolli un premio en el concurso auspiciado por la UTN en conjunto con el Nodo Emprendedores de la universidad y la Fundación Israel Latin American Network (ILAN). El concurso premia proyectos innovadores en tecnología con impacto positivo, que busquen mejorar el mundo. Entre diez equipos finalistas de varias regionales, el jurado eligió a Neuroflex “por tratarse de una idea sustancial que puede tener un gran impacto en la sociedad y en el mundo de la medicina”.

Los jóvenes trabajaron sin descanso durante un año y medio para presentarse en tan difícil competencia. Petazzi confiesa que tenía ya en su mente la idea cuando cursaba el último año de la escuela técnica en San Nicolás. El premio cubre el pasaje a Israel y gastos para uno solo de los ganadores por lo que agradecen contribuciones (Alias: viaje.israel.utn). En Israel, cuna de numerosas startups de negocios tecnológicos, más precisamente en Tel Aviv, aspiran a conseguir inversores que apuesten al proyecto. Fuera del país, una prótesis así puede llegar a costar unos 30.000 dólares, pero los jóvenes calculan que en la Argentina podría valer menos de 10.000 y apuestan a que la primera pueda estar fabricada para fines de 2026.

Tanto como celebran el premio obtenido, festejan también la posibilidad de cambiarle la vida a tan solo una persona. El sueño va camino a cumplirse. Nos unimos a su alegría.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/proyectos-que-cambian-vidas-nid29062025/

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