Luego de que el presidente Javier Milei criticara e insultara a Camila Perochena por refutar las afirmaciones del Gobierno sobre que la Argentina fue una potencia mundial a inicios del siglo XX, la doctora en Historia habló con Carlos Pagni en su programa Odisea (LN+) y profundizó en los argumentos que sostiene en su análisis histórico. “Ojo Presidente con confundir riqueza con potencia, no es lo mismo”, señaló.
“Cuando Milei dice que la Argentina fue una potencia en el centenario, entre 1880 y 1916, ¿qué está mirando? El PBI per cápita de una serie que toma un economista Angus Maddison, que hace un ranking del PBI de diferentes países en distintos momentos de la historia. Lo que se ve es que entre 1900 y 1930, la Argentina ocupaba entre el puesto 7 y el 13″, observó Perochena al comienzo de su explicación en el segmento El espejo de la historia.
“En 1913, la Argentina estaba en el puesto 13 de ese ranking, con un PBI de US$1770 , cerca de Suecia, Francia, Alemania, antes de la Primera Guerra Mundial. ¿Esto nos hace una potencia? Hoy, por ejemplo, en el puesto 12 del PBI per cápita está San Marino. Primera en el ranking está Luxemburgo. Esto quiere decir que el indicador de PBI per cápita no es muy bueno para medir si un país fue una potencia o no, porque depende mucho de la cantidad de habitantes", analizó.
Perochena puso el foco en la diferencia en la cantidad de habitantes de los países para indagar en ese punto: “La Argentina tenía US$1770 de PBI per cápita pero 7.500.000 de habitantes. Alemania, por ejemplo, que era una gran potencia en ese momento, tenía un PBI de US$1907, pero una población de 67.000.000 de habitantes. Y Estados Unidos, con un PBI per cápita de US$3771 (lideraba el ranking en 1913), tenía 97.000.000 de habitantes. Esto significa que la economía argentina tenía un tamaño muy pequeño en comparación a los países que eran potencia”.
Con eso en mente se preguntó: “¿Qué implica ser potencia?“, e intentó dar una respuesta a esa interrogante. “En términos de relaciones internacionales, ser una potencia implica poder influir en el orden internacional y moldear las normas del sistema internacional”. “O poder violarlas y que no te digan nada”, sugirió Pagni. “Que te quieran seguir y aliarse”, agregó Perochena. “La Argentina en ese momento no estaba ni cerca de sentarse en la mesa chica de los países que toman las decisiones centrales”, reflexionó.
Para enfatizar sus argumentos, se valió de una carta escrita por el expresidente Carlos Pellegrini, en ocasiones enaltecido por Milei por su tinte liberal. “En 1901 estaba en Europa, Roca era el presidente y escribió: ‘Nosotros solo necesitamos tiempo y juicio y tener presente que los Estados Unidos, en 1801, era lo que la República Argentina es en 1901, de manera que, si sabemos manejarnos, el siglo XX será de América del Norte, y el siglo XXI de América del Sur’”. “Ni los propios liberales se autopercibían una potencia mundial. Pellegrini, liberal, decía que nos faltaban 100 años para ser potencia”, interpretó.
PATÉTICA: se jacta de saber historia y arranca negando un dato base. Si llega a revisar las series de Madison le colapsará el cerebro (resulta claro que lo tiene lleno de parásitos)...
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Además, Perochena agregó una serie de argumentos para fundamentar su aseveración: “En un paper de Lucas Llach llamado Rica pero no tan moderna, en el que estudió a la Argentina entre 1870 y 1930, reconoce que hubo un crecimiento exponencial en el país producto del boom agroexportador, la compra ferrocarriles y tierras. Crecimos muchísimo, no hay dudas... Pero Llach toma otros indicadores, como la tasa de escolaridad, lo que Milei llamaría el capital humano, y no estábamos tan bien como los países de la tabla”.
“Teníamos una tasa de escolaridad primaria de 600 escolares cada 1000 niños. Los otros países de 935 escolares cada 1000. Estábamos en el puesto 11 de PBI pero 19 de escolaridad. Sí, era superior a la tasa latinoamericana, pero no estaba al nivel de las potencias mundiales”, ejemplifica Perochena.
En otro apartado, mencionó que la expectativa de vida “estaba por debajo de los países de ingresos medios”. Mientras que ponderó que existían desigualdades regionales muy fuertes. “Buenos Aires tenía el PBI de Australia, pero las provincias del norte, el de México”, subrayó.
Por último, reflexionó: “La Argentina era rica, pero no un país moderno ni desarrollado. En diferentes aspectos es difícil sostener que era una potencia mundial. Ojo Presidente con confundir riqueza con potencia, no es lo mismo”.
Camila Perochena es doctora en Historia por la Universidad de Buenos Aires, investigadora asistente de la Universidad Torcuato Di Tella en el Departamento de Estudios Históricos y Sociales y directora de la Maestría en Periodismo de LA NACION Di Tella. Tiene una columna semanal en el programa Odisea Argentina, del periodista e historiador Carlos Pagni, y colabora en LA NACION.