A un mes de la muerte de Yuyo Noé, ¿dónde están sus obras?

Artista central del arte contemporáneo argentino, Luis Felipe “Yuyo” Noé, que murió hace exactamente un mes, dejó un legado valiosísimo que se puede ver en Buenos Aires, San Juan y Misiones. Su producción, su obra y sus reflexiones teóricas –en las que es clave el concepto de caos: no es desorden, sino el verdadero orden de las cosas en estado permanente de movilidad– son capítulos ineludibles de la historia del arte local. Noé creó una cosmogonía única.

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En los años sesenta integró la Nueva Figuración junto con Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. Hay que aclarar que a Noé el término “Nueva Figuración” nunca le agradó. El grupo fue protagonista de un quiebre de época: exploró nuevos lenguajes artísticos, buscó una forma superadora de la oposición entre figuración y abstracción: revolucionó la pintura local.

En el Museo Nacional de Bellas Artes se puede ver Introducción a la esperanza, que fue presentada en el concurso nacional del Instituto Torcuato Di Tella, en 1963, junto con otras obras de su autoría, y obtuvo el Premio Nacional de Pintura. En esta pieza, Noé quiebra la unidad del cuadro incluyendo bastidores complementarios al bastidor central. Tiempo después acuña el término “caos”. “En 1964 viajó a Nueva York por primera vez –escribe Mercedes Casanegra sobre esta pieza—. En esa ciudad el crítico Lawrence Alloway, curador del Solomon R. Guggenheim Museum y creador del término pop art, quien había estado en Buenos Aires, visitó el taller de Noé y le dijo que lo que él estaba haciendo era utilizar el caos como estructura de la obra. Noé adoptó ese concepto al sentirse identificado de manera plena con él. En aquella oportunidad comenzó a escribir su Antiestética, libro que publicó al año siguiente”.

También en el mayor museo de la Argentina se expone La anarquía del año XX” (1961), una de las trece piezas que integran la Serie Federal, que Noé expuso en la galería Bonino de Buenos Aires durante mayo de 1961. “(…) luego de haber recibido también los ejemplos de la pintura surgidos después de la Segunda Guerra Mundial –action painting e informalismo—, y sin negar a las sucesivas vanguardias (por el contrario, amándolas), me sentí nutrido igual de las experiencias figurativas y abstractas”, decía el pintor sobre esta etapa. Y añadía: “La historia argentina, en este sentido fue una fuente de inspiración”.

En Colección Amalita, es posible ver Júpiter tonante, obra de 1960 en técnica mixta sobre tela, e Informes sobre errores y omisiones”, de 1997. En Macro, cuelga Elementos de la rebelión, de 1986. Se trata de un paisaje que presenta una construcción visual casi geométrica. Noé divide la imagen a partir de líneas diagonales desestructuradas, con las que construye diferentes planos de color. Contiene referencias a la naturaleza, como los azules del agua y verdes de la tierra, ambos teñidos por los naranjas del sol. Conforma así una pintura casi tridimensional en un aparente caos. La partida, obra de gran formato que el artista pintó dos años antes, en 1984, cuando tuvo que irse de la Argentina y, que alude al período de la dictadura militar en nuestro país, se exhibe en la colección permanente del Museo Franklin Rawson, de San Juan.

En Fundación Klemm, en la muestra Una Cita con el Pop, con curaduría de Rodrigo Alonso, se incluye Eroticón. En el Museo Campo, Cañuelas, está expuesta SIN-fonía, que el artista comenzó a fines de la década de 1980 y retomó durante la pandemia, en 2020. En esta pieza, Noé incorpora la línea vibratoria de color como recurso estético –forma parte de su lenguaje visual identitario—. Suma la espiral del caos que condensa distintas estéticas para proponer una nueva.

En el Centro de Interpretación del Conjunto Jesuítico Guaraní San Ignacio Miní, en Misiones, se puede ver Misiones: naturaleza e historia, una obra de 1987, donde la exuberancia del color hipnotiza. La obra está formada por cuatro piezas de gran tamaño (cada una de más de dos metros de alto por casi dos de lado) pintada con acrílicos, tintas, carboncillo y pasteles. Sintetiza la historia de la región en cuatro momentos distintos: el estado natural, la conquista, el estado jesuítico y, por último, expulsión y destrucción.

También se exhibe en el Museo Campo de Cañuelas Compleja Esperanza, hecha por el artista en 2022, con pintura poliuretánica, resina poliéster, madera, bronce, cobre y acero inoxidable, de casi 5 metros de alto. Noé se inspiró en un árbol muerto, carbonizado por un rayo que vio en este museo al aire libre. Le atrajo la corteza del árbol, en la que notó una trama similar a la de sus obras. El primer paso fue extraer el árbol, que se trasladó a un aserradero. Y tras ser intervenido por el artista, lo llevaron nuevamente al campo.

“Opté por relacionarme directamente con la naturaleza a través de un tronco quemado que tuvo que extraerse de la tierra y limpiarse de impurezas, lo que significó su inversión: las raíces en el lugar de las ramas del árbol. Esto me pareció magnífico en el sentido de que siempre me interesa encontrar la imagen por el derecho y el revés –dijo el artista sobre esta pieza—. Todo esto fue multiplicando el desafío y así, dándole vida a través del color y de copias parciales de algunas de sus ramas en bronce, fui armando esta obra con el espíritu de un título que lo ubico como estímulo: Compleja esperanza”.

En Muntref, exhotel de Inmigrantes, captura Entre los tiempos, una pieza que el artista hizo con la técnica del vitral, poco usada en la contemporaneidad, cuando en 2023, desde Muntref, lo invitaron para que hiciera una intervención vitral en el puente de hierro y vidrio que une el cuerpo de ascensores con el edificio del antiguo hotel de inmigrantes, donde funciona el Centro de Arte contemporáneo y Museo de la Inmigración.

A los pocos días de visitar el espacio, Noé presentó un proyecto. La realización fue en dos etapas: la primera, implicó el vitral que mira a la ciudad, instalado en noviembre de 2023, y la segunda (que mira al río) fue instalada a mediados de 2024. “Una estructura fragmentada, de ángulos agudos está habitada por vidrios de colores variados, pintados con finos trazos por Yuyo y a su vez, unidos entre sí por filamentos de plomo, al mejor estilo de la tradición de vitrales desde la Edad media”, señala Diana Wechsler, Directora artística de Muntref y de Bienalsur. Entre los fragmentos de vidrio, hay dos curiosidades: Noé incluyó algunos vidrios de las antiguas ventanas del Hotel de Inmigrantes; otros son fragmentos de espejos. “Estos ofrecen una interesante resolución simbólica al permitir que el río cercano se refleje en la ciudad y viceversa”, señala Wechsler.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/a-un-mes-de-la-muerte-de-yuyo-noe-donde-estan-sus-obras-nid09052025/

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