“¿Qué pensás de los gays?”. Harrison Butker, pateador de Kansas Chiefs, inició una respuesta, hasta que el funcionario de la National Football League (NFL) desestimó la pregunta. El tema es el Super Bowl que los Chiefs (tricampeones en los últimos cinco años) definen este domingo en Nueva Orleans ante Philadelphia Eagles. Minutos antes, Butker había respondido que no tenía por qué “arrepentirse” de su discurso del año pasado, cuando dijo que las mujeres debían vivir su “vocación de esposas y madres” y condenó a las “peligrosas ideologías de género” y a la “tiranía de la diversidad”.
Elogiado como deportista, Butker era igualmente algo así como “The Lonesome Kicker” (El Pateador Solitario), la vieja canción de Adam Sandler (“ni siquiera el entrenador sabe mi nombre”) que lamenta el anonimato habitual del “kicker” en el fútbol americano. Pero ya no es anónimo. Es el símbolo antiwoke del Super Bowl, el gran show business del deporte mundial, más aún en tiempos de alineamiento firme con Washington.
Butker saltó a la fama gracias a su discurso de veinte minutos, en mayo pasado, ante los graduados de Benedictine College, una escuela católica conservadora en Kansas. El pateador habló de “valores culturales”. Criticó al entonces presidente Joe Biden por su condición de católico que apoyaba el derecho al aborto. Calificó de “pecado mortal” al mes del Orgullo.
Habló de “medios de comunicación degenerados” y del “colapso de la hombría estadounidense”. “Como hombres”, dijo, “marcamos el tono de la cultura, y cuando eso falta, se instalan el desorden, la disfunción y el caos”. Y le habló a las mujeres “que han escuchado las mentiras más diabólicas”. “Algunas de ustedes”, concedió, pueden tener “carreras exitosas, pero me arriesgaría a decir que la mayoría están más emocionadas por su matrimonio y los hijos que traerán a este mundo. Puedo decirles que mi hermosa esposa Isabelle (madre de tres hijos, “pilar” de su éxito deportivo) sería la primera en decir que su vida realmente empezó cuando comenzó a vivir su vocación de esposa y madre”. Su “título más importante”: el de “ama de casa”.
“¿Caí en una máquina del tiempo y volví a los años ‘50?”, se preguntó Mike Freeman en USA Today. Su colega Amber Harding consideró “indignante” que Butker haya aconsejado enfocarse en ser esposas y madres a mujeres que, tras gastar mucho dinero y trabajar muy duro, celebraban por fin su graduación universitaria. Otros defendieron a Butker. “Es un católico devoto que habla a graduados de una escuela católica”. Y lo diferenciaron de deportistas que también expresaron posturas de temas públicos, pero dentro del propio campo de juego, arrodillándose o levantando un puño cerrado. Nadie es ingenuo. Estados Unidos, polarizado, estaba el año pasado en plena campaña electoral. El conservadurismo de Donald Trump y su vice JD Vance (el primero con denuncias varias de abusos, el segundo despreciando a las mujeres solteras dueñas de gatos) vs Kamala Harris, negra y demócrata.
Celebridad luego de su discurso, Butker, ingeniero industrial de 28 años y con un salario anual de 6,4 millones de dólares, creó un “Comité de acción política” llamado “Upright Pac” con el objetivo de conseguir votos cristianos en las elecciones que finalmente ganó Trump. Denunció “valores atacados todos los días en escuelas, medios de comunicación y el gobierno” y pidió el voto para “recuperar los valores tradicionales que han hecho grande a este país”. El Pac de Butker apoyó a un senador de ultraderecha de Missouri (Josh Hawley) solidario con los atacantes del Capitolio el 6 de enero de 2020, todos indultados ahora.
Trump es “el presidente más pro vida”, le dijo Butker a la periodista de Fox Laura Ingraham, la misma que años atrás se indignaba con LeBron James porque un deportista, decía ella, no debía meterse en política. Apoyado también por el dueño de Kansas Chiefs (Clark Hunt, nieto de un famoso magnate petrolero y supremacista blanco), Butker dice que no habla de política, sino de sus convicciones religiosas. Claro. Lo apoyó también su compañero Patrick Mahomes, mejor mariscal de campo de la NFL, él y su esposa votantes de Trump, todo lo contrario de Travis Kelce, otro jugador famoso de Kansas Chiefs. Es el novio de Taylor Swift.
En su discurso victoriano de mayo pasado, Butker se apoyó en un momento en la letra de una canción de Taylor Swift (“Bejeweled”), una audacia, porque la cantante es en realidad dura crítica de Trump (como lo fue también buena parte del plantel de Philadelphia Eagles que en 2018, tras ganar el Super Bowl, rechazó visitar a Trump en la Casa Blanca). A diferencia de otras patronales, la NFL mantiene su “Regla Rooney”, discutida, pero que alienta a las franquicias a fichar a miembros de minorías en sus cuerpos técnicos históricamente blancos.
Eso sí, el domingo, con Trump que será entrevistado en la previa por la cadena Fox y muy posiblemente presente en el estadio, la leyenda habitual de “Acabemos con el racismo” detrás de los postes será cambiada por “Elige el amor”, más acorde a los nuevos tiempos. Tiempos de Butker, blanco y conservador. Su propia madre, Elizabeth Keller Butker, física médica en el departamento de oncología de la Universidad de Emory, sugirió un consejo para su hijo: que dé menos discursos y haga más terapia. El mundo al diván.