Se prueban pantallas, un camarógrafo regula los movimientos de un Jimmy (cámara montada en una grúa) y parte del equipo de producción se desafía en el Pacman desde un enorme equipo que remite a los ochenta y que formará parte de la escenografía.
El estudio de la TV Pública es un hervidero de gente alistando la puesta en escena para uno de los últimos ensayos antes del estreno de La noche es nuestra, el late night show que, desde este lunes, ocupará la tira diaria de las 21.30 en la pantalla del canal administrado por el Estado y que contará con la conducción de Diego Ramos y Majo Martino.
“Aunque suene a frase hecha, me gustaría que, luego de todo un día de trabajo, de tanta noticia y de una televisión que juzga, emite juicio de valor y donde mucha gente se pelea, el público se pueda encontrar con un espacio distendido”, argumenta Diego Ramos en relación al flamante espacio en el que se pondrá al frente.
View this post on InstagramA post shared by TVP (@tv_publica)
Se acomoda en el bar del canal y no deja tema por tocar en una charla extensa, matizada por café y jugo que él mismo pide. Luego de la entrevista, también se encargará de llevar tazas y vasos al mostrador para no dejarlos tirados sobre la mesa. Es un obsesivo de la limpieza, él mismo se encarga de limpiar su casa y hasta lavar la ropa. Todo, en un blanco y negro furioso y armónico, como su habitual vestimenta. Tampoco esta vez fue la excepción.
Más allá de la actuación, su carrera también se canaliza desde la conducción televisiva y radial -con buenos resultados- y la dirección en teatro. Además, desde hace seis años, forma parte del elenco de Sex, la obra, escrita y dirigida por José María Muscari, material que, durante el próximo verano, se podrá ver en el teatro América de Mar del Plata.
Como si toda esa actividad no fuese suficiente, es el bastonero de Ramos generales, un magazine que ocupa, de lunes a viernes, la segunda mañana de Radio Nacional.
Impronta propiaLa noche es nuestra se desarrollará en una suerte de bar, donde imperará el tono distendido y la charla amena entre invitados y conductores. No faltará el bartender, un chef, DJ, música en vivo, el descubrimiento de nuevos talentos y performances de stand up buscando generar una atmósfera de after office.
“La idea es que acá confluyan desde artistas famosos hasta personas que no lo son y que todos sean agasajados con gastronomía, tragos y juegos, además de la charla compartida”.
El conductor enumera algunos programas icónicos en torno a una conversación, como Cordialmente, con Juan Carlos Mareco, que salió desde esos mismos estudios -cuando el nombre de la señal era ATC. “Me gusta la gente que tiene impronta para entrevistar”.
-¿A quién te gustaría tener como invitado?
-No tengo el deseo sobre alguien puntual, solo di a la producción un nombre que preferiría que no viniera al programa.
-¿Es alguien del mundo artístico?
-Sí, una persona que no se portó bien conmigo. Hubo una charla, pero reincidió en el error. De todos modos, si viene, no pasa nada.
Diego Ramos es esencialmente actor, pero regresa al medio que lo vio nacer artísticamente desde el rol de conductor. Paradojas. Vuelve a una televisión que no cuenta con ficción de producción nacional en el aire.
“El otro día recordábamos con Gloria Carrá los tiempos en los que te sentabas en los bares de lo canales y te cruzabas con decenas de actores. Se extraña eso, tanto para el público como para los actores, porque no hay mucho trabajo”.
-¿Te interesa volver a hacer ficción televisiva?
-Hace mucho que no grabo una tira, me gusta la conducción o el “panelismo”, comunicar desde otro lugar. Hoy no tengo la necesidad de actuar en televisión.
-Te ganó el animador.
-Siento eso, pero si me convocaran para actuar también estaría feliz de la vida.
LegadoManeja un buen uso del lenguaje. “Se lo debo a mis padres que me han hecho leer desde chico, algo que hoy es complicado, el teléfono te mata”. El estímulo no fue menor, sin embargo, no bastó para continuar la profesión de su padre: “Mi viejo no logró que fuera médico como él. Por otra parte, ver sangre me da mucha impresión”.
Su padre falleció a los 86 años y le dejó un gran legado: “Hasta su último día no dejó de estudiar. Tomé eso. Un actor estudia viendo teatro, cine, leyendo, teniendo curiosidad y creo que es muy importante juntarse con gente que te desafía”.
Ficción y realidad se dan la mano. A veces. Y esa sinergia puede ser potencia o todo lo contrario. Diego Ramos está en pareja desde hace más de siete años. Públicamente, siempre ha mantenido un estricto bajo perfil, hasta que, en el año 2020, en un segmento del programa PH, podemos hablar (Telefe), conducido por Andy Kusnetzoff, Luisa Albinoni, invitada al mencionado ciclo junto con Ramos, lo inquirió en torno a su vida personal.
Presionado o harto, el actor confesó sobre su vida sentimental y, sobre el final de su exposición, aclaró: “Se llama Mauro”. Fin del misterio y el morbo de tantos.
-A partir de aquella confesión pública, ¿hubo feedback de chicos o chicas del colectivo LGTBIQA+ o de padres que encontraron en tu testimonio la posibilidad de poder decir en voz alta aquello que sentían o les sucedía?
-La gente más grande me llegó a decir: “Me ayudaste a…”; en cambio, los más jovencitos tienen un camino más allanado.
Aquella pregunta de Albinoni no generó un malestar entre ambos: “La ´pincharon´ para que me preguntara eso y conmigo hicieron lo mismo para que le pudiera preguntar algo incisivo, algo que no acepté. Luisa, en ese momento, trabajaba conmigo y nunca me enojé con ella”.
-Tu vida personal no fue un motivo de divulgación pública.
-Siempre busqué que mi trabajo hablara por mí, pero jamás me escondí, hice todo a la luz del día y todo el mundo sabía y sabe quién era y quién soy. No expongo a mi pareja, no por una cuestión de género, sino porque no me interesa hablar o mostrar mi intimidad. Sería lo mismo si se llamase Marta.
-Pertenecés a una generación bisagra. Hasta no hace mucho, un galán de telenovelas no podía confesarse abiertamente gay.
-Hoy también afecta el laburo.
-Estamos en otro tiempo.
-A mí, jamás me van a llamar para hacer un personaje heterosexual. Jamás. De hecho, nunca más pasó.
-Desde aquella declaración pública, ¿no te acercaron papeles de varones heterosexuales?
-No, no me ofrecen personajes heterosexuales. De todos modos, no tengo problema en que me encasillen. Es como si un heterosexual se enojara porque le dan solo papeles heteros.
-Es ridículo.
-Lo que me parece que sería justo es que, si el actor gay solo hace de gay, que el heterosexual no haga de gay. En Estados Unidos hay un movimiento que defiende eso, dado que a los gays no se les permite pasar a la heterosexualidad en la ficción.
En la ficción Educando a Nina, Patito, su personaje, fue referencial: “Muchos padres les decían a sus hijos, ´en esta situación ¿qué haría Patito?”.
En aquel programa donde habló abiertamente sobre su sexualidad, también pidió por la anulación de los momentos incómodos en la televisión: “Cada uno decide cuándo decir las cosas. Crecí viendo cómo un trío de humoristas se le burlaba a un nene de 12 años” . “Y el público se cagaba de risa de eso”. También recuerda a un DT de fútbol que abusó de un menor.
-Aquel DT luego tuvo programas de televisión.
-Y se celebraban sus anécdotas.
La franqueza de Ramos empatiza con la calle: “Me escribe mucha gente que no la pasa bien. Es horrible levantarte por la mañana y lamentar quién sos. Lo que hay que hacer con esas personas es darles contención y no obligarlos a nada, cada uno va a tener sus tiempos. Mucha gente, que te quiere hacer un bien, te termina haciendo un mal. Hay que ser respetuoso de los momentos por los que atraviesa el otro y de cuándo tiene deseo de contar algo o no hacerlo. El ´decilo´ es también autoritario”.
-¿Qué respuesta puntual recibís del público?
-Gente grande me escribe y me cuenta que se fue animando de a poco a hablar, otros que comenzaron a entender más a los hijos; muchos padres tienen miedo que sus hijos gays la pasen mal en la vida.
Otra vuelta-¿Es cierto que hay un deseo de generar el regreso de Montaña rusa?
-Eso está siempre latente. La idea es volver para hacerle un guiño a la gente, una acción especial, algo que pueda hacerse por única vez.
-El recuerdo del ciclo está vigente.
-Lo que ves de chico te marca, más aún en la época del programa, cuando no había redes y, al otro día, en el colegio, se charlaba sobre lo que se había visto en televisión.
Aquella tira juvenil, emitida en su versión original entre 1994 y 1995 por Canal 13, fue un semillero de figuras como Nancy Dupláa, Gastón Pauls, Diego Olivera, Bettina O´Connell y Malena Solda, entre otros nombres. “Tenemos un chat muy activo y, cada tanto, nos juntamos”.
-¿Fue una escuela?
-Absolutamente. Tuvimos productores y directores que nos explicaron muy claramente que lo que nos sucedía con el programa no era lo más habitual ni lo que nos iba a pasar a lo largo de la carrera con mucha frecuencia. Por otra parte, ninguno disfrutaba mucho.
-Era un gran éxito, ¿por qué no lo disfrutaban?
-Todos hubiésemos preferido entrar a los teatros caminando y no acompañados por equipos de seguridad. Nadie buscaba eso.
La llegada a Montaña rusa implicó la confirmación de una vocación. “Desde la primera obra que vi y desde mi primera clase de teatro tuve en claro que quería ser actor y trabajar en los medios, pero nunca mi intención fue ser famoso. No reniego de la mía ni juzgo a quien disfruta de su popularidad, pero, en lo personal, ser famoso no es algo que me divierta especialmente. Cuando protagonizaba telenovelas estaba en las tapas de las revistas, pero no me cambiaba nada. Por otra parte, no considero que tenga una vida muy interesante, soy lo más normal del mundo, salvo que trabajo en un medio con mucha exposición. Tampoco soy de ir a fiestas o hacer lobby, no me gustaría tener que ir a ciertos lugares para conseguir un trabajo, prefiero que me llamen por quien soy yo y por lo que hago”.
-No se te ve expuesto, más allá de tu actividad pública.
-Las veces que he ido a lugares porque era “conveniente” asistir, me ha salido mal, no lo sé hacer, me quedo estático. Pedir trabajo es una cosa, y lo he hecho, pero me molesta esa cosa de tejer contactos.
-Sucede también con periodistas y jurados de premios.
-Lo detesto. Incluso, hasta no hace mucho tiempo, me sorprendía que algunos famosos me conocieran. Aún hoy siento vergüenza cuando, alguien con quien no trabajé, sabe qué hago. Me cuesta el reconocimiento. Soy feliz estando en mi casa, en patas y con mis perros. Tengo amigos y amigas que han abierto mucho las puertas de su intimidad y, luego, no las pudieron cerrar nunca más. Me interesa que mi trabajo hable por mí.
Radiofónico“Soy muy oyente de radio, es lo primero que hago cuando me levanto”. Hace años, contactó a Pablo Valente, un destacado profesional y director de medios, quien le abrió las puertas de Radio Uno. Valente hoy ocupa un cargo importante en la radio pública, la señal en la que Ramos continúa desarrollando su pasión por este medio.
“Me gusta la mañana de la radio, es levantar y acompañar a la gente cuando inicia el día. Además, en Radio Nacional se llega a todo el país. Es un ejercicio importante, para los que vivimos en Buenos Aires, que no todo lo que decimos sea autorreferencial”.
-¿Qué te conmueve especialmente de tu experiencia en Radio Nacional?
-Me sorprende mucho que, en algunos pueblos muy alejados, la radio continúa siendo el medio para difundir la muerte de un vecino, contar si hay animales sueltos o si alguna tranquera necesita ser abierta. Una oyente me dijo: “Vivo donde el viento choca con los chanchos”. Hay que entender eso para saber cómo comunicar.
¿Hegemónico?-En la obra Sex te mostrás completamente desnudo. ¿Qué sacrificios implica tener un cuerpo trabajado?
-Ninguno.
-¿Ninguno?
-Yo era muy flaquito. Me sucedía al revés que a la mayoría, me ponía mucha ropa para parecer más armado. No subía de peso, no podía.
-¿Entonces?
-Fui a un médico nutricionista y me explicó cómo comer bien. No hago dietas, como bien desde hace muchos años. Después, más allá de tener el cuerpo que deseaba tener, tenía la salud que todos deberíamos tener. Mi forma de comer o entrenar va más por lo que me sucede adentro que lo que se ve por fuera, pero, desde ya, me gusta verme como me veo.
-No es un tema menor en torno al ego, la autoestima y la seguridad.
-Nadie debería renegar de los aspectos más frívolos, siempre que se combinen con lo más importante o profundo. Verse bien no está mal, pero la salud es la prioridad.
-¿Cómo acciona el pudor cuando te subís al escenario de Sex?
-No tengo problema con la desnudez.
-Es evidente...
-Me podría poner en bolas acá mismo y no me importaría nada. No creo que el desnudo sea una cualidad. En Sex me siento más expuesto con lo erótico y la proximidad del público que con mostrarme desnudo.
-¿Deseás la paternidad?
-No está en mi órbita, pienso que ya pasó ese tiempo. Y, por un tema generacional, siento que todavía no hice el “clic” para entender que puedo tener esos derechos. Creo que sería un buen padre, bastante recto.