Grace Hern, de 36 años, dejó Milwaukee junto a su esposo en septiembre de 2023 y se mudó a Canadá. Su decisión estuvo impulsada por la incertidumbre política en Estados Unidos, ante la posibilidad del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, algo que finalmente sucedió tras las elecciones de 2024. Sin embargo, un año y medio después de haber emigrado, la dificultad para encontrar empleo, el costo de la vivienda y el creciente nacionalismo canadiense ante la guerra comercial con EE.UU. la hacen dudar sobre su elección. “Me genera ansiedad”, afirmó.
Las razones de la mudanza de EE.UU. a CanadáLa principal razón por la que Hern y su esposo dejaron Wisconsin y se instalaron en Canadá fue la incertidumbre política. Según explicó en una entrevista con Business Insider, cuando la consultaban sobre qué la había impulsado a emigrar, ella hacía referencia a la posibilidad de que el líder republicano volviera a la presidencia: “Tengo un poco de miedo de lo que pueda hacer mi país”.
“Lo que pensé fue: ’¿Qué pasa si alguien toma el poder y empieza a violar las leyes? ¿Qué pasa si alguien destituye a la persona que quiero en el poder y entonces cambian todas las leyes?‘”, comentó la mujer, de 36 años.
La derogación de Roe vs. Wade, el fallo que garantizó el derecho al aborto en EE.UU. y que la Corte Suprema revirtió, marcó un punto de quiebre y la convenció de que lo mejor era emigrar. “Vámonos a un país donde pueda recibir atención médica para todo mi cuerpo, no solo para la mayor parte”, recordó que le dijo a su pareja. Y así lo hicieron.
Trámites que facilitaron su mudanza de Milwaukee a CanadáGrace detalló que ingresaron a Canadá con una visa de estudiante. Entre las ventajas que facilitaron su mudanza, enumeró que pudieron hacerlo porque no tenían propiedades en Milwaukee ni tampoco trabajos que los obligaran a quedarse en esa ciudad.
También mencionó que fue vital haber ahorrado antes de emigrar. “No estábamos tan atados financiera ni legalmente como algunos de mis amigos y familiares”, señaló.
En la misma línea, señaló que para facilitar su proceso migratorio, la pareja formalizó su relación legalmente: “Nos casamos para facilitarnos la visa. Llevo casi 13 años con mi pareja y nunca habíamos firmado un documento. Cuando quisimos cambiar de país, pensamos: ‘Mejor formalizar esto legalmente para poder cruzar la frontera más fácilmente’”.
Viviendas caras y empleo escaso, desafíos de vivir en CanadáHern relató que una de las principales trabas que encontró en Canadá fue la dificultad para hallar un lugar para vivir. “La vivienda es cara en todas partes y difícil de encontrar”, afirmó.
Según relató, el temor a las estafas inmobiliarias limitó sus opciones: “Nos alojamos en uno de los dos departamentos que vimos con nuestros propios ojos y conocimos al casero. Pensamos: ‘Supongo que deberíamos optar por uno de estos dos que vimos porque sabemos que este no es una estafa’”.
Allí vivieron un tiempo hasta que consiguieron mudarse a su actual casa en Toronto, que comparten con un contacto que hicieron en Canadá. “Hice amigos que me dijeron: ‘Mi tía tiene una casa. Puedes vivir en el sótano y yo en el primer piso’. Tuve suerte”, remarcó.
De todos modos, aclaró que la casa en la que viven “no tiene aire acondicionado” y es “un poco más pequeña y más cara” que la propiedad que tenían en Milwaukee.
Según comparó, su último departamento en Milwaukee costaba 1200 dólares: tenía dos habitaciones, sala de estar, comedor, cocina completa, un pequeño patio trasero y estacionamiento. En tanto, ahora invierten US$1258 por una casa que está en un sótano.
Otra dificultad que enfrentaron al mudarse fue la falta de trabajo. “Los empleos escasean”, dijo sobre el país vecino.
La guerra comercial con EE.UU. y el crecimiento del nacionalismo canadiense: los motivos que los hacen dudar de vivir en TorontoEn el último tiempo, Hern señaló que notó un cambio en la actitud de la población canadiense frente a la economía y el comercio, tras los cruces entre los mandatarios de ambos países por los aranceles comerciales.
“Todo el mundo se está volviendo bastante nacionalista, al menos en sus decisiones económicas. La gente está poniendo banderas en sus jardines y en sus autos, y todos compran productos canadienses”, describió.
Esta actitud, mencionó, despertó dudas en ella y su pareja. “El despliegue de banderas ya me genera ansiedad porque en 2016, cuando salieron todas las banderas estadounidenses, tendía a ser algo muy nacionalista blanco”, explicó.
“Mi gran pregunta es: cuando despliegan su bandera canadiense, ¿incluye a todos los estudiantes internacionales? ¿Incluye el supermercado indígena de la esquina? ¿Incluye a todos sus inmigrantes?”, añadió.
Si bien admitió que hasta el momento no notó “un cambio en el trato personal” de los canadienses hacia ella por ser estadounidense, algunos comentarios encienden sus alarmas: “Como todavía tengo matrícula de Wisconsin en mi coche, me preguntan: ’¿Te preocupa que te vandalicen?‘. Y yo les respondo: ‘No, ¿debería?‘”.