Marilina Bertoldi: del video que protagoniza Dolores Fonzi y generó un debate en redes a su nuevo disco con influencias de Charly y Spinetta

Después de editar Mojigata, en 2022, y tras una seguidilla de shows de alto contenido performático, Marilina Bertoldi inició su nuevo período de reclusión y deconstrucción de su sonido. Shows en formato dúo de corte más experimental, pocas entrevistas y vuelta a la composición. Un método que le sale casi sin querer y casi a propósito. Pero que de cualquier forma deriva en discos que dan que hablar como pocos otros en el plano del rock local.

Así las cosas, Para quien trabajas se convirtió en su nuevo disco como solista, el primero producido completamente por ella y ya tiene fecha de presentación oficial: el 8 de noviembre en el estadio Malvinas Argentinas. En ese contexto, Marilina Bertoldi también le da continuidad a expresar un mensaje que no esquiva la coyuntura, tanto a nivel cultural como político.

-Es tu disco más distinto, y lo es de una manera bastante clara. Mucho más despojado tímbricamente. ¿Lo sentís así?

-Sí, yo también siento eso. Es un poco a propósito que lo hago, es un poco sin querer. Yo creo que me aburre repetirme y que naturalmente busco cosas nuevas. Y en esa búsqueda encuentro otros sonidos, otras cosas. Y me parece que es necesario, sobre todo ya cinco o más discos incluso, porque tengo otros proyectos y cosas. Es necesario que yo me renueve un poco, si no es aburrido para mí. Ya incluso venía hasta versionando mis temas en vivo, porque ya no los hago como son.

-¿Hubo algún momento en el que te diste cuenta que tenías ese sonido, previo a la grabación?

-Sí. Fue un momento, fue con “El gordo”, que fue uno de los primeros temas que hice. Y en el proceso de ver cómo era la producción de “El gordo”, tuve dos caminos muy claros. Fui con un productor con el que yo quería colaborar, pero hizo como una versión del tema que quedó hermosa, pero era más como The Weeknd, era como más pop y todo muy prolijo. Y mi maqueta, que era Charly y Spinetta. Y me di cuenta que aún teniendo toda esa versión y esa producción toda perfecta, me parecía mucho más perfecta la mía. Ahí es donde tiré todo para este lado y fue el momento más claro. Noté frescura y era lo que yo estaba buscando, algo fresco. Porque sentí que si voy a seguir haciendo rock, tenía que encontrarle la manera de refrescar un poco la cara.

-Y es tal vez en el que se nota más tu impronta de cantar y frasear, la manera en la que caen ciertas frases...

-Total. El enfoque era ese. Era buscar frescura a través de algo que no había agarrado hasta entonces, que era algo súper argentino. Y este tipo de producciones más también de los drama jeans, de producción muy mía; un audio medio home studio. Ahí es donde decidí hacer todo el disco y maquetearlo, tenerlo listo con todos los arreglos y apuntar a que esa grabación y esas maquetas, después al abrirlas en un estudio, quedara todo lo máximo posible. Y fue logrado. Eso para mí es la frescura: lograr que la maqueta sobreviva la mayor cantidad de tiempo posible. Porque en el momento que lo estandarizás, se vuelve otra cosa.

-¿Te tuviste que contener mucho para no agregarle ruidos y cosas que son parte de tu estilo?

-Hace un tiempo sí me tenía que contener, pero ahora estoy como medio en conflicto con eso. No estoy disfrutando de eso ya. Me saqué las ganas, más allá de que muchos amigos, músicos y no músicos, me vienen diciendo que quieren un tema como los de Sexo con modelos, un poco más metal, un poco más... Ya lo hice, me siento medio farsante cuando repito algo. Estoy todo el tiempo evitando sonar a mí, y sueno a mí igualmente. Pero todo el tiempo que hago algo que de repente se parece a una cosa muy mía, inmediatamente la borro. Me cansé de mí.

-¿Y con qué te encontraste que te haya sorprendido de vos misma en este proceso de no sumarle ruidos y capas?

-Con puedo hacer cosas no tan raras también, que puedo hacer canciones un poco más radiables. Todavía me cuesta no enrarizar las producciones porque me gustan así. Pero de verdad hace mucho que tengo ganas de poder hacer una canción sin que alguien me diga “está buena, qué rara que es”. Siempre es el comentario, pero yo no me doy cuenta de la rareza que tienen, es como que no puedo evitar ponerles algo muy mío que es esa cosa que me divierte. Creo que eso es lo que me sorprendió, que en algunos temas pude lograr eso. Porque uno hace la cosa que hace y es rara y es medio controversial, porque bueno, soy así. No es que no quiero hacer lo otro, es que no me sale. En el proceso de intentarlo, al menos encontrar un puente entre las dos cosas es algo que está bueno.

-Justo llegás a estas canciones, de estructura más clásica, en el disco en el que adoptás un audio de Spinetta y de Charly, que son maestros de la canción. ¿Hay una conexión ahí, que tal vez no fue consciente?

-Creo que al audio lo elegí porque me generaba una emotividad que no quería tener que explicar. Tener ciertas sonoridades me hace como no tener que explicar de qué estoy hablando. Hay ciertos guiños que aparecen en el disco que solos te meten ahí. Y me pareció un recurso un poco más lindo porque a veces las temáticas se vuelven tan pesadas que no quiero volverme una maestra de cuarto grado. Nos pasa en muchos sentidos, cuando tenemos que corregir un poco las cosas que están pasando y quejarnos de las cosas, nos volvemos medio acartonados. No quiero que pase eso, en la música, menos. Quiero que la rebeldía pase por un lado sin desentenderme de la situación actual. Creo que esas decisiones fueron más de motivo como decir: “Ah, te habla de una época”. Es como un olor que te recuerda a una cosa. Fue sin querer y fue a propósito.

-¿Cómo te afectó el cambio de tendencias y de invasión de un sonido que se impuso y pareció relegar al rock a un lugar de menor relevancia?

-En cuanto a estilo, creo que hay algo exclusivamente de un sonido, que se terminó en general, ¿no? Como que el pop ya no es solo pop, que el rock no es solo rock, que el trap no es solo trap. El trap ya igual no existe más; yo no veo artistas de trap, no hay, se murió. Al final, el estilo que nos decía que nosotros habíamos muerto... perdón. Es un hecho ¿o no? el trap se murió. El trapero que la pega, cuando la quiere pegar masivamente, tiene que hacer rock, o pop, o reggaetón. Quiero aclarar eso nomás (se ríe) porque nos persiguieron y después pasó otra cosa. Sí me parece que el rock empezó a formar parte de otras estéticas, de otras identidades, está como presente en otros aspectos. De nuevo, cuando un artista llega a un mainstream, sea pop, sea lo que sea, la banda que se arma es una banda de rock. Y está pasando incluso con los artistas de pop más grandes de esta época. Harry Styles, por ejemplo. Miley Cyrus: su disco más masivo fue el más rockero. El rock está. Y después en los mensajes de la gente. Hoy en día la artista pop más grande de acá tiene un mensaje súper rockero, la rebeldía está. Hay artistas de trap incluso, porque obvio que existe, lo dije en chiste. Hay artistas de trap muy jóvenes que tienen una actitud súper rebelde y súper punk. Está vivo todo y ya está bien diluido.

-¿Y no hay ahí un riesgo de caer en el relativismo estético? ¿No está bien plantar los límites de hasta donde quiero llegar?

-Sí, obvio. Yo hablaba más de los estilos, pero siempre va a estar eso. Pero no está ya en el mainstream porque no tiene masividad eso, me parece, ¿no? A mí siempre me parecen interesantes esos análisis y siento que todavía nadie lo hizo. Me gustaría que armen una mesa de gente y que empiecen a hablar de estas cosas. Porque es re interesante y todo el mundo habla de esto y relativizamos, pero nadie profundiza. Ya las marcas están tan metidas con los artistas, con los futbolistas, con todo, con los medios, los periodistas. Guita, guita, mucha guita de repente hace que nunca te pronuncies por nada ni digas exactamente lo que vos querés decir. No podés, porque tenés muchos hilos que te sujetan en ese lugar. Y esos hilos se van cortando. Antes no pasaba eso. Había mucha más independencia. Y creo que a los estilos musicales y a los discursos los afectan un montón eso también.

-Y por otro lado, una violencia discursiva cada vez más grande desde los dirigentes. Desde el presidente para abajo.

–Totalmente. Y los permisos que tiene él que no tenían... y no tiene ningún otro político. Hay un blindaje muy particular. Eso también tiene otra cosa, que es cómo ese tipo está ahí. Pero es parte de la época. Hay algo mucho de internet también, ¿no? Es realmente una consulta. Internet se metió ya en la forma en la que evaluamos las cosas.

-Se invirtió la carga, hoy las cosas van de las redes sociales y streams al territorio y a lo discursivo.

-Claro. La política recrea exactamente la misma manera de reaccionar que Twitter. Había algo que tenía la política. A mí me gusta el político que es político. Yo quiero que en un cargo político haya un político. No quiero que haya ni un empresario, ni un tuitero. No quiero nada de eso, quiero un político. Y el político es alguien que es correcto, es alguien que tiene buenos modos, que debate, que desarrolla. Que desarrolla, que sabe los datos sin leerlos.

-¿Cómo se hace para hacer un disco en este contexto?

-Creo que es porque la realidad supera la ficción. Es como que está todo ya tan mal, que... ¿qué le voy a sumar? Y me parece que los aportes que uno hace también tienen mucho que ver con lo que tenés del otro lado. Si en otra época era prender un fuego porque necesitaba que la gente se enoje y se prenda fuego, ahora necesito que la gente siga para adelante y no se caiga. No puedo hacer que se ponga todo más opaco. Y no solo eso, siento que en este disco no doy una solución a las cosas. Hago preguntas y digo: “No sé qué onda, estamos en esta”. Lo voy a señalar, obvio, no lo voy a negar, pero no tengo una respuesta. La respuesta la vamos a encontrar caminando, yendo para adelante, con el BPM alto. Por eso el BPM alto de los temas, porque para mí es eso, es como marchar para adelante. En un momento lo entendí, cuando hice el primer tema del disco, que todavía no se llamaba así. Me di cuenta de que todo el disco tenía que estar en este BPM. Tiene que estar en 160, por ahí, porque es lo que yo querría en esta época. No quiero deprimirme más. Nunca escucharía en un momento así un disco deprimente. Pero no tengo una respuesta. Y quiero no caretear ni un poco que no tengo una respuesta. Yo estoy en la misma que ustedes.

-Confirmaste tu show para el 8 de noviembre, que coincide con la marcha del orgullo. ¿Fue pensado?

-Me enteré apenas lo publiqué, no te voy a mentir. Los horarios son distintos a los de la marcha, porque obviamente quiero ir a la marcha. Me parecen años importantes para asistir. Voy a tener que ver la manera de mover la prueba de sonido para poder estar, que es lo más importante, que estemos todos. Veré después cómo convivo con eso. No fue a propósito.

-Es muy fuerte tu representatividad en la comunidad LGTBIQA+. ¿Cómo lo vivís?

-No sé, es raro. Porque además vengo de unos años medio de inactividad, así como evitando un poco eso. Me dio miedo crecer más. No me gusta la idea de ser mucho más conocida. Me gusta el lugar en el que estoy. Eso lo quiero cuidar. Pero porque sé que a medida que crezca voy a tener que tener más cuidado y no quiero ser cuidadosa a ese nivel. Ya tengo cuidados, obviamente, soy una persona que analiza bien lo que va a decir.

-¿Y cúal sentís que es tu lugar en el rock como representante de ese mensaje?

-Me siento un poco como sapo de otro pozo. Siempre me sentí así y ahora más que nunca. Siento que me fui quedando ahí medio sola en mi lugar. No siento que haya otro artista solista que, en general, hombre o mujer, tenga este tipo de recorrido muy comprometido con la actualidad y a la vez muy comprometido con lo artístico. Y no es que me la creo, después si te gusta o no es otra cosa, si es bueno o malo es otra cosa. Creo que no hay otro así. Y yo soy así porque yo consumo muchos artistas que fueron y que son así, pero acá no. Eso me pasa un poco. Me siento medio sola. Pero de nuevo, es parte de una época. Es una época en la que hay un retroceso en algunas cuestiones, imagino que en el futuro se va a acomodar. Y después como parte de lo que sería mi identidad y la comunidad, estoy solísima. Y estamos en una época muy rara en esos sentidos. Yo creo que hay algo que pasó, que es que ahora de repente me suelen llamar mucho. Y soy muy consciente de que me llaman a veces para cumplir con un cupo.

–¿Sentís eso?

–Si, y no necesariamente porque yo les guste. Mi intención de desaparecer a veces es medio por eso. Porque me empiezan a llamar demasiado a mí y no llaman a nadie más. Y me parece que no da. Yo soy muy exigente con eso. Me mandan una invitación a un festival y pido la grilla y quiero ver quiénes tocan. Y cuántas somos. Soy de no aceptar por esas cosas. Pero bueno, cuando me empiezan a llamar mucho me doy cuenta que es el momento de irme. Como que tengo que desaparecer un rato, hacer otra cosa y después volver. Porque si no, siempre vamos a ser las mismas. Y no es la idea. La idea es que el cupo se cumpla, que nosotras y todos estemos. Por la diversidad.

-Sacaste el video de “El gordo” y se armó mucho revuelo por lo que se ve como una referencia a Emilia.

-Sí, la idea era representar a una popstar. Lo que pasa es que Malena en la que estaban pasadas de bronceador y yo dije, qué divertido sería aparecer muy bronceada. Y en ese intento de referenciar me puse esa gorrita y para mí era una popstar. Pero todo el disco está referenciado visualmente a memes. La gráfica del show en el estadio Malvinas es un meme; la tapa del disco es un meme y sí es verdad que ella tiene un meme, que es muy claro lo que yo estaba queriendo decir en ese video. Ese video lo que quiere decir es: “No tengo opinión, no me importa, no te voy a responder”. Es esta cosa muy actual. En el video la conductora hace eso, el coach sube a hablar; se está cayendo todo a pedazos, hay gente desangrándose y seguimos adelante: “No voy a hablar de esto”. Después, no digo nada de lo que me acusaron. Yo no quiero que cante algo distinto, nunca hablé de sus letras. Me pareció divertidísimo hacer de popstar, fue muy divertido draguerme y hacer una hiperfeminización, fue bárbaro.

–Experimentaste lo que es estar en medio de una polémica viral...

–Sí, pude experimentarlo por primera vez. Y ver cómo la gente ata cabos que nunca fueron originalmente pensados. Vi unos streamers que decían: “No, hace esto con la guitarra como ella una vez en un show, hace así con la lengua porque en un momento ella hacía eso en un video. ‘El gordo’ se llama así porque hizo una colaboración con un tipo”. Y yo ni idea, no sé de su vida. No pensé en ella ni en nadie en particular. Era como un chiste, nada más. Pero no me sentí mal porque yo no dije nada grave. Pero me vino bien la polémica, honestamente. Mucha gente entró a verlo y el video habla de otra cosa, no habla de ella. Todo el video está hablando de otra cosa. Porque ni Malena ni yo las tenemos tan presentes, de verdad. Yo vi a un millón de popstars con esa gorrita, la verdad.

-Y también pasa que la protagonista del video dice “Cuky”, que suena muy parecido a Duki...

-¡Ah, pero Cuky era una mina! Cuky es mi abuela, es una mujer para mí. Pero bueno, qué cerca que estuvo. Yo banco que cada uno pueda hacer lo que quiera, pero también así como cada uno puede hacer lo que quiere, yo también puedo decir que todo se cae; puedo hacer algo por la gente que paga la entrada. Y muchos me dicen: “Bueno, es una popstar”. Son popstars, pero las más icónicas y claves de la historia, todas se han posicionado: Madonna, Cher, Lady Gaga, que bancó a Kamala Harris; Beyoncé también. Dua Lipa, que se pronunció a favor de Palestina. Taylor Swift. Las que no se posicionan son las que no trascienden, pero no porque eso es lo que te pone en el estrellato, eso es lo que te da un compromiso con tu público, lo que te da contemporaneidad. Acá no pasa. Todas lo hacen.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/marilina-bertoldi-del-video-que-protagoniza-dolores-fonzi-y-genero-un-debate-en-redes-a-su-nuevo-nid09062025/

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