Durante el invierno nos vemos expuestos al frío, el viento, los ambientes calefaccionados y una mayor sequedad ambiental. Estos factores predisponen al desarrollo de determinadas patologías oculares que son prevenibles adaptando diversas medidas simples en nuestra vida. Conocer cuáles son estas patologías y saber cómo prevenirlas te permitirá cuidar tu salud ocular y mantener tu bienestar durante la temporada invernal.
A continuación, presentamos dos de las patologías asociadas a esta época del año: el síndrome de ojo seco y la fatiga visual.
1. Síndrome de ojo secoSe produce cuando no generamos una cantidad suficiente de lágrimas o cuando el contenido de las lágrimas es de mala calidad y no mantiene nuestra superficie ocular bien lubricada.
El ojo seco evaporativo es la causa más frecuente y se produce por disfunción de unas glándulas localizadas en el borde interno de nuestros párpados llamadas glándulas de Meibomio, responsables de producir la capa aceitosa de las lágrimas. Entre los síntomas comunes se incluyen: ojos rojos, secos o irritados; sensación de arenilla o ardor; visión borrosa que mejora al parpadear; e incluso exceso de lágrimas como respuesta a la irritación. Otros síntomas habituales son la intolerancia al uso de lentes de contacto y las molestias durante el uso de pantallas o monitores.
En los meses de invierno, el aire más seco y frío, junto con las bajas temperaturas, reduce la humedad ambiental y acelera la evaporación de la película lagrimal. El aire caliente de estufas y aires acondicionados también reseca el ambiente, intensificando la sequedad ocular y exacerbando los síntomas.
¿Por qué se produce el síndrome de ojo seco?
Las causas suelen ser multifactoriales y es importante explorar en la historia clínica del paciente los factores de riesgo. Entre las más frecuentes:
- Factores hormonales, como en mujeres en etapa de menopausia.
- Consumo de medicación sistémica (anticolinérgicos, antialérgicos, ansiolíticos, antidepresivos, betabloqueantes o diuréticos).
- Uso prolongado de lentes de contacto.
- Uso de pantallas, que disminuye la frecuencia de parpadeo.
- Enfermedades autoinmunes como el síndrome de Sjögren, artritis reumatoidea, lupus y patologías tiroideas.
- Entre otras causas menos frecuentes se encuentran la blefaritis (inflamación de los párpados) y la cirugía refractiva (LASIK).
Para el diagnóstico se requiere una consulta oftalmológica, donde mediante el interrogatorio y el examen físico se puede establecer el diagnóstico. Existen múltiples pruebas para determinar el tipo y severidad de ojo seco y así definir un tratamiento personalizado.
Y en cuanto al tratamiento, el objetivo es aliviar los síntomas y proteger la superficie ocular. Las medidas incluyen:
- Evitar ambientes secos o aire directo sobre los ojos.
- Uso de humidificadores.
- Pausas durante el uso de pantallas aplicando la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar un objeto a 6 metros de distancia durante 20 segundos.
- Lágrimas artificiales sin conservantes como pilar en casos leves o moderados.
- En casos más severos se pueden agregar antiinflamatorios, suero autólogo, plasma rico en plaquetas, tapones de poro lagrimal o tecnologías avanzadas como luz pulsada intensa (IPL), microexfoliación palpebral (Blephex), resonancia molecular cuántica (Rexon Eye) y lentes de contacto esclerales.
2. Fatiga visualLa astenopía o fatiga visual es un conjunto de síntomas visuales y a veces neurológicos que se producen luego del uso prolongado de la visión cercana, especialmente frente a computadoras o dispositivos digitales. No existe daño anatómico, pero sí fatiga funcional del sistema visual.
El invierno puede aumentarla porque pasamos más tiempo en interiores frente a pantallas, usamos menos luz natural, los días son más cortos y recurrimos a calefacción ambiental que reduce la lubricación natural del ojo. Esto no solo reseca los ojos, sino que también los obliga a trabajar más para mantener la claridad visual, incrementando la fatiga.
Entre los síntomas se incluyen visión borrosa o dificultad para enfocar, sensación de cuerpo extraño, ardor, resequedad, enrojecimiento ocular, dolor de cabeza en la zona frontal o alrededor de los ojos, pesadez en los párpados y tensión en cuello y hombros por mala postura.
Entre las recomendaciones para prevenir y aliviar la fatiga visual están:
- Aumentar la frecuencia de parpadeo: normalmente parpadeamos unas 15 veces por minuto, pero frente a pantallas solo 5-7 veces.
- Lubricar los ojos: usar lágrimas artificiales sin conservantes y, si el ambiente es seco, utilizar humidificador.
- Mirar hacia arriba y lejos: aplicar la regla 20-20-20.
- Usar anteojos para computadora: diseñados para enfocar a distancias intermedias, no confundir con lentes que bloquean luz azul.
- Ajustar brillo y contraste de la pantalla según la luz ambiental.
- Reducir el destello con filtros mate.
- Ajustar altura y distancia de la pantalla: sentarse a 50-70 cm y mirar ligeramente hacia abajo.
Y para usuarios de lentes de contacto:
- Alternar con uso de anteojos.
- No dormir con lentes, aunque sean de uso prolongado.
- Mantener una correcta higiene de los mismos.