“La disuasión nuclear sigue siendo un eje rector de las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial. Israel no quiere verse en un empate estratégico con Irán”, dice. “Si Ucrania hubiera tenido bombas nucleares, no existiría la guerra entre Rusia y Ucrania”, reflexiona. “Irán quiere llegar a la disuasión nuclear porque siente que su seguridad, como Estado, está cubierta a partir de esa tecnología”, desarrolla. “Por sanciones, Irán dejó de recibir o tuvo un costo de oportunidad de cerca de 400 mil millones de dólares”, subraya. “China es un aliado económico y político de Irán pero no es un socio militar. Rusia es el principal proveedor de armas de Irán y su principal aliado en materia militar”, precisa. “China defiende el status quo de una arquitectura internacional de reglas de juego que no fueron creadas por China sino por Occidente y Estados Unidos: la Pax Americana”, explica. “Hoy el revisionista del orden mundial, el que se siente insatisfecho por ese orden basado en reglas tanto a nivel económico como político, como Trump con Naciones Unidas, es la potencia dominante, Estados Unidos, que creó ese orden”, explica. “Hoy China ofrece mayor certidumbre que Washington”, asegura. “Estados Unidos y los contribuyentes americanos no tienen porqué estar financiando la seguridad de los países europeos. Es cierto que ha existido un desbalance en el gasto de defensa en la OTAN”, señala. “A Trump le preocupan otras geografías en términos estratégicos: el Asia Pacífico. Ya no es posible que se endeude y tenga déficit fiscal para contribuir a la defensa de la UE”, sostiene. “Trump y Milei coinciden en la crítica política e ideológica a los valores de Naciones Unidas y a la influencia de la cultura woke”, dice. “En el caso de China, no hay un compromiso monetario en la seguridad internacional ni hay un cuestionamiento al funcionamiento político ideológico del sistema internacional de Naciones Unidas. Al contrario, esas instituciones sirven para que China siga ascendiendo”, afirma. “China no solamente quiere un mundo en paz sino que tiene una visión mucho más statusquoista del orden internacional liberal”, agrega. “La conflictividad internacional desnuda la falta de sintonía política regional en América del Sur y las divergencias profundas en política exterior de los gobiernos del Mercosur, sobre todo en materia ideológica”, analiza. “Lula está mucho más conforme con Toto Caputo que con el canciller argentino Werthein”, contrasta. “Brasil con Lula y Chile con Boric han tenido una postura muy crítica de Israel y de Estados Unidos”, compara. “La Argentina y Paraguay son los únicos países que manifestaron su apoyo incondicional a Israel y a Estados Unidos en su accionar bélico”, concluye.
El destacado experto en relaciones internacionales, Esteban Actis, estuvo en La Repregunta. Actis es Doctor en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, donde es profesor e investigador. Es Consultor del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), asociado a la Consultora INSIGHT-LAC. Fue consultor recientemente del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID-INTAL). Es coautor de La disputa por el poder global. China contra Estados Unidos en la crisis de la pandemia.
Mundo en guerra, el conflicto Israel vs Irán y cómo repercute en América Latina. China vs Estados Unidos: ¿ideología anti woke vs intereses comerciales? Petróleo: Obama vs Trump, dependencia vs soberanía energética: ¿cómo juega en las decisiones bélicas? Trump vs OTAN: ¿cambió el eje de sus intereses? EEUU y el Asia Pacífico. Escalada bélica y poder nuclear: ¿un cambio de régimen en las relaciones internacionales? “Riesgo existencial”: ¿se puede equiparar el riesgo de Israel con el de Irán? Mercosur, Argentina vs Brasil. Actis hizo su análisis.
Aquí, la entrevista completa.
China. ¿Más negocios que ideología? Su rol en la crisis Israel v Irán-En la crisis actual con eje en Medio Oriente está claro el rol de Israel, de Estados Unidos y el de Irán. Hay preguntas sobre los otros países del Golfo Pérsico y del mundo árabe, y también preguntas sobre China. Se la vio alertando a Irán para que no obstruyera el Estrecho de Ormuz. ¿Qué intereses tiene China específicamente en Irán?
-Podemos distinguir entre los intereses en el plano económico comercial y en el plano político, geopolítico. China importa el 15 por ciento de su petróleo de Irán pero el 35 por ciento del petróleo desde el Estrecho de Ormuz. Efectivamente, a diferencia de los Estados Unidos, China es un país dependiente energéticamente de socios externos en materia de hidrocarburos. Y en ese sentido, la posible interrupción del Estrecho de Ormuz por parte de Irán como una retaliación a la acción norteamericana del bombardeo, afecta más los intereses de China que a los de Estados Unidos. En los últimos años, EEUU es autosuficiente en materia energética. Es más, está exportando petróleo. En ese sentido, en las consideraciones estratégicas de Irán seguramente pesó la advertencia de Beijing de que obstruir el estrecho era una acción no solamente no amistosa con Occidente sino también con China. Ahora bien, en materia política estamos viendo algo muy interesante. China ha evitado asumir responsabilidades directas en muchos de los conflictos internacionales recientes y sobre todo, ofrecer garantías de seguridad. China es un aliado económico y político de Irán. Irán se sumó a BRICS, con el BRICS ampliado. Pertenece a la Organización de Cooperación de Shanghai, un foro de cooperación de países asiáticos. Forma parte de BRI, la iniciativa que tiene China, pero no es un socio militar. Cuando Irán necesita un aliado militar, ése es Rusia. Es su principal proveedor de armas y principal aliado en materia militar. Pero Rusia está en otra sintonía con su guerra perenne con Ucrania. No sabemos si ha tenido voluntad pero no tiene capacidades para intentar proteger a Irán. Y China es una potencia hoy dispuesta a cooperar y a comerciar, pero no tiene ninguna responsabilidad en materia de seguridad más allá del vecindario próximo a su frontera. Irán quedó solo geopolíticamente.
“Trump y Milei coinciden en la crítica política e ideológica a los valores de Naciones Unidas y a la influencia de la cultura woke”
China, ¿más interesada en la paz que en la guerra? Comercio y mundo en orden-En relación a ese rol de China que se enfoca muchísimo en lo comercial y no ha dado un salto de escala en sus intereses geopolíticos hasta un nivel de influencia bélica, ¿se puede hacer esta interpretación: China prefiere un mundo en paz porque se comercia mejor que en un mundo en guerra? ¿Está ese espíritu en China?
-Sí, efectivamente. Hoy China no solamente quiere un mundo en paz sino que tiene una visión mucho más statusquoista del orden internacional liberal. Defiende el statu quo de una arquitectura de normas y de reglas de juego que no fueron creadas por China sino por Occidente y Estados Unidos: lo que denominamos la Pax Americana. Ese conjunto de reglas y ese orden basado en reglas que hoy la administración Trump plantea reformar. China pretende que funcione el multilateralismo y la cooperación internacional. No quiere una situación de conflictividad o de crecimiento de la conflictividad en la escena internacional. No desea guerras, sobre todo porque las guerras que hoy parecen emerger plantean líneas rojas que están más cerca de China que de Estados Unidos.
-¿En qué sentido? ¿Qué quiere decir “líneas rojas” en este contexto?
-”Líneas rojas” son los principales puntos neurálgicos de desacuerdo, donde los intereses de los Estados son vitales. Hoy Medio Oriente. Es un punto álgido de conflicto. Tanto Israel como Irán ven que su supervivencia como Estado puede estar en juego. Y cuando la percepción de las élites, mal o bien, es que la supervivencia de los Estados está en juego, no tienen ningún tipo de miramiento a la hora de recurrir a la guerra.
Israel v Irán. ¿Qué es el “riesgo existencial”? ¿Cómo juega el factor nuclear?
-En relación a esta idea de que Irán e Israel, ambos perciben un riesgo existencial, ¿hay una diferencia importante de Irán, donde es el régimen el que está corriendo un riesgo existencial pero no tanto el Estado, con Israel, que es cuestionado ya como Estado judío, más allá de quién gobierna y de qué régimen gobierne?
-Israel siente amenazada su seguridad y su supervivencia porque una parte de el régimen iraní ha declarado abiertamente que brega por la desaparición del Estado de Israel. Hay un sector muy radicalizado, que no es todo el Gobierno, dentro del régimen iraní del Ayatollah. Israel está buscando no quedar empatado estratégicamente con Irán. Es muy interesante ver lo que ha pasado con India y Pakistán. India tuvo la primera prueba nuclear en la década del ‘70; Pakistán, en los ‘90. En el espejo de esa relación entre India y Pakistán, Israel ve que la capacidad militar y de poder que tiene India sobre Pakistán no se puede proyectar en influencia porque Pakistán tiene el arma nuclear. Eso es lo que ha pasado en los últimos meses de conflictividad entre esos dos países. La disuasión nuclear sigue siendo un eje rector de las internacionales. Israel no quiere verse en ese empate estratégico.
-En relación a Irán, no corre un riesgo existencial como Estado. Hay un régimen que es cuestionado por sus lazos con el terrorismo y la amenaza que representa para Israel como Estado. ¿No hay una disparidad en cuanto al riesgo existencial que pone a Israel en una situación de mayor gravedad?
-En términos políticos, en relación a la supervivencia de un régimen político, aquellos que maneja los resortes del Estado lo consideran como tal y se confunde con los intereses del Estado.
-Entiendo que puede se el argumento de los ayatollah, pero desde el análisis por fuera de esa lógica, ¿cómo lo plantea usted?
-Efectivamente, se puede pensar que con otro régimen político, la situación cambiaría. Pero la posibilidad de un cambio de régimen en Irán es muy lejana. Un cambio de régimen se da por intervención directa o por una revolución, y ambas cosas están lejos de suceder en Irán. Y más allá de lo que podamos pensar, los Estados autoritarios está muy cerca de confundir gobierno con Estado, y esa es la percepción inherente. Y con esta guerra, esa percepción está acentuada porque esta guerra va a acentuar el cerramiento del régimen y va a acarrear una mayor opresión de los disidentes. Y va a acelerar el intento de Irán de recuperar las capacidades militares y nucleares que ya han sido bombardeadas, aunque no sabemos aún cuán afectadas quedaron. O va a aumentar su intención de acceder a la bomba nuclear por otros medios. La conflictiva se va a acelerar.
China vs EEUU. ¿Por qué China no avanza con un rol bélico? El camino de la diplomacia-Volviendo a China y cómo juega en este mapa, se podría hacer un análisis muy básico: en la medida en que Estados Unidos avanzó militarmente con las “bunker busters”, estas bombas tan poderosas, capaces de penetrar el suelo y llegar hasta instalaciones nucleares subterráneas, China podría hacer otro cálculo de los niveles de riesgo que representa la competencia con Estados Unidos como el gran contendiente global. Sin embargo, Chin no da pasos bélicos. ¿Eso puede cambiar en el futuro? ¿Tiene China esa disposición, eventualmente, si el conflicto crece?
-China tiene hoy capacidades militares para tener una postura más belicista en el plano internacional. Según los rankings de capacidades militares, China está en un segundo o tercer puesto después de Estados Unidos y Rusia. Algunos ya plantean que China tiene mayores capacidades militares que Rusia. Lo que hoy no tiene es la voluntad de pensar que ese paso y llegar a una confrontación mayor en el plano internacional sea funcional a sus intereses. China tiene una paciencia estratégica. Pero hay líneas rojas: Taiwán, por ejemplo, es una línea roja. El Mar del Sur de China es una línea roja. Esta idea de una China intentando maximizar su seguridad se reduce a su geografía más próxima a su contexto contiguo. Más allá de eso, hoy China no parece dispuesto a involucrarse en términos militares ni a tener mayor responsabilidad ni a plantear exigencias mayores a las contrapartes. Tiene una postura mucho más cauta, prescindente, declarativa, siempre bregando por la resolución de los conflictos en forma pacífica y por la integridad territorial. Es una postura que no es acorde al estatus internacional que tiene: China es una potencia global.
-Es muy interesante ese punto: con el correr de las décadas, ese país que estaba en un rincón geopolítico muy contrario al orden occidental global, termina representando una mayor confianza en la potencia constructiva y resolutiva de conflictos que ofrece la gobernanza y la diplomacia internacional de Naciones Unidas, por ejemplo, casi más que el Estados Unidos de Donald Trump, o el Israel de Netanyahu, por ejemplo. Es una evolución realmente curiosa.
-Efectivamente. Pensemos en lo que se llama la “trampa de Tucídides”, esta idea de que hay un rising power, un poder que asciende, que converge con la potencia establecida, y una potencia establecida que siente amenazas de ese poder. La teoría dice que el rol revisionista debería tenerlo la potencia que está ascendiendo. Pero hoy el revisionista del orden, el que se siente totalmente insatisfecho por ese orden basado en reglas tanto a nivel económico como político, como vemos en el caso de Trump con Naciones Unidas, es justamente la potencia dominante, Estados Unidos, que creó ese orden. En términos multilaterales, diplomáticos y ni qué hablar, de las relaciones comerciales, China quiere y plantea un intento de dar mayor certidumbre y certezas, tener ciertas reglas claras de juego.Aunque sabemos que en política internacional siempre hay una forma de eludirlas. Pero efectivamente hoy el mundo ve en China un actor que ofrece mayor certidumbre que la que ven en Washington. Muchos Estados lo ven así. Pasó en América Latina, en la reciente cumbre entre CELAC y China. En Washington ven incertidumbre permanente, cambio de reglas de juego y no entienden bien cuál es el juego político en Washington.
-¿Xi Jinping se volvió más confiable que Donald Trump?
-Para la política internacional, sí.
-Y para el comercio, también.
-Efectivamente, para el comercio también porque hoy China y sus reglas de juego comerciales están sobre la mesa. No se espera que China cambie de un día para otro y anuncie por redes sociales aranceles del 20 o 30 por ciento a un socio comercial. Eso no existe.
-¿En qué cosas es menos confiable China versus Estados Unidos para el mundo? ¿En temas de transparencia de sus desarrollos tecnológicos, digitales y virtuales, inteligencia artificial o Estados Unidos también empieza a mostrar frentes complicados en ese en ese campo?
-Para Occidente, la desconfianza de China viene por un régimen político autocrático. No es una democracia con check and balance de otros actores que puedan ejercer presión. Hay un temor de Occidente de que gran parte de las empresas chinas, sobre todo las tecnológicas, que tienen un vínculo muy fuerte con el Estado, tengan al Estado por detrás de los intereses de esas empresas. Está el caso de Huawei y de las firmas chinas tecnológicas. Por eso hay un intento de Occidente de romper las cadenas de suministros, de lograr autosuficiencia, sobre todo en sectores claves como la biotecnología, en materia también logística. Trump cuestiona que en el Canal de Panamá haya puertos con capitales chinos. Se piensa que ante una hipótesis de conflicto, pueda ser ocupado por el ejército chino. Hay una desconfianza en relación al Estado chino y al capitalismo chino. Hoy es una percepción porque no hay muchos datos claros en el sentido de la influencia real. Pero efectivamente, en China, el Estado y el mercado están muy imbuidos. Esa desconfianza es tácita.
Trump vs. la Unión Europea y la seguridad global. ¿Quién pone la plata?-Esta semana, se reunieron Estados Unidos y los países de la Unión Europea para revisar el tema OTAN y el gasto de defensa. Acordaron que la Unión Europea, por país, gastará el 5 por ciento de su PBI, 3,5 en gastos directos de defensa y 1,5 por ciento en gastos de infraestructura militar e infraestructura crítica. Trump le exige a la Unión Europea que ponga plata. ¿El retiro de Estados Unidos como el guardián del mundo tiene que ver con esta percepción de que los contribuyentes de Estados Unidos terminaron viendo sus recursos yéndose hacia un mundo que es cada vez más complicado? Y por otro lado, ¿el interés de China en sostener este orden mundial con Naciones Unidas como un organismo central tiene que ver con lo contrario: que nunca tuvo esta disposición de convertirse en el gran tutor global de la seguridad, entonces no ha tenido ese tipo de gastos?
-Con respecto a Estados Unidos, hay una percepción fiscal: Estados Unidos y los contribuyentes americanos no tienen por qué estar financiando la seguridad de los países europeos. Ha existido un desbalance en el gasto de defensa en la OTAN: más allá de los modos de Trump, eso es cierto. La otra cosa que Trump le dice a Europa es: yo tengo otras geografías más importantes en términos estratégicos, específicamente el Asia Pacífico. Esto lo dijo el secretario de Defensa de los Estados Unidos. En realidad, los arreglos de seguridad y defensa en términos internacionales no están embebidos en la arquitectura multilateral política que es Naciones Unidas. Habría que diferenciar dos planos. Uno, el plano efectivamente militar y ahí la OTAN es el brazo de la alianza militar más importante de Occidente. Y ahora Estados Unidos le está diciendo a su a sus socios que hay que balancear la contribución en la defensa: ya no es posible que los contribuyentes americanos y Estados Unidos se endeuden y tengan déficit fiscal para hacer esa contribución. El mensaje no es sólo para Europa, sino a todos los socios de Estados Unidos, como Corea del Sur: todos tienen que gastar más en defensa. Y lo vamos a ir viendo en los próximos meses. Pero por otro lado, en términos políticos, respecto de la arquitectura financiera, económica y política internacional, la crítica de Trump no tiene que ver con el objetivo de un ahorro interno y de cuánto Estados Unidos aporta a Naciones Unidas. Es más una crítica política e ideológica en torno a los valores de Naciones Unidas, algo que también sostiene el presidente argentino Javier Milei: cómo la cultura woke y el progresismo han influenciado esas agendas. Son agendas que están totalmente desconectada de la necesidad de Estados Unidos. Hay una crítica política al sistema de Naciones Unidas. En el caso de de China, no tiene primero arreglos de seguridad de ese estilo. Más allá de que China vende armas a algunos de sus socios, no hay un compromiso monetario muy importantes en el arreglo de seguridad internacional. La influencia militar no es lo más importante de la influencia china; es lo más reducido. Y por otra parte, no hay un cuestionamiento al funcionamiento político ideológico por parte de China, sino más bien un conformismo de que esas instituciones sirven para que China siga ascendiendo y transformándose en una economía de ingresos medios a ingresos altos. Ese sistema todavía es funcional a esa lógica.
“Lula está mucho más conforme con Toto Caputo que con el canciller argentino Werthein”
Trump vs. Irán. ¿Acuerdos o sanciones? ¿Qué disciplina mejor en el campo del desarrollo nuclear?-Interesante: para China, este mundo tal como está es una tierra de oportunidades. Para Estados Unidos, es necesario un cambio de escenario. Usted mencionó el tema de las sanciones. Uno de los análisis que se hace del conflicto entre Irán e Israel tiene que ver con el Pacto Nuclear que abandona Donald Trump en 2018. Fue firmado por Obama. Irán aceptaba los chequeos de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) siempre y cuando los países de Occidente, con Estados Unidos en el centro, levantaran las sanciones. Donald Trump dio marcha atrás. Su argumento fue que Irán no se dejaba controlar del todo y era necesario volver a poner sanciones. ¿Cómo está esa lógica de sanciones? ¿Cuán productivas han sido? ¿Cuán productivas pueden ser en este mundo actual, con este tipo de cosmovisión en juego?
-En términos globales, las sanciones económicas, comerciales y financieras como instrumento de presión política no han tenido en general los impactos esperados. Rusia y la guerra de Ucrania son un ejemplo concreto. O el caso de Corea del Norte: se pensaba que con sanciones se lograría un cambio de régimen. En el caso iraní, hay un gráfico muy interesante creado por Federico Merke, colega internacionalista, a partir de un índice de capacidades económicas militares de Israel vs Irán. A partir de 2010, cuando comienzan las sanciones de manera intermitente, Irán sufre un declive de su poderío económico militar. Se estima que Irán dejó de recibir o tuvo un costo de oportunidad por sanciones de aproximadamente 400 mil millones de dólares. En el caso de Irán, las sanciones han impactado directamente en la economía iraní. Y por ende, por un spill over, en las capacidades de Irán en las últimas décadas.
-Ha habido información de que, efectivamente, mientras las sanciones estuvieron levantadas en el marco del acuerdo firmado por Obama, Irán adelantó el desarrollo de su proyecto nuclear. En cambio, cuando vuelven las sanciones con Donald Trump, en su primera presidencia, se frena. ¿Tiene información en ese sentido?
-Con respecto al desarrollo nuclear en sí, no te podría decir: hay especialistas que se dedican al tema energético de materia nuclear. Sí está claro que, sanciones o no, el enriquecimiento de de uranio por parte de Irán sigue estando presente. Una aspiración de Irán es tener capacidades nucleares. Irán ha sabido jugar muy bien sus cartas en el plano internacional, sobre todo para mostrar confianza con los organismos internacionales. La gran pregunta es si ese nivel de uranio alcanza para la bomba nuclear. Se habla de que el nivel necesario es 80 por ciento e Irán tiene 60 por ciento. La pregunta del millón es ésa: cuáles son las aspiraciones finales de Irán. Como internacionalista, diría que Irán quiere llegar a la disuasión nuclear. Es un objetivo alcanzado porque siente que su seguridad, como Estado, está cubierta a partir de esa tecnología y sin esa tecnología, es un actor vulnerable. Como fue Ucrania, por ejemplo: con la disolución de la Unión Soviética, Ucrania entregó su armamento nuclear. Si Ucrania hubiera tenidos bombas nucleares, no existiría la guerra entre Rusia y Ucrania.
“La Argentina y Paraguay son los únicos países que manifestaron su apoyo incondicional a Israel y a Estados Unidos en su accionar bélico”
-El caso de la guerra Rusia vs Ucrania es un incentivo para aquellos países que no tienen armamento nuclear para decir: ven lo que pasa cuando uno se queda sin armamento nuclear o cuando no se tiene armamento nuclear. Es un ejemplo problemático.
-Kenneth Waltz, un académico muy importante de las relaciones internacionales, tiene una frase muy polémica, que siempre discuto con los estudiantes: quien quiere la paz, debe debe armar las bombas nucleares. (John) Mearsheimer ha dicho recientemente: si todo Medio Oriente tuviera bombas nucleares, no habría guerras en Medio Oriente. La disuasión nuclear es efectiva. Puede ser peligrosa y ofrece un problema en términos de la falta de percepciones o el uso indebido. Pero hasta ahora la disuasión nuclear ha sido muy importante en las razones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial.
-En términos lógicos, se entiende ese esquema de razonamiento. ¿Pero merece algún tipo de aclaración y de letra chica cuando se trata de Estados que tienen proxies terroristas, como es el caso de Irán y su relación tan directa con Hezbollah? Se vuelven menos confiables en ese juego de autorregulación: tengo la bomba pero no la voy a usar porque todos las tenemos. ¿En el caso de un Estado que tiene proxies, brazos terroristas, conexión con organizaciones terroristas, cambia el análisis?
-Es contrafáctico porque hoy, con los nueve actores nucleares, todavía no ha habido ningún tipo de filtración de capacidades estatales a grupos paramilitares o grupos terroristas.
-Pero de los nueve Estados que hoy tienen bombas atómicas, ¿cuáles tienen proxies terroristas?
-Entre los estados con mayor inestabilidad en términos políticos, o tienen mayores capacidades estatales de control, se podría plantear el caso de Corea del Norte.
-Pero Corea del Norte está fuera del mundo, casi. Se salió de la OEIA y no se lo considera en estas lógicas de autorregulación.
-Hay sospechas y temor en relación a Pakistán. Desde el 11 de septiembre en adelante, con la guerra al terrorismo de Estados Unidos, el temor fue que Pakistán y el gobierno de Pakistán cayera bajo una revolución islámica o un proceso de terrorismo, y las ojivas nucleares queden bajo ese. No hay ninguna evidencia de eso. Pero efectivamente, a mayor proliferación nuclear, si vamos a un mundo como el que propone Kenneth Waltz, aumenta el riesgo de un mal uso y de que caiga en manos indebidas.
Argentina y el Cono Sur. ¿Cómo impacta el conflicto Israel v Irán?-La última cuestión tiene que ver con América Latina, la Argentina y la región y los países vecinos. Hubo todo un debate acerca de si la Argentina tenía que estar o no en los BRICS. Por otro lado, el año pasado, la justicia argentina estableció que el Estado de Irán financia, diseña y ejecuta acciones terroristas, de manera que hay una especie de contradicción en integrar los BRICS cuando también está Irán. ¿Cuánto pesa ese conflicto en la región? En relación a Brasil, hay analistas que dicen que la circulación de Hezbollah o de sus recursos tanto humanos como de otro tipo sería mucho más fácil porque Brasil no considera a Irán un Estado terrorista, a diferencia de la Argentina que lo define de esa manera. ¿Cómo empieza a jugar ese conflicto tan delicado en las relaciones internas del Mercosur? La reunión del Mercosur se va a hacer en esta próxima semana en medio de este conflicto, con posiciones muy divergentes de los países del Mercosur sobre el tema Irán: Brasil condenando ampliamente Israel y apoyando a Irán; Chile, que no es el Mercosur, pero es parte del cono Sur, también. ¿Qué pasa ahí?
-La conflictividad internacional muestra y desnuda la falta de sintonía política regional y las divergencias profundas en materia de política exterior que tienen los gobiernos, sobre todo en materia ideológica. En el caso Argentina, junto con Paraguay, son los únicos países que han manifestado su apoyo incondicional a Israel y Estados Unidos en su accionar bélico. El resto de los Estados tienen una postura mucho más diplomática de condenar el uso de la fuerza, llamando a una situación de paz y con una mirada mucho más diplomática y no tan absoluta como en el caso de Argentina y Paraguay.
-¿O es más absoluta a la inversa? Desde Brasil o desde Chile, se cuestiona a Israel por sus acciones en Gaza, por ejemplo.
-Efectivamente, sobre todo Brasil con Lula y Chile con Boric han tenido una postura muy crítica. Se han unido con países europeos y otros para reclamar que el ataque en Gaza va más allá de la búsqueda de los terroristas que cometieron los atentados de octubre de 2023 y que hay una represalia contra el pueblo palestino. Esta guerra se da en ese marco de cierta desconfianza hacia el Gobierno de Netanyahu. Pero como bien decís, el problema es que parece que los caminos de Argentina y Brasil se bifurcan. Pero se bifurcan en términos políticos, y esto es interesante. Pero en materia comercial, si bien para el gobierno de Lula la política exterior argentina es un dolor de cabeza, en relación a la política económica y comercial, aunque no se dice públicamente, hay conformidad. Por ejemplo, con la liberalización del comercio, la eliminación de trabas al comercio. Lula da Silva está mucho más conforme con Caputo que con Werthein, el canciller argentino. Igual que China, uno de los reclamos del capitalismo brasileño era: necesitamos comerciar con Argentina, sin trabas, sin tanta burocracia. Y en eso se ha avanzado. Y lo más importante es que, volviendo a lo que pasa en el Oriente, la cooperación técnica nuclear entre Argentina y Brasil sigue siendo muy sólida. En la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares, la ABACC, las salvaguardias siguen estando presentes y se sigue cooperando. Entonces, hay ruido político; ruido comercial, siempre hay: hay que ver qué pasa con el Mercosur, pero el comercio sigue y hoy hay una unión energética que se firmó en el G20 entre la Argentina y Brasil por el gas de Vaca Muerta. Y en términos estratégicos, las hipótesis de conflicto están fuera de la región. Que América Latina y América del Sur tengan una estabilidad y una zona de paz, en este contexto geopolítico, es una gran oportunidad y es un gran asset que muchas veces pasa desapercibido. Pero en el transcurrir de los próximos años, con una mayor conflictividad internacional, la previsibilidad que da la región en ese punto es algo a valorar, aunque muchas veces se pasa por alto.
-Hay un tema que usted ha señalado en otras intervenciones: el autoabastecimiento energético ha sido clave para cambiar y bajar la escala de los conflictos. En un Medio Oriente donde el tema del petróleo pudo haber funcionado como un elemento extorsivo, el hecho de que Estados Unidos se autoabastece en petróleo y gas, como la Argentina, cambia la ecuación.
-Efectivamente. Tener autosuficiencia energética, aunque nadie tiene autosuficiencia plena, pero al menos no depender excesivamente de los mercados externos en materia energética es un activo estratégico vital en un contexto de fragmentación geo económica, de cadenas globales de suministro más cortas. Permite a los países contar con otra evaluación de costos beneficios a la hora, por ejemplo, de ir a un conflicto bélico. En 2011, en el gobierno Obama, había algunos halcones que querían hacer esto que hizo Trump quince años después. Pero si en aquel momento Irán bloqueaba el Estrecho de Ormuz, Estados Unidos habría tenido un problema energético muy fuerte, cosa que hoy no sucede. Es un aliciente y es una posibilidad estratégica para un análisis de costo distinto. Estados Unidos lo ha hecho. Incluso en la guerra entre Rusia y Ucrania, Estados Unidos abasteció a Europa con gas natural licuado, cuando Rusia dejó de darle gas. Cuando Rusia anunció que iba a generar un invierno crudo en Europa y las sociedades europeas se pondrían en contra de la guerra, Estados Unidos pudo suplir con su superávit energético gran parte de esa demanda europea. Europa transitó el invierno con costos, pero no en una situación de emergencia permanente.