CÓRDOBA.- Ángel Rossi, cardenal, arzobispo de Córdoba y amigo personal del Papa Francisco, celebró una misa en la catedral de esta ciudad como despedida del pontífice que falleció este lunes. De la ceremonia participó una multitud. Estuvieron el exgobernador Juan Schiaretti; el actual mandatario Martín Llaryora; el intendente Daniel Passerini; integrantes del gabinete provincial y legisladores nacionales.
“El pontificado de Francisco fue un pontificado gestual, porque con sus palabras, pero sobre todo con sus gestos, nos hizo saber que otro mundo es posible, que el sistema económico basado en la idolatría del dinero enriquece a unos pocos y convierte a la gran mayoría en masa sobrante”, afirmó el cardenal Rossi.
Muchísima gente se sumó a la celebración, por lo que directamente se realizó en la explanada de la Catedral y no en su interior, por lo que no se pudo acceder desde la plaza San Martín.
En su oficio religioso, Rossi remarcó el compromiso de Francisco con los más débiles. “Nos hizo saber que otro mundo es posible, que el sistema económico basado en la idolatría del dinero enriquece a unos pocos y convierte a una gran mayoría en masas sobrantes”, indicó.
“Francisco nos previno de la auto-referencialidad, una Iglesia que se mira el ombligo: ‘Prefiero una iglesia herida por salir que enferma por cuidarse’, decía. Fue audaz, no se echó nunca atrás, por más que intentaron voltearlo con calumnias y con ataques. Y a los hombres de gobierno les recordó que su misión es cuidar la fragilidad del pueblo”, dijo Rossi.
A su vez, Llaryora revalorizó que “Francisco se animó a plantear una Iglesia con olor a ovejas”, en tanto que Schiaretti sostuvo que fue un “líder del diálogo interreligioso, un promotor de la inclusión a través del amor y un defensor incansable de los más débiles; de pensamiento plural y de apertura; su compromiso con la justicia social y su humildad perdurarán como faro de esperanza para toda la humanidad".
En Córdoba, donde Francisco vivió cuando fue novicio y entre 1990 y el ’92, “castigado” por los jesuitas, también se recuerda que, durante su papado, declaró santo a José Gabriel Brochero.