Margarita López y sus cuatro hijos, todos ciudadanos estadounidenses, dejaron atrás su vida en Los Ángeles, California, para mudarse a Michoacán, México. El motivo fue la deportación del padre de familia, que los obligó a tomar una decisión drástica: priorizar la unión familiar frente a la incertidumbre y angustia provocadas por las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump.
La deportación que cambió la vida de una familiaMargarita López contó que el proceso comenzó cuando su esposo, José García, acudió a una cita rutinaria con las autoridades de inmigración. Sin embargo, nada salió como lo esperaba. Allí fue detenido por las autoridades federales en mayo y posteriormente deportado a México, su país de origen. Esa situación marcó un punto de quiebre en la vida de la familia.
“Estas deportaciones han sido muy desastrosas, destruyeron a muchas familias”, expresó la mujer en diálogo con Telemundo.
Durante casi cuatro meses, Margarita se quedó sola en Los Ángeles con sus cuatro hijos, mientras intentaba sostener la vida diaria y buscaba alternativas para solucionar la situación de su esposo.
Su incertidumbre crecía porque no sabían si la deportación de García se relacionaba con un arresto de años atrás por manejar bajo la influencia del alcohol.
Familia separada: la angustia y el intento de reingresar a EE.UU.En mayo, López relató que su esposo intentó volver a Estados Unidos para reunirse con su familia. Trató de cruzar la frontera sur, pero fue deportado por segunda vez. Ese episodio profundizó aún más la crisis familiar. “Es muy horrible”, reveló la mujer al recordar aquellos meses de distancia.
Los hijos de la pareja también sufrieron por la ausencia de su padre y la angustia de no saber qué pasaría con la familia. Dos de ellos, diagnosticados con autismo severo y moderado, enfrentaron grandes dificultades en medio de la situación. Ante ese escenario, la madre entendió que no podía prolongar la separación.
La decisión de mudarse a Michoacán de modo definitivo: “Sufrimos mucho”Tras cuatro meses de espera y dolor, Margarita tomó una decisión definitiva: dejar su hogar en Los Ángeles y trasladarse a México junto a sus cuatro hijos. La idea de que los niños crecieran lejos de su padre resultó insoportable.
“Sufrimos mucho”, explicó la mujer, quien resaltó que ahora “gracias a Dios, estamos juntos nuevamente”.
Hoy, la familia vive en Michoacán, en la casa de la suegra de López. La mujer asegura que emigró de Estados Unidos para priorizar la salud de sus hijos y mantener la unidad familiar.
“(Lo hice) por mis hijos, por mi familia y también lógico, quiero a mi esposo y quiero que mi familia esté junta”, afirmó.
Los desafíos de empezar de cero en otro paísAunque la reunificación de la familia trajo alivio, la mudanza también abrió nuevos desafíos. López, quien nunca antes había vivido fuera de Estados Unidos, reconoció que ahora deben adaptarse a una cultura diferente.
Las principales preocupaciones son encontrar trabajo, ayudar a que los niños aprendan el idioma español y garantizar que los dos pequeños con autismo reciban la atención adecuada en México.
Pese a esas dificultades, la mujer aseguró que hoy se siente aliviada porque la familia está unida otra vez. “Mi corazón ahora está contento”, expresó.