El gobierno de Javier Milei está decidido a alinear las prioridades en materia militar con la política exterior. Así, el ministro de Defensa, Luis Petri, firmó este jueves en Copenhague un memorándum de entendimiento con su par de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, y anunció la apertura de una Agregaduría de Defensa en ese país nórdico.
Se trata de un plan destinado a fortalecer la presencia de la diplomacia militar argentina en el exterior, particularmente en “países amigos”, en medio de la tensión entre Irán e Israel, que divide al mundo y que motivó la intervención de los Estados Unidos y el respaldo del líder libertario.
En la misma línea, el gobierno argentino ya desactivó las agregadurías militares en Venezuela, Cuba y Bolivia, que habían desplegado un fuerte intercambio con los gobiernos locales durante la presidencia de Alberto Fernández.
“Analizamos el escenario geopolítico actual y la necesidad de fortalecer alianzas frente a un mundo cada vez más desafiante”, afirmó Petri, al anticipar su decisión de fortalecer alianzas y potenciar las agregadurías militares y consolidar la presencia internacional de la Argentina.
La Argentina tiene unos 35 agregados de Defensa y de Fuerzas Armadas desplegados en 21 países y en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ese despliegue, que cubre el 20% del centenar de misiones diplomáticas en el mundo, se extiende incluso a China y la India, donde la representación castrense se puso en marcha durante la administración kirchnerista. Hoy la más activa, en sintonía con la política exterior de Milei, es la de Estados Unidos, donde se promueven acuerdos para ejercicios militares combinados, entre otros programas conjuntos.
En abril pasado, el gobierno de Milei recibió la visita del jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, el almirante Alvin Holsey, quien se reunió con autoridades militares y visitó la Base Naval de Ushuaia. Allí se proyecta la construcción de un polo logístico antártico, cuyos alcances y objetivos estratégicos concentran la especial atención del gobierno de Donald Trump.
Destinos en el mundoEn el campo castrense, las agregadurías diplomáticas pueden ser de Defensa o específicas de cada fuerza. Las primeras son rotativas entre militares del Ejército, de la Armada o de la Fuerza Aérea.
Se destina siempre a oficiales superiores, con los grados de coronel, comodoro, capitán de navío, con excepción de las embajadas en China y Estados Unidos, donde se puede asignar la misión a un general. Es frecuente que permanezcan durante dos años.
Según pudo saber La NACION, en los últimos diez años se recortó la cantidad de agregadurías militares, muchas veces por razones presupuestarias. Incluso, fueron cerradas agregadurías militares en Guatemala, Guyana, Japón, Angola y Australia. Había casos en los que se destinaba un representante por cada fuerza y se redujo a uno o dos (Uruguay, Paraguay, Bolivia, España y Perú). Según trascendió, existe una decena de embajadas en las que la misión diplomática militar tendrían que ser relevadas en el segundo semestre.
Entre las agregadurías militares más tradicionales se encuentran las de México, Brasil, Chile, Francia, el Reino Unido e Israel, entre otras. La política de fortalecer las misiones diplomáticas con una mirada estratégica desde la perspectiva militar genera un renovado interés en las Fuerzas Armadas. Se trata, incluso, de destinos que despiertan entusiasmo en las filas castrenses, dado que conllevan la posibilidad del cobro de viáticos y en dólares.
Más allá de ese aliciente, los destinos militares en las embajadas son históricamente un paso casi obligado para los oficiales superiores que posteriormente llegan a conducir las Fuerzas Armadas.
El actual jefe del Estado Mayor Conjunto, brigadier general Xavier Julián Isaac, fue agregado militar en Estados Unidos y en Canadá. El hoy jefe de la Armada, almirante Carlos María Allievi, fue también, entre 2016 y 2018, agregado naval en Washington, delegado ante la Junta Interamericana de Defensa y asesor militar en la Misión Permanente ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
El actual jefe del Ejército, general Carlos Alberto Presti, cumplió misiones de paz en Haití y fue agregado militar en Guatemala, con extensión sobre El Salvador, Honduras y Nicaragua. Y el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Gustavo Jorge Valverde, fue designado agregado de Defensa en España, Marruecos y Países Bajos, entre 2020 y 2021.
El objetivo de fortalecer la presencia militar en las misiones diplomáticas es “dejar atrás el aislamiento y asumir un rol protagónico como garantes de paz”, resumieron cerca de Petri. La apertura de estas agregadurías de Defensa permitirá avanzar “en una mayor apertura al mundo y reforzar la colaboración internacional para capacitar, entrenar, equipar y modernizar a las Fuerzas Armadas”, es el mensaje del ministro, que viajó a Dinamarca con el fin de ultimar detalles para la llegada de los aviones F-16.
Los daneses son considerados socios estratégicos por el sector castrense, luego de la compra de los aviones caza supersónicos F-16, que tendrán un sistema de armas provisto por Estados Unidos y cuyas primeras seis unidades llegarán en diciembre a la Argentina. Una inversión que llevó a un desembolso de 650 millones de dólares. En estas negociaciones los delegados militares suelen cumplir misiones decisivas.