La 205 y la Ruta Nacional número 3 son las vías más directas para adentrarse en el corazón de la provincia de Buenos Aires. Hacia uno y otro lado, los caminos entregan una vista similar en gran parte del trayecto: planicie ininterrumpida, manchones de ganado, montes bajos, y el reflejo de silos y espejos de agua, que son vestigios de las últimas lluvias.
En algunos tramos, los camiones y sus acoplados dictan los tiempos, y escupen balazos de pedregullo y asfalto cuando aceleran para sobrepasarse.
En esa geografía, y sobre una superficie similar a la de Misiones, se despliega la sección electoral de la provincia de Buenos Aires con menor número de votantes, la Séptima, de perfil netamente agroindustrial y ganadero, pero con un centro cementero que, al igual que el campo, hoy late con intermitencia.
Séptima secciónCon qué fuerza política juega cada intendente
FP Somos BA IndependienteEn las elecciones del próximo 7 de septiembre, el territorio renovará los nombres de sus tres bancas en el Senado provincial, que representan a 330.000 habitantes.
Mientras que en la populosa tercera sección hay un senador cada más de 530.000 electores, en la Séptima, con 285.000 electores, hay uno cada 92.000.
Algunas coordenadas mapean la complejidad política de sus ocho municipios. Una capa gruesa de “antikirchnerismo” los atraviesa. Nació en 2008 durante el conflicto por la “125″ y en 2023 le permitió a Milei extraer su mejor cosecha en la provincia cuando se impuso en el balotaje: en la Séptima, fueron 60 puntos para Milei y 40 para Sergio Massa.
Las últimas elecciones también le permitieron al kirchnerismo recuperar el control político de Olavarría -la ciudad más grande y dinámica de la sección, con un gran polo minero y cementero, y más de 120.000 habitantes-; y de Azul, la segunda en tamaño, con 75.000.
El peronismo ya mandaba en Bolívar (37.000 habitantes), a través del massismo, y en los municipios más chicos de Roque Pérez (13.000) y Tapalqué (10.000).
El radicalismo, de presencia discreta pero firme, gobierna en Saladillo, un histórico bastión del partido, de más de 30.000 habitantes, y en General Alvear, de 13.000.
La vida partidaria de la Séptima sección —que se desenvuelve sin los niveles de agresividad que se registran en la escena nacional, y donde los rivales electorales son, en muchos casos, “buena gente”— se completa con la alternancia que marca el pulso en 25 de Mayo, de 35.000 habitantes: en los últimos 20 años, se sucedieron intendentes de la UCR, el PJ, la Coalición Cívica y el GEN.
Toda esa rica flora política corre el riesgo de quedar bajo la aplanadora de la aritmética electoral: una sola fuerza podría quedarse con las tres bancas si supera en soledad el 33% de los votos; el piso elevado que fija el cociente de Hare en esta sección. En ese caso, el ganador se lleva todo. Los libertarios, que encabezan algunas encuestas, se ilusionan.
Si ninguna de las fuerzas alcanza esas alturas, el reparto se realiza sobre un nuevo piso, del 16%.
Nadie, sin embargo, arriesga números y el único pronóstico más o menos certero trata sobre el clima electoral: al igual que en el resto del país, para una parte importante del electorado de la Séptima los asuntos públicos lucen ajenos, al menos en su escala provincial, y se augura una baja participación. “La campaña está difícil”, señalan de uno u otro modo desde distintas terminales políticas.
Sobre esa atmósfera de incertidumbre se asienta una certeza histórica: el comportamiento del votante en Olavarría y Azul, donde se concentra el 60% del padrón, condiciona cualquier resultado.
OlavarríaEsas fueron las ciudades elegidas por el gobernador Axel Kicillof para hacer pie en la sección, la semana pasada, en el marco de una recorrida bonaerense con foco en la obra pública y fuerte tono electoral.
Afirmó que venía a hablar ya no de “ideas”, como en la última campaña, sino de “realidades”, cuando, junto a su ministro de Salud, Nicolás Kreplak, y la titular de la cartera bonaerense de Hábitat, Silvina Batakis, desembarcó en la ciudad del cemento.
“Milei está en contra de Olavarría”, determinó el gobernador, en un escenario bajo, alzando la vista por muy encima del centenar de personas que participaban de un ventoso acto al norte de la ciudad, donde el sindicato de comercio C.E.C.O hizo entrega de más de 50 viviendas.
“Está todo parado. Un desastre para Olavarría, que sufre más el parate de la obra pública”, remarcó el gobernador. “Lo sufre toda la provincia de Buenos Aires, pero lo sufre especialmente Olavarría, porque acá tenemos minería, construcción, tenemos la industria…”, siguió, en alusión a la industria del cemento y la cal.
Sentados en la primera fila lo escuchaba la candidata a senadora provincial del PJ, María Inés Laurini, y también los intendentes kirchneristas de Azul y Olavarría, Nelson Desiderio Sombra y Maximiliano Wesner.
Séptima sección electoralFue una de las cinco actividades que concentró el gobernador aquel mediodía, que no estuvo exento de reclamos: algunos vecinos le pidieron fortalecer la docencia especial en la ciudad mientras que otros cuestionaron la utilización de los recursos para el IOMA, la obra social de la provincia de Buenos Aires.
Antes de seguir camino hacia Azul, sembró guiños con el radicalismo —una “expresión” con la que le “toca discutir” y de la cual valora “no haberse subido a la motosierra”— y lanzó un puñado de advertencias acerca de los “peligros del voto violeta”.
“Si el gobierno observa que tiene un apoyo formidable aún en los lugares donde su política está pegando y golpeando con dureza ¿Cómo va a ver ese voto violeta? Como que hace falta meter más motosierra ¿Dónde? En la cementera, en la obra pública”, describió Kicillof, en alusión al asfalto y la cal, la dolomita y el granito, entre otros materiales y minerales que caracterizan la producción de la ciudad.
La “boleta violeta” en la sección la lidera el subsecretario de legales del Ministerio de Economía nacional, Alejandro Speroni. Es oriundo de Tapalqué, pero nació en la Unión Soviética, hace 65 años, porque su padre, un “intelectual” que coqueteó con el marxismo, cumplía funciones diplomáticas. “No necesito demasiada conceptualización para condenar la planificación de la economía”, asegura.
Detrás suyo, figura la libertaria Celeste Arouxet, y en tercer lugar, el exintendente de Pro en Olavarría Ezequiel Galli.
Saladillo, bastión radicalCuando en 2023 los Posse perdieron la interna de Juntos por el Cambio en San Isidro, Saladillo se convirtió en el único municipio de la provincia de Buenos Aires en ser gobernado por el radicalismo de manera ininterrumpida desde el retorno de la democracia, en 1983. En ese año, el médico Alejandro Armendáriz, referente del radicalismo en la ciudad, se convirtió en gobernador bonaerense.
La ciudad es un bastión del partido centenario que, bajo el ropaje de “Somos Buenos Aires” -la alianza que los nucleó con la Coalición Cívica y peronistas disidentes-, dejó apartadas algunas de sus diferencias y hoy camina bajo la conducción del intendente, José Luis Salomón, que transita su tercer mandato.
En las calles de Saladillo, sin embargo, alrededor de su municipalidad y también de la Plaza 25 de Mayo, la cartelería que se observa pertenece exclusivamente al PJ y enseña a su candidato a primer concejal, el director del Hospital Posadas, Felix Crognale.
Las explicaciones son dos, y complementarias. Una, señala que durante la última semana todavía se ultimaban detalles en el diseño de los carteles radicales; la otra, asegura que fue una búsqueda intencional no bombardear con ráfagas de proselitismo al vecino de Saladillo, poco afecto a esta contienda provincial.
El secretario de desarrollo, Vladimir Wuiovich, asegura que la mayoría de los campos de la zona tienen entre 60 y 150 hectáreas, un parcelamiento que favorece a la dinámica interna.
“Los productores son locales, viven en la zona, y lo que producen, ya sea a través de ganadería o agricultura, queda en la ciudad. Eso se transfiere al movimiento económico dentro del partido. Ya sean mejoras para el propio sector o en incorporación de un equipamiento o cambio de una camioneta o salir a cenar o mejorar la casa”, dice, mientras enseña desde el WhatsApp de su teléfono fotos de los emprendimientos que se pusieron en marcha en el último tiempo.
Detrás de las arboledas desbocadas y la contaminación sonora de las motos, emerge el principal desafío de Saladillo, ajeno a la gestión local.
Está trabado en el Congreso nacional, con media sanción, y consiste en volver a poner en marcha la ampliación de la planta de tratamiento cloacal, a medio hacer; una problemática que emana desde las bocas de tormenta cuando llueve más de lo esperado.
Para acabar el último tramo del proyecto, que tuvo articulación con el BID y quedó trunco tras el cambio de Gobierno por el freno en la obra pública, estiman necesarios cerca de dos millones de dólares.
La lista de Somos es encabezada por Fernando “Carucha” Martini, un exprofesor de educación física que milita en el radicalismo desde los 17 años y se dedica a la venta de maquinaria agrícola junto a su hermano.
TapalquéNada se ubica más en el centro de la provincia que la modesta Tapalqué, conocida por reclamar la autoría de la tortita negra y, desde hace dos años, por su complejo de aguas termales, equipado con hidromasajes y “cuellos de cisne”.
Se convirtió en la gran apuesta por el turismo de un municipio que cuenta con 10.000 habitantes y más de 380.000 cabezas de ganado.
El intendente, Gustavo Cocconi, un peronista devoto de Cristina y Néstor Kirchner, transita su tercer mandato; quizás, el último.
Pese a estar alineado con el gobernador Kicillof en la interna, dice que ya está alejado de las rencillas provinciales, que le generan impotencia, y asegura que su esfuerzo y compromiso están dirigidos a mejorar Tapalqué.
Cuando LA NACION visitó la municipalidad, el miércoles pasado, se llevaba a cabo en el salón del Concejo Deliberante una reunión con más de 30 emprendedores, muchos de los cuales llevaron propuestas para iniciar proyectos complementarios a la actividad de las termas.
Pero la apuesta más ambiciosa, Cocconi la guarda en un cuaderno anillado que saca del primer cajón de su escritorio. Allí figuran los detalles de una inversión para instalar un reconocido hotel y retener en Tapalqué a quienes hoy visitan las termas, pero pasan la noche en Azul u Olavarría.
En la municipalidad están en contacto con algunos potenciales inversores y estiman necesaria una inversión de dos millones de dólares.
En la Séptima también hay lugar para la Frente de Izquierda, que tiene a Daniel Emiliano Marín como primer candidato, y para Potencia, la nueva fuerza provincial que lidera María Eugenia Talerico, la segunda de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) durante el macrismo, que lleva como candidato a Pedro Vignau, un productor agrónomo de Bolívar, con un paso fugaz por el gobierno libertario bajo las órdenes de Fernando Vilella.
Define como “productor” a todo aquel que participe de la rueda que mueve al agro y asegura que la eliminación de las retenciones desataría las fuerzas productivas de la provincia, que podría llegar a duplicar su área agrícola, según un trabajo de AACREA, uno de los tantos informes que cita de memoria.
Su campo, al igual que otros en la zona, fue castigado por la gran cantidad de agua que cayó en los últimos meses. Según un estudio reciente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), los municipios de Bolívar, 25 de Mayo, Saladillo y General Alvear suman alrededor del 40% de las hectáreas inundadas en el centro oeste de la provincia, que son más de 711.000, lo que en las últimas semanas ralentizó la cosecha del maíz, aún en espera.