Cambios en el negocio en el marco de un nuevo contexto económico, caída de la actividad en un 30%, con márgenes reducidos, entre otros factores vinculados a su manejo, llevaron a que Los Grobo Agropecuaria, su controlada Agrofina y Surcos se presentaran hoy en concurso de acreedores. Más allá de las consecuencias para estas empresas de insumos, según los expertos no se aguarda un impacto masivo sobre el mercado del agro. También fue a concurso la láctea SanCor. En su caso, que viene de años de arrastre, se conjugaron no solo decisiones tomadas sobre el negocio, sino otros factores que la afectaron en los últimos años: controles de precios, retenciones y hasta la puja con el gremio lechero Atilra.
Luis Mogni, consultor de gestiones, estrategias y negocios, y socio de Somera, resumió que las expectativas que tenían tanto Surcos como Agrofina, que maneja Los Grobo, era “vender mucho”. Pero los cambios en la situación macroeconómica, la caída de demanda en el mercado de agroquímicos, la devaluación del 2% mensual, las previsiones sobre el tipo de cambio y la baja de precios de los insumos jugaron en la ecuación: no pudieron seguir cumpliendo compromisos contraídos.
A nivel general, el mercado de agroquímicos pasó de US$4300 millones a 2900 millones de dólares el año pasado. Fue no solo tras la sequía sino en un contexto donde las empresas se habían quedado con productos a valores más caros siendo que el mercado luego se desinfló. Las firmas compran con un plazo de 120 días y venden a un plazo de 300, desde el embarque, la formulación del producto y la comercialización del producto.
“Los proveedores en países como China e India no ofrecían los mismos tiempos de pago que en la Argentina, donde los plazos son más extendidos, lo que generó un desajuste financiero. Con créditos más largos, tasas elevadas en ciertos momentos, una posterior caída del financiamiento y una demanda que cambió en 2024, hoy el mercado está 30% menos de lo que estaba en el 2023 y eso provocó una tormenta perfecta”, resumió.
Hoy el fondo Victoria Capital Partners (VCP) tiene el 90% de la propiedad de Los Grobo mientras que Gustavo Grobocopatel y su hermana, Matilde, conservan el 10% restante. VCP, muy activa en toda la región del Cono Sur, ha logrado compromisos de capital millonarios en compañías líderes. Su presidente es Carlos García. El 27 de diciembre último, Los Grobo Agropecuaria anunció ante la CNV el incumplimiento de un pagaré por US$100.000, una suma módica que sorprendió en el mercado. Sin embargo, para muchos detrás de eso estaba la punta de un iceberg que luego se fue mostrando.
Por el otro lado, Surcos, propiedad de la familia Calvo, en diciembre pasado entró en default tras incumplir un pagaré por US$500.000. Después informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) un embargo, por parte de un acreedor financiero, que prácticamente paralizó las operaciones de la compañía: quedó sin acceso a sus cuentas bancarias y líneas de crédito, lo que le impide realizar pagos, cobrar, exportar o importar.
Así, las empresas se encontraron con compras de insumos a precios más altos y créditos a plazos muy largos. Los valores de los insumos cayeron un 35% por ejemplo respecto de 2021.
Para este último ciclo agrícola hubo un cambio en el mix de cultivos con respecto del anterior: se sembraron, por ejemplo, 2,5 millones de hectáreas menos de maíz por temor a la plaga de la chicharrita, de acuerdo con estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario. Esto afectó, según el experto, a algunas empresas por el mix de productos que se están usando. Y se sumaron las perspectivas climáticas complicadas. Las empresas se financiaban con obligaciones negociables en dólares, títulos de deuda emitidos en dólares para financiar sus operaciones.
En ese contexto, Paulina Lescano, analista del mercado de granos, afirmó que no cree que la situación de Los Grobo y Surcos pueda llevar a un problema masivo en el sector. “Por un lado, va a tener más efecto por zonas, donde estaban más estas empresas. Los Grobo más en provincias de Buenos Aires y Entre Ríos. En otros casos como estos, los productores damnificados buscan igual cumplir sus compromisos, a pesar de que a ellos los hayan estafado o incumplido. Sí puede llevar a que haya más control o cuidado al momento de financiar tanto desde los bancos como de empresas cereales o insumeras”, precisó.
El caso SanCorEn el caso de SanCor, los factores que influyeron fueron varios, entre ellos lo que dejó una experiencia con la exportación de leche en polvo a Venezuela, que incumplió pagos, la política de control de precios que hubo con el kirchnerismo, la carga fiscal, entre ellas las retenciones -hoy el sector ya no tiene derechos de exportación- y hasta una pelea con el gremio Atilra.
En 2005, por pedido del cuerpo gerencial, la compañía comenzó a ofrecerse para la venta vía una participación minoritaria en una sociedad. Apareció Adecoagro, que tenía en su momento al magnate George Soros como fuerte inversor. Sin embargo, una vez iniciado el proceso intervinieron Néstor Kirchner y Hugo Chávez. En medio de una situación política, la firma entonces accedió a un préstamo de Venezuela y desistió de la venta a Adecoagro.
Las empresas de este tamaño tercerizan el servicio de reposición en supermercados. El sindicato absorbió ese personal, lo que incrementó significativamente los costos operativos. Con el tiempo, la firma se sobrecargó de empleados y, en consecuencia, sus costos aumentaron: quienes conocen la empresa sostienen que no haberla vendido oportunamente, como sí sucedió con sus competidoras, fue un error que, sumado al rol del sindicato y al contexto macroeconómico de la Argentina, agravó la crisis.
Alejandro Sammartino, director de Infortambo, recordó que en los años 80, cuando SanCor lideraba el sector lácteo junto con Mastellone y Nestlé, la firma llegó a recibir 7 millones de litros de leche, lo que representaba un tercio de la producción nacional. “Es difícil resumir los errores que cometió la cooperativa. Todo lo relacionado con Precios Cuidados la afectó mucho, hubo demasiados desaciertos. Hay causas internas y externas, y también responsables”, señaló.
Hubo cierta complicidad de los gobiernos kirchneristas. Siempre existió la posibilidad de reestructuración, pero las políticas de control de precios y los negocios con Venezuela en la venta de leche en polvo lo impidieron. SanCor llegó a tener 5000 empleados; su plantilla se redujo a unos 800. “Fueron dos largas décadas en las que se comenzó a ver este desenlace, y las ayudas siempre llegaron tarde. El modelo de negocio fue cambiando y el gobierno kirchnerista no le permitió reestructurarse”, resumió.
Sammartino destacó que SanCor fue un pilar de la economía nacional, clave en el desarrollo del sector lácteo y en la formación de precios, contribuyó al progreso de los productores lácteos. No solo SanCor fue víctima, sino también el sector en general, afectado por las políticas de Guillermo Moreno, exsecretario de Comercio, que incluían severas retenciones y cupos a los lácteos. Desde 2017, el sector atravesó una fuerte reestructuración: Mastellone pasó al control de Arcor; Williner, a Savencia; Parmalat cerró; Molfino pasó a manos de Saputo, y Milkaut fue adquirida por Savencia. La única que se mantuvo viva hasta ahora fue SanCor.