De Buenos Aires a Reikiavik: la historia de la argentina que conquistó Islandia con sus alfajores

La historia de Re Argentina Alfajores no empezó con una receta familiar ni con una obsesión por el dulce de leche. Empezó con una necesidad: la de sentirse cerca de casa.

Carla Valvo vivía en Buenos Aires y tenía una carrera sólida en el mundo de la moda. Diseñadora de profesión, trabajó durante una década en Rapsodia y llegó a ser manager de ventas, viajando por distintas partes del mundo. Pero algo le faltaba. Escuchaba con atención a sus clientas, y notaba que muchas pedían camperas de jean con personalidad. Fue ahí cuando decidió lanzarse con su propia marca: Intensa Joy and Art. Le fue bien. Muy bien. Toda su familia se involucró en el proyecto, y ella dejó la marca para la que había trabajado tantos años.

Pero en 2019, cuando la economía empezó a dar señales de alerta y los pagos se postergaban cada vez más, Carla tomó una decisión. Se fue a Italia a tramitar la ciudadanía. La idea era volver, pero el amor —y la vida— la llevaron por otro camino.

Una empanada en Sicilia, un mensaje desde Salta, y el sueño islandés

En Sicilia se produjo el primer contacto con su vocación, hasta entonces oculta, gastronómica. Tal vez buscando inconscientemente una forma de mantenerse apegada a la Argentina, buscó en YouTube recetas de empanadas, y empezó a prepararlas en su cocina para vender en tiendas locales. Fue entonces cuando, a través de Instagram, recibió un mensaje insólito: un salteño, que estaba de vacaciones en Italia pero vivía en Islandia, le compró unas empanadas y le habló sobre la vida en el país nórdico. Los sueldos, el orden, la tranquilidad.

Con su pareja de entonces decidieron probar suerte. Estudiaron inglés, ahorraron lo que pudieron y en octubre de 2019 llegaron a Islandia. Consiguieron trabajo a los dos días, pero al poco tiempo estalló la pandemia y todo se detuvo.

Carla no se quedó quieta. Hizo cursos de acuarela y dibujo botánico, aprendió sobre flores y volvió a volcarse al arte. Fue en ese momento de encierro e introspección que apareció la idea de los alfajores. No como un negocio, sino como un gesto íntimo: cocinar algo que la reconectara con su tierra.

El arte de curar con azúcar y maicena

Durante años probó recetas, moldes, combinaciones. En el medio, se separó. Necesitó tiempo para sanar. Y los alfajores se convirtieron en una forma de procesar todo eso. “Me hacían bien —dice—. Me conectaban con mi país, que durante mucho tiempo no pude visitar.”

El 1° de agosto de 2024, lanzó oficialmente su marca: Re Argentina Alfajores. Armó una canasta con 30 alfajores y fue a una fiesta importante en Reikiavik. Los repartió a cambio de videos y reacciones. Funcionó. A la mañana siguiente, en la cafetería donde trabajaba, vendió 27 de los 30. “No sé qué es, pero lo quiero”, escuchó decir a más de uno. Así empezaba una historia inesperada.

Una cajita, un viaje

Hoy, los alfajores de Carla se venden en más de diez tiendas y cafeterías, y acaban de llegar a las góndolas de HAGKAUP, una de las cadenas de supermercados más grandes de Islandia. También tiene una línea de chocolates artesanales con sabores locales como el regaliz —tan amado en el país— y una estética que no pasa desapercibida: formas de flores, lunas, soles, e incluso mapas de Islandia.

“Como soy diseñadora, y vengo del mundo del arte, lo que vendo no es solo un alfajor: es una experiencia completa. Desde el momento en que abrís la caja, todo tiene una intención”, cuenta. El packaging, el aroma, el color, la textura. Y un detalle más: cada caja lleva la frase “Si vas a Islandia, traé alfajores”, escrita en inglés e islandés. Un guiño que hoy se vuelve realidad: muchas amigas que viajan a Argentina, regresan con el equipaje lleno de Re Alfajores.

El país donde frenan si pasa una fila de patitos

Carla no solo logró fundar una empresa. También abrazó otra forma de vida. En Islandia aprendió a bajar el ritmo, a disfrutar del descanso. “Acá los viernes a la tarde ya nadie contesta mails, y hasta el lunes no se retoma. Las jornadas son de seis horas, y la gente vive sin ansiedad. Fue un gran aprendizaje”, dice.

Supo sortear barreras idiomáticas, culturales y hasta climáticas: los inviernos tienen apenas tres horas de luz. Pero encontró comunidad, afecto y oportunidades. “Conocí argentinos maravillosos, nos juntamos a tomar mate, nos bancamos. Hay algo muy cálido en ese vínculo.”

Lo que se viene

Hoy Re Argentina Alfajores es una microempresa con proyección internacional. Carla ya está trabajando para vender en Noruega y Dinamarca. También planea lanzar su propio dulce de leche bajo la marca Re, producido por una empresa argentina que lo envasa en España.

El sueño mayor: abrir su propio local, mitad cafetería, mitad florería. Un espacio que reúna todo lo que ama: arte, sabor, naturaleza.

“Esto es parte de la historia —dice—. Logré fundar la primera marca de alfajores de Islandia. Y aunque a veces no lo puedo creer, cuando veo mis cajas en una tienda, siento que estoy exactamente donde tengo que estar.”



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/de-buenos-aires-a-reikiavik-la-historia-de-la-argentina-que-conquisto-islandia-con-sus-alfajores-nid08072025/

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