Día del Padre. Por qué cambia el perfil y la edad en la que los varones argentinos deciden tener hijos

“Tengo que contarles algo… voy a ser papá”. Si hoy ese mensaje llega al grupo de WhatsApp de los amigos, lo más probable es que se trate de alguien que está entre los 35 y los 40 años, y que ese sea su primer hijo. Tal como ocurrió con Fernando Suárez, de 38 años, en pareja desde hace 11, que hace dos meses les contó a sus amigos de la secundaria que Dante nacerá en septiembre. Las respuestas no tardaron en llegar: mensajes que iban desde las felicitaciones a los comentarios irónicos sobre la dificultad de seguir jugando a la Play los primeros sábados del mes o de permanecer activo en el grupo de fútbol de los martes. “Mucha felicitación, pero mucha chicana en broma sobre las cosas que iba a perder en esta etapa. Es que del grupo soy el primero en dar una noticia así”, cuenta.

“La verdad, por mucho tiempo no estuvo en nuestros planes, como pareja, el tener hijos. Con Romina nos gusta viajar, somos de salir a comer, los dos seguimos estudiando siempre algo más y bueno nunca llegaba el momento, hasta que llegó”, cuenta Fernando, que trabaja en sistemas y su pareja es docente.

Su caso refleja en gran parte la situación de los hogares argentinos, donde los hijos cada vez llegan a edades más tardías de los padres y las madres y también, como consecuencia, en menor frecuencia. La radiografía de los padres argentinos que hoy festejan su día, indica que tienen un promedio de edad que supera los 45. Y la edad en la que tienen su primer hijo es después de los 34. Hace una década era a fin cerca de los 30 y hace dos décadas, a los 27.

Esto explica cómo la caída de la natalidad que se está registrando a nivel global (en la Argentina implica una baja del 40% en apenas 10 años), tiene sus razones tanto entre las mujeres como entre los hombres. Aunque los varones suelen creer que no están urgidos por el reloj biológico, diferentes estudios y especialistas aseguran que su fertilidad experimenta una enorme caída entre los 40 y los 45 años.

Las razones son muchas: desde la prolongación de la adolescencia y la etapa de formación hasta los 30 años, la desaparición del ideal de familia tradicional como objetivo en la vida, la búsqueda y la priorización de otros estilos de vida que implican viajes, salidas, paseos y que demandan buena parte de los ingresos de una pareja, la caída de los modelos tradicionales de organización de la vida, la inestabilidad laboral y la dificultad de acceder a la vivienda propia son algunas de las explicaciones.

Hoy, según los datos del último censo nacional, de 2022, el 41% de los varones del país son padres: hay en el país 9.096.584. Hace siete años, un estudio del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) indicó que el promedio de edad a la que los hombres tiene el primer hijo era a los 32. Es el último estudio disponible, pero se estima que hoy es de al menos 34.

Retraso de la paternidad

El retraso de la edad de ser padres podría ser aún mayor, ya que hoy, en el 57% de los hogares argentinos no hay chicos menores de 18 años, según un informe que presentó hace un mes el Instituto de la Familia Universidad Austral, sobre datos del Censo 2022 y de la Encuesta Permanente de Hogares 2024. “En nuestro país, especialmente en los centros urbanos, los padres (jefes varones de hogares con niños) tienen en promedio 45 años. El 17,6% de los padres tienen menos de 34. El 54% tiene entre 35 y 49 y 28%, 50 o más. La mayor incidencia de la paternidad ocurre en los estratos socioeconómicos medios. Si observamos los datos de hace cinco años atrás podemos ver un retraso en la edad de la paternidad”, explica Lorena Bolzon, decana del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral.

En 1991,en el 56% de los hogares había menores de 18 años. “La Argentina inició el siglo con una tasa de fecundidad por debajo de la tasa de recambio (1,7 hijos por mujer), pero con el Censo 2022 descendió a 1,4, acumulando una caída de más del 40% de la natalidad en menos de una década”, dice el informe de la Austral.

“Cada vez menos varones deciden ser padres. Y los que deciden ser padres, lo hacen más tarde en su edad vital. Además, tienen menos cantidad de hijos y lo hacen en hogares no nucleares. El hogar tradicional nuclear de papá, mamá, hijos viene cayendo. Hay un dato interesante: aumentó la proporción de hogares monoparentales en general. Los hogares monopaternales liderados solo por un papá pasaron de ser del 2%, algo muy poco frecuente en 1986, al 6% en 2024”, explica Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de Cippec.

“Hay un cambio en las preferencias, en los valores relativos de qué es necesario hacer para tener una vida con la que me sienta conforme, feliz o plena. Hay una caída relativa del peso que tenían los mandatos de la paternidad y de la maternidad, respecto de otras preferencias. Está muy viva la creencia de que puedo tener una vida plena sin tener hijos, y eso es mi decisión para tomar independientemente de lo que piense el resto de la sociedad”, apunta Díaz Langou.

“No hay muchos datos disponibles sobre paternidad. Uno de los últimos disponibles es de prepandemia, 2018, y dice que 32 años es la edad a la que los varones argentinos tienen su primer hijo. Y esto va variando, según el nivel socioeconómico. Para el quintil de menores ingresos, es 29. Mientras que, para el quintil de mayores ingresos, es de 34. Esto tiene que ver con los cambios en el imaginario en cuanto a la realización personal, los deseos, los objetivos en la vida. A diferencia de lo que pasaba antes, hoy, para la nueva generación, la conformación de una familia no está dada como un mandato per se. El interés fue virando a realizaciones personales que no necesariamente contemplan la familia o que quizás retrasan su conformación. Se prioriza el desarrollo profesional y otras cuestiones”, explica Javier Elena, asesor en comunicación de Grow, género y trabajo, una organización que asesora a empresas e instituciones en políticas de género.

“La crisis de paternidad se relaciona con un cambio de valores sociales. Ser padre ya no es algo deseado y ha sido remplazado en muchos casos por la posición social o el tener un cierto estatus económico. Si bien el hombre naturalmente madura más tarde que la mujer, hoy observamos un aumento de la inmadurez personal en los varones, lo que implica una pérdida en la capacidad de planificar su vida familiar futura. Es explícita la dificultad de establecer vínculos y relaciones estables a largo plazo y hallar con quién conformar un proyecto parental”, explica Bolzón.

Tareas de cuidado

Los padres argentinos dicen dedicar a diario unas cuatro horas al cuidado de sus hijos, según la última Encuesta Nacional de Uso del Tiempo. A la vez, siete de cada 10 padres que dedican tiempo al acompañamiento educativo de sus hijos afirmaron disfrutarlo, según un estudio de Voices junto a WIN International y UADE, en 2023. ¿Hay efectivamente un mayor involucramiento? ¿Hay un cambio de paradigma de lo que es la figura, el modelo de padre? ¿Atrás quedó aquel viejo modelo paterno del siglo XX en donde el padre era la figura de autoridad, el proveedor, y que no se involucraba en las tareas de cuidado?

“Por supuesto, eso fue modificándose por múltiples razones, pero para bien. Los padres se involucran mucho más en las tareas de cuidado, pero si uno va a los datos, en la Argentina, la última Encuesta de Uso del Tiempo muestra que las mujeres dedican siete horas y media a las tareas de cuidado y los hombres un poquito menos de cuatro. Entonces, las mujeres casi que duplican hoy el tiempo que dedican a las tareas de cuidado. Sí hay un mayor involucramiento, pero todavía no hay tal corresponsabilidad”, apunta Elena.

“Deberíamos preguntarnos cuáles son las condiciones para cuidar. Hoy, la Ley de Contrato de Trabajo, sigue dando dos días de corridos de licencia a los padres por nacimiento. Es una ley que lo único que contempla es que el padre pueda hacerse cargo de trámites indispensables y volver a cumplir el rol histórico que ha tenido el hombre en la sociedad, que es el de proveedor. Por eso es necesario ampliarla y extenderla a otras instancias que demanden cuidado por parte de un padre. Todavía está naturalizado que ante la enfermedad de un niño, a priori lo que se piensa es en el cuidado de la madre”, agrega Elena.

“Hay algo transversal, respecto de las condiciones en las que se es padre o madre. Tener un hijo en la Argentina implica aumentar las probabilidades de encontrarse en situación de pobreza. Y esto es por una cuestión aritmética, el ingreso se divide entre más personas, pero fundamentalmente porque como sociedad concentramos las peores condiciones en las familias que tienen niños. Esto es porque no socializamos los cuidados como lo hacen otros países, sino que depende casi exclusivamente en los recursos y las posibilidades que tenga cada familia”, apunta Díaz Langou. “Es un dato interesante. Claramente hoy hay menos personas que quieren ser padres o madres, pero no terminamos de entender si eso es una decisión fundamentada en sus valores y sus preferencias, o si es una imposibilidad producto del contexto económico. Entonces, en este contexto donde seguimos concentrando la pobreza en infancia, creemos que es imprescindible trabajar en esa clave y empezar a concentrar mejores condiciones a la hora de tener hijos”, agrega.

La decisión de ser padre

Los hombres sí consideran y evalúan el ser o no ser padres, apunta Bolzon, aunque aclara que es probable que le dediquen menos tiempo a pensarlo en comparación con las mujeres. “La decisión de un hombre de no querer ser padre puede deberse a una variedad de factores, incluyendo preocupaciones sobre el desarrollo profesional, dificultades económicas, y la falta de un instinto. La edad puede ser un factor que apremie a algunos hombres para ser padres, pero, generalmente, experimentan mucha menos presión social en comparación con las mujeres. De hecho, a un hombre que verbaliza no querer ser padre rara vez se le pregunta por sus razones”, describe.

“Incluso, ya habiendo concebido y durante el embarazo, es probable que el varón viva su nuevo rol con más distancia, ya que su cuerpo no experimenta cambios físicos ni hormonales. Esto puede hacer que no tome plena conciencia de ser padre hasta el momento del parto. Muchos hombres describen que ver nacer a su hijo les provocó un impacto emocional muy fuerte, siendo este el momento en que realmente entienden lo que implica la paternidad", agrega la decana del Instituto de Familia de la Austral.

“En la sociedad actual el padre está mucho más presente y se compromete con su rol paterno. En general, el padre de hoy disfruta de compartir tiempo con sus hijos, está dispuesto a vincularse y criarlos mano a mano con su pareja. Es un padre afectuoso y poco acomplejado respecto del viejo mandato de que el cuidar de los hijos es solo tarea de mujeres. Esto es muy importante, ya que el padre es fundamental para el bienestar y desarrollo integral del hijo, aportando seguridad, una perspectiva distinta del amor, y promoviendo la autonomía y la madurez, además de ser una figura clave en la nueva organización familiar. No obstante ello, es cierto que todavía hay mucho por hacer para lograr una mayor integración e involucramiento del hombre en el cuidado y las tareas del hogar”, dice Bolzon.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/dia-del-padre-por-que-cambia-el-perfil-y-la-edad-en-la-que-los-varones-argentinos-deciden-tener-nid15062025/

Comentarios

Comentar artículo