“Hicimos la inversión y arrancamos”: son compañeros de trabajo, producen sin tierra lechuga y rúcula y sumaron un superalimento

CÓRDOBA.- En la zona núcleo del maní en Córdoba, en la ciudad de Hernando, dos ingenieros agrónomos compañeros de trabajo decidieron emprender en hidroponía. Comenzaron hace algo menos de dos años y producen unas 4000 plantas mensuales de lechuga y rúcula en invierno y unas 1000 más en verano. Además, hace poco comenzaron con brotes verdes, considerados superalimentos por su contenido nutritivo.

Nicolás Zampieri, 44 años oriundo de La Cumbre, y Javier Piedri, de 26 años y nacido en Colonia Tirolesa, son los socios de “Hojalá”. Ambos siguen trabajando en asesoramiento técnico de cultivos extensivos, pero decidieron emprender juntos al detectar que ambos tenían interés en un proyecto independiente, más dedicado a lo intensivo.

“Nos interesó trabajar con agua, con cultivos más sustentables -cuenta Zampieri-. En la ciudad había una iniciativa que estaba abandonada de la pandemia y eso nos terminó de dar impulso. En un lote grande, de unos 800 metros cuadrados, de la escuela Montessori había dos invernaderos, uno que había sido trabajado y estaba deteriorado por el abandono y otro armado, pero que debimos reestructurar. Hicimos la inversión y arrancamos”.

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La hidroponía es una técnica de cultivo que no requiere de suelos y que va expandiéndose en el país con pequeños productores, la mayoría de los cuales viene de otros sectores y la adoptan como emprendimiento. Las ventajas que mencionan los especialistas son varias, entre las principales se cuenta el ahorro de hasta 80% de agua y la mayor calidad e inocuidad de los productos.

En “Hojalá” hacen el ciclo completo. Comienzan con la semilla, hacen la germinación, la etapa de maternidad y cría. Una planta de lechuga, por ejemplo, lleva tres meses en invierno y, en verano, entre 45 días a dos meses. En la rúcula el ciclo es más corto. Cultivan todas las variedades de lechuga, rúcula, berro y albahaca.

En el sistema de riego primero le agrega fertilizantes biológicos a los tanques de agua y, con una bomba, llegan a donde están las plantas. Hay un retorno que hace que el agua no absorbida vuelva; se recicla de manera constante.

Hace poco comenzaron a cultivar microgreens, brotes. “Como hacemos el ciclo completo, los incorporamos porque en vez de llevar los perfiles a la plantación van directo al mercado. La demanda, por ahora, está muy concentrada en la cocina gourmet, en el catering, pero tienen alta potencialidad por estar considerados superalimentos”, explica Zampieri.

Señala que todavía están recuperando la inversión inicial. “Como todo emprendimiento, lleva su tiempo. Las inclemencias climáticas a veces rompen el invernadero, hay que tener estabilidad en la provisión eléctrica, todas cosas que requieren atención, pero hay mucho para crecer en el sector”, agrega.

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Precisa que los cultivos hidropónicos de hojas verdes representan algo menos del uno por ciento del total. “La quinta es mayoría. La gente cada vez los acepta más; el que lo prueba, lo vuelve a elegir porque son mucho más limpios, más frescos, duran más y, la gran mayoría, no usa químicos. Se apunta a los fertilizantes biológicos porque también son cultivos que registran menos influencia de patógenos”.

Durante la pandemia nació la Asociación Hidropónica Argentina a partir de la iniciativa de varios de los productores con más trayectoria del país. Ya realizaron dos congresos nacionales, y se encargan de la divulgación técnica, de experiencia e innovación, para fortalecer y potenciar el sector.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/hicimos-la-inversion-y-arrancamos-son-companeros-de-trabajo-producen-sin-tierra-lechuga-y-rucula-y-nid28072025/

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