Según expertos. Las tres causas que agravan las inundaciones en la provincia

Hace tan solo una semana gran parte de la provincia de Buenos Aires registró una de las lluvias más intensas de su historia reciente. Como consecuencia, cuatro personas murieron y una permanece desaparecida. Al momento de la emergencia se calcularon alrededor de 7000 evacuados.

En ciudades como Zárate y Campana se superaron los 400 milímetros, que es mucho más de lo que sumergió a Porto Alegre, en Brasil, el año pasado. Si bien la devastación aún no tiene un cálculo económico, según informó a LA NACION el gobierno de la provincia de Buenos Aires, las imágenes registradas permiten dimensionar las pérdidas. Expertos nacionales e internacionales señalaron que tormentas como las que ocurrieron el fin de semana pasado, intensas y cortas, son parte de la “nueva normalidad” y parece ser que las ciudades y municipios argentinos no están preparadas para afrontarlas.

En realidad nunca se planificó en función de los ríos o de las lluvias a la hora de edificar. Así lo sintetizó Carlos Paoli, miembro de la comisión directiva del Instituto Argentino de Recursos Hídricos (INHR), experto en inundaciones e investigador en la Universidad Nacional del Litoral. “La base del problema es la falta de ordenamiento territorial, sobre todo en las zonas urbanizadas. No se consideran los factores de riesgo y se construye en cualquier lado”, explicó.

Paoli denunció que desde el INHR llevan décadas advirtiendo la necesidad de medidas estructurales -obras hidráulicas- y no estructurales -sistemas de alerta por emergencia, comunicación y educación- para mitigar los efectos de las tormentas intensas, que son cada vez más frecuentes. De hecho, en 1995 publicaron un estudio dirigido al gobierno provincial en el que analizaron la situación en los municipios de Campana y Zárate y recomendaron una serie de obras para evitar que las crecidas del río afectarán zonas habitadas, y también para aliviar el agua acumulada por la lluvia.

Para Paoli, esto no quiere decir que no se hayan ejecutado obras de drenaje y desagüe en estos como en otros municipios de la provincia que la semana pasada fueron golpeados por las inundaciones, pero sí, que hay una falta de infraestructura y que es histórica. Aquí, también se suma otra dimensión, también vinculada a la construcción y a la ausencia de un orden a la hora de ejecutarlas. Y es que la expansión urbana desordenada en toda la provincia provocó que se levantaran edificaciones que, sin contemplarlo, se han convertido en barreras para que el agua escurra a los ríos.

Para él, como para otros expertos consultados por LA NACIÓN, sobre este contexto, vinculado más a la gestión pública, es inevitable que anegaciones como las de la semana pasada o como las que sumergieron a Bahía Blanca unos meses atrás, se repitan. De hecho, según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), se demostraron que los efectos de este fenómeno global son masivos. “Y las obras de infraestructura necesarias para actuar frente a ellos son excesivamente caras, ni los privados ni los Estados estarían dispuestos a pagarlo. Esto no quiere decir que no haya que tomar medidas”, añadió Paoli.

La base del problema

Diego Ríos, investigador de Conicet especializado en inundaciones, planteó que son varias las construcciones, tanto públicas como privadas, que promueven los anegamientos. Lo que hay que entender es que la mayor parte de la provincia de Buenos Aires es casi plana. A estas zonas del país, en hidrología, se las llaman “llanuras de escurrimiento lento”. Cuando llueve, el agua se dirige hacia los ríos, pero lo hace muy lentamente, y cualquier objeto que se interponga en su camino retrasa aún más su agotamiento.

Uno de los primeros objetos que destacó son las obras viales. Tanto los ferrocarriles como las rutas provinciales, que van del sur al norte, están construidas de forma perpendicular a los canales por los que el agua escurre hacia los ríos. “La ruta 9, por ejemplo, en todos sus trayectos ha funcionado como un tapón”, describió el experto. Pero estos obstáculos son solo uno de los ejemplos que Ríos puso sobre la mesa.

Otro, que ha desembocado en un gran número de investigaciones científicas, está vinculado a los barrios privados de la zona norte de la provincia de Buenos Aires. Para su edificación se necesitó una importante modificación del terreno. Esto se debe a que, donde se construyó, antes había humedales, que son ecosistemas que se inundan y drenan constante y naturalmente. “Las desarrolladoras forman terraplenes, dragan los canales naturales para que después se formen estos barrios exclusivos”, explicó Ríos.

Como lo describió, muchos de estos barrios están instalados en las riberas, por lo que en toda población que esté instalada tierra adentro pueden generarse más anegaciones. En particular, los más afectados en esta historia son los barrios populares, también instalados allí de forma desordenada y en zonas inundables, que son más accesibles.

En algunos casos, de forma reactiva, se han ejecutado obras hidráulicas para aliviar estos anegamientos. Ríos explicó que se han invertido millones en obras hidráulicas para paliar los problemas que provienen de lo que ambos expertos definieron como “falta de ordenamiento territorial”.

Pero no solo son faltas las que promueven los anegamientos, sino los cambios en las dinámicas climáticas y la relación con las obras preexistentes. Los canales de alivio y las obras hidráulicas no solo no son suficientes, sino que en algunos casos pueden volverse perjudiciales. Tal es el caso de los terraplenes de contención, es decir, barreras de concreto puestas entre los ríos y las zonas inundables construidas a una altura superior a la crecida de los caudales.

Pero el aumento de las temperaturas globales, en la zona del norte de la provincia de Buenos Aires, se han intensificado las lluvias y esto puede generar que el agua supere aquellas barreras. Ríos aclaró que este fenómeno todavía no ocurrió en la Argentina, pero que lluvias como las que se han visto este año podrían provocarlo.

Las obras que faltan

El año pasado, el gobierno de la provincia de Buenos Aires publicó el Plan de Prevención del Riesgo Hídrico en Ciudades, que contempla el desembolso de 1,5 billones de pesos en obras de infraestructura dedicadas a aliviar, contener, encauzar o evitar el bloqueo de los ríos y afluentes con el único objetivo de mitigar las anegaciones e inundaciones.

Este proyecto, según explicaron desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos provincial, es un plan rector. “Algunas de estas obras venían incluso de administraciones anteriores y otras empezaron este año”, aclararon. En total se proyectan 130 iniciativas de las cuales 14 están terminadas.

Dentro de las zonas más golpeadas por la inundación, LA NACION contó 24 obras que incluyen a las ciudades de Campana, La Matanza, Mercedes, Merlo, Moreno, Quilmes, Salto y San Antonio Areco. Ninguna de estas iniciativas se hará en Zárate, Arrecifes, Rojas, Baradero, Chacabuco o Suipacha, que fueron los distritos fuertemente golpeados por las inundaciones.

De esas 24, solo tres están terminadas con una inversión de 19.570 millones de pesos. La mayoría se encuentran en ejecución: son ocho obras e implican una inversión de 135.735 millones. Las 13 obras restantes se encuentran en distintas etapas del proceso administrativo, pero no comenzaron todavía. Algunas de ellas, según sostuvo el propio gobierno provincial a LA NACION, están frenadas o se ralentizaron por la falta de presupuesto en la obra pública. “Recaudaron casi $175.000 millones entre 2024 y 2025 para el Fondo para Infraestructura Hídrica y solo ejecutaron $13.011 millones, que es el 7,45%. Nación está incumpliendo la ley por no ejecutar este presupuesto”, reclamaron desde el gobierno provincial.

Reunión

Ayer, los intendentes de Campana, Zárate, Arrecife, Salto, Capitán Sarmiento, Mercedes y San Antonio Areco se encontraron con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en una primera reunión para definir fondos de apoyo ante la emergencia.

“La reunión fue muy positiva y lo que se habló fue muy puntual: generar el universo de casos donde la destrucción fue total para poder asistir económicamente y en forma directa, es decir, sin intermediarios a estas familias que han sufrido pérdidas materiales por la inundación”, dijo el intendente de San Antonio Areco, Francisco Ratto.

Tanto Paoli como Ríos plantearon que, a pesar de estas obras y aunque todas se finalicen, con la “nueva normalidad” sobre las tormentas severas, es difícil predecir si serán suficientes para paliar las inundaciones. Ambos advierten sobre la necesidad de afinar los sistemas de alerta temprana. “No tenemos que saber cuánto va a llover. Tenemos que saber dónde va a caer, cuáles son las zonas inundables. Tiene que haber mejor comunicación para que todos sepamos lo básico”, indicó Paoli.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/segun-expertos-las-tres-causas-que-agravan-las-inundaciones-en-la-provincia-nid23052025/

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