Además de describir quién es y sus gustos personales, la profesora Mariana Carvalho, de 44 años, deja claro en sus perfiles de aplicaciones de citas que es madre de Davi, de 12 años, y Théo, de 7. Esta información es fundamental para un futuro emparejamiento porque, aunque comparte la custodia con su exmarido desde hace seis años, la carioca tiene una agenda ocupada y los niños son su prioridad. “Pero cuando empiezo a chatear, me doy cuenta de que mucha gente no se da cuenta de que tengo hijos. En medio de la conversación, el chico desaparece. Es obvio”, lamenta.
“Una vez, cuando la relación con un chico se estaba acercando, él sugirió una cita. Ella estaba en la playa con los chicos y publicó una foto de ellos. Cuando lo vio, no volvió a hablarme. Ojalá los hombres dijeran que no les interesa y no desaparecieran sin más”, agregó.
Tal rechazo, vivido intensamente después de experiencias negativas, llevó a la maestra a terapia. Aunque ahora está más “curtida”, reconoce que la sensación la dejó devastada, con la autoestima por los suelos. “Parece que cuando una mujer se convierte en madre, la encasillan en algo diferente. ¿Acaso no tenemos derecho a tener hijos y a tener relaciones de nuevo?”, se pregunta. A diferencia de ella, su ex marido empezó a salir con ella seis meses después del divorcio, y hoy sigue con la misma mujer. “Hay una mejor comprensión nuestra en aceptar al hombre tal como se presenta, y no ocurre lo contrario”, reflexiona.
El “ghosting materno”, término utilizado para ejemplificar situaciones como las vividas por Mariana, es más común de lo que parece. Según una investigación realizada en 2023 por la aplicación Inner Circle con mil mujeres, el 52% de ellas se quedaron “en el vacío” cuando revelaron que eran madres. El 97% dice que saldría con un padre soltero. “El ghosting, en este contexto, puede interpretarse como una forma de rechazo que ignora las complejidades y desafíos que enfrentan estas mujeres, un reflejo de los estigmas de género y el machismo en la sociedad”, analiza el gerente de marketing de Inner Circle en Brasil, Ramone Gigliotti.
Para la psicoanalista Carol Tilkian, las relaciones implican dinámicas de poder y, en este caso, es la madre “quien toma las decisiones”. “El hecho de que crean que las mujeres necesitan planificar sus citas y determinar las fechas y horas ya es un problema. Los hombres aún tienen dificultades para comprometerse”, afirma. Otro factor visto por Carol en la oficina es la creación de una rivalidad con los hijos de los socios. “Se trata de un complejo de Edipo invertido y de un comportamiento más infantil que el de los niños o adolescentes”, marca.
La sensación de la relacionista pública paulistana Juliana Santos, de 41 años, al utilizar aplicaciones de citas es que no puede elegir. Madre de Siena, de 10 años, lleva seis meses de noviazgo, pero ya vivió innumerables situaciones de “ghosting” en los años que estuvo separada del padre de la niña. “En siete años de soltería, solo tuve dos citas. Cuando supieron que tenía una hija, más de la mitad de los hombres dejaron de hablarme. Veían a la niña como alguien que les robaría la atención”, explica. Ahora, por fin, su pareja actual está más involucrada en la rutina madre e hija, lo que hace que la vida de todas sea más “normal”: “Pero me llevó mucho tiempo encontrar a alguien que no viera a Siena como un problema”.
Además del deseo de facilidad a la hora de buscar pareja, explica la psicóloga Pamela Magalhães, los hombres sólo piensan en cómo pueden cumplir sus expectativas. “Cuánto anhelan atención, que los cuiden. La madre, obviamente, tiene limitaciones de tiempo, y existe la idea de que la mujer necesita atenderlo y estar completamente disponible”, dice la profesional. Por eso, continúa, están estereotipados, como si salir con ellos fuera una misión imposible. “Son estigmas y fantasías artificiales, pero siempre digo que debemos permitírnoslo. Es posible llevarse una grata sorpresa. Después de todo, las madres también tienen deseos, sueños y una vida más allá de la maternidad. Muchas mujeres desean y están dispuestas a organizarse y construir algo juntas con madurez. A veces, el gran amor de tu vida está ahí mismo, tras tus prejuicios”, concluye Pamela.
Por Laís Rissato